Viernes, 29 de Marzo 2024

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Periodismo y literatura: obra magna

La periodista argentina Leila Guerriero habla sobre su perfil del pianista argentino Bruno Gelber

Por: Gerardo Esparza

Leila Guerriero describió el reto que representó escribir un libro fuera de lo común en su bibliografía. EL INFORMADOR / G. Gallo

Leila Guerriero describió el reto que representó escribir un libro fuera de lo común en su bibliografía. EL INFORMADOR / G. Gallo

Es un hombre convertido en mito en la música clásica argentina. Recorrió el mundo y tocó más de cinco mil recitales. Hizo del piano una extensión de su cuerpo y cautivó a decenas de miles de personas. Sin embargo, su nombre no significa mucho más allá del círculo de conocedores de orquestas pese a que es considerado uno de los 100 pianistas más importantes del siglo XX.

La historia de Bruno Leonardo Gelber se hizo accesible y atractiva para los lectores hasta que su nombre apareció en todas las librerías bajo la mirada de orfebre de Leila Guerriero. “Opus Gelber. Retrato de un pianista” se convirtió en una de las obras magnas de una periodista que ha hecho de la literatura su casa.

“Bruno es una persona muy conocida en Argentina, no en América Latina pese a su carrera internacional. En Europa su nombre resonó mucho en los años 80 y 90. Bruno no estaba en mi radar más que como una figura de fondo, como un paisaje muy habitual para los argentinos”, responde Guerriero a la pregunta de cómo llegó a Gelber.

Leila habla sin prisa pero sin pausa. Toma aire para describir el reto que representó escribir un libro fuera de lo común en su bibliografía: un perfil que camina entre el periodismo y la literatura de 336 páginas. “Es el perfil más largo que yo haya hecho nunca, lo cual a la hora de escribir el libro me produjo muchas dudas porque me preguntaba si se podía hacer un perfil y no una biografía tan larga de una persona. Son dudas que como aparecen una las va descartando; yo soy una persona muy segura y confío mucho en mis instintos”.

La periodista argentina dedicó un año para construir el perfil de Gelber, un hombre lleno de excentricidades y matices. El trabajo, que comenzó como algo de menor extensión, engloba entrevistas y lleva de la mano al lector para descubra la vida íntima de un personaje público.

“Hay dos tiempos: el del reporteo me tomó un año exacto, de marzo a marzo. Los últimos tres meses de ese tiempo separé ese tiempo para recogerme y escribir, porque la demanda era muy alta. Nunca me lo confesé mientras lo estaba haciendo porque me parecía un poco abrumadora la idea de pensar que estaba escribiendo un libro sobre Bruno. Pero como todas las cosas, él se dio cuenta mucho antes que yo. Después de las tercera o cuarta entrevista me di cuenta que era absolutamente irreductible a unas páginas de revista y un día estábamos cenando en la casa de Bruno con uno de sus exdiscípulos y él le dijo: ‘ella está escribiendo un libro sobre mí’. Claramente cuando me senté a escribir lo que era un libro”.

Ser narrador y personaje

Leila Guerriero no esquiva la mirada. Escruta mientras responde y juega con sus manos y los anillos que las visten. Se sabe en control y se supo personaje incidental de una historia que ella quería contar. Su figura aparece de forma velada en “Opus Gelber” no sólo como narradora sino como un personaje más, uno importante en la narración.

“Es un libro que me costó mucho porque hubo que decidir una aparición mía muy fuerte y lo otro que me pasó fue que con los otros libros (“Los suicidas del fin del mundo” y “Una historia sencilla”) son asequibles y cortos. Con ese tipo de libros podía tener una visión muy clara y global: me sentaba a trabajar por la mañana y hacia el final ya iba corrigiendo. El punto es tener claro que la historia que importa es la de Bruno, no mi historia. Tuve este criterio básico en el que aparecía yo siempre y cuando eso ayudara a mostrar una faceta de Bruno que no se pudiera mostrar de otra manera”.

El perfil abreva de diversas técnicas narrativas y periodísticas y pone en evidencia los años de trabajo de campo de Guerriero. Describe lugares como novelista y se centra en datos y hechos como periodista. Cruza esos caminos con soltura al narrar el barrio popular donde vive Gelber, quien pese a ello mantiene una casa de aristócrata de la música clásica.

“Hay cosas que te impactan fuerte. El contraste ahí era uno de los varios niveles por los que tenía que pasar la narración. El contraste entre ese mundo de un mercado persa y 12 pisos más arriba, la extravagancia de Bruno. Es una cosa de mirada: cuando vas haciendo reporteo y trabajo de campo tienes que estar abierto para que esas cosas sean parte de lo que mires pero que no sea lo único que mires. Tomo muchas notas pero no tomo decisiones hasta que termino el trabajo de reporteo porque siento que si empiezo a pensar en la arquitectura del libro antes de terminar de reportear quizá me pierda de ver cosas”.

Recopilar seis años de columnas

Este año saldrá al mercado una recopilación de sus columnas escritas para el diario El País. Breve, a diferencia de su libro sobre Bruno Gelber, los textos reúnen seis años de trabajo bajo su propia curaduría.

“El libro se llama ‘Teoría de la gravedad’ y está editado por Libros del Asteroide. Yo me encontré con Luis Solano, quien es el editor, en un café de Madrid y me dijo que le gustaban mucho las columnas y me preguntó si podíamos hacer una recopilación. Me interesaba recopilar los textos que hablan de la condición humana y no las de la coyuntura: el libro debía tener una poética”.

Y advierte que dejó muchos textos fuera pensando en el lector y en la estructura de un libro y no un periódico: “La selección y el orden de las columnas las quise hacer. No quería una colcha de retazos y lo que hice fue lo que imprimí todos los textos, que eran más de 100 y pico, y distribuirlas como en un cuadrado: las miraba desde arriba de una silla: todo un trabajo de orfebre”.

Tapatío

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