Lunes, 09 de Diciembre 2024

Maestra Tere de Zambrano, la que “hace cantar a las piedras”

La señora de 93 años dio clases a personalidades como Alejandro Fernández y reconocidos cantantes de ópera

Por: El Informador

Tere de Zambrano (al centro), rodeada, a la izquierda, por su nieta Michelle y a la derecha, por su hija Adriana. EL INFORMADOR/ C. Zepeda

Tere de Zambrano (al centro), rodeada, a la izquierda, por su nieta Michelle y a la derecha, por su hija Adriana. EL INFORMADOR/ C. Zepeda

¿Estamos mejor o peor que en el pasado? ¿Qué le falta a la ciudad? ¿Cuál es la historia de sus habitantes? Platicamos con tres personajes de Guadalajara que nos responden a estas preguntas.

A sus 93 años, los ojos de la maestra Tere de Zambrano brillan al hablar del cariño que ha recibido de los jaliscienses que disfrutaron de su talento y creaciones. Conocida por ser la primera jalisciense que hizo zarzuela en Guadalajara, y por dar clases a personalidades como Alejandro Fernández y a distintos cantantes de ópera, la señora es pilar de una familia de artistas tapatíos: Adriana Zambrano, su hija, y sus nietas Michelle, Dania y Nazarena Zambrano. Además de que su esposo fue Salvador Zambrano Oregel, miembro fundador y concertino honorario de la Orquesta Filarmónica de Jalisco, quien falleció hace dos años.

Le decían “la maestra que hace cantar a las piedras, porque tuvo muchos alumnos que salieron cantando y andan por todo el mundo”, recuerda Adriana, su hija.

Sentada en la sala de su casa, la maestra Tere cuenta que tenía 23 años cuando empezó a estudiar en la recién creada Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara. Inició con clases de piano, pero la invitaron a la clase de canto. Allí conoció a su esposo. “Él ya tenía tiempo allí, pero me dijo: ‘sin saber que existías, te deseaba. Antes de conocerte, te adiviné, llegaste en el momento en el que te esperaba. No hubo sorpresa alguna cuando te hallé’. Esa es una canción que me dedicó, se llama El Presentimiento. Fuimos muy felices por 65 años”, destaca con alegría.

Entre los trabajos que le dieron más satisfacción resalta la creación y dirección del Taller de Zarzuela “Pepita Embil”, madre de Plácido Domingo, quien acudió a la inauguración del proyecto, y el programa de México Antiguo, un espectáculo que unía canto, baile y actuación, con el que recorrió los principales teatros de Jalisco y de México. “Tenía muchas ganas de hacer algo y me fue muy bien porque aquí en Guadalajara gustaba mucho la zarzuela”.

Otro aspecto importante de su carrera fue cuando le organizó un homenaje a Gabilondo Soler “Cri Cri”, en el Teatro Degollado; el primero que el músico recibió en vida y al que asistió personalmente. “Tuvo mucho éxito, tanto que me pedía que lo volviera a hacer. En México le habían hecho varios homenajes y no había querido ir, por eso fue algo raro que viniera. Nos trató muy bien”, destaca la maestra.

Traen el talento en las venas

La maestra Tere de Zambrano tuvo tres hijas y un hijo. Adriana, una de ellas, recuerda que ella participaba en casi todas las obras de su madre. “Desde chica supe lo que quería, que era salir en la televisión. Eso lo traes en las venas”. Incluso se inscribió a escondidas en un concurso de canto, el cual ganó. Después se casó y se fue a vivir a Manzanillo, donde hizo un programa de radio para niños. Y en Guadalajara participó en otro concurso de canto, en donde volvió a resultar triunfadora.

“Me fui a la Ciudad de México, me ofrecieron varias becas, me jaló Televisa y fue donde empecé mi carrera artística. Estuve cinco años, después me fui a TV Azteca, Telemundo, y TeleMéxico”. Dice que también tiene preparación en ballet y dirección de actuación. “Mi mamá y mi papá nos inculcaron siempre estudiar. Me gusta cantar, pero lo que más me gusta es la televisión, tengo varias series”.

Adriana tuvo tres hijos, de los cuales, Michelle Zambrano fue la que siguió  con la vena artística; de la maestra Tere aprendió diferentes técnicas de canto, y música con su abuelo Salvador Zambrano. Ahora es actriz, bailarina y cantante. “Estoy dando clases de canto con la técnica italiana”.

La joven recuerda que su abuelo le enseñó a trabajar en la consistencia. “Estudiar, prepararse mucho y tener mucha paciencia porque en algún momento, si tu trabajas, te va a llegar el sueño”. También estudió la carrera de Ingeniería de Innovación y Diseño, y creó la marca Michmo.paint.

Sobre su legado artístico, resalta: “a veces no dimensionas con quién vives. He ido a audiciones y me preguntan si soy pariente de la maestra Zambrano. O del maestro Zambrano. Hace poco fui al Abajeño y canté una canción con un mariachi. Y siempre los mariacheros lo conocían. Fue maestro en la Universidad de Guadalajara. Ellos son mi mayor currículum y yo me siento muy orgullosa de tenerlos como abuelos, y a mí mamá como actriz”.

"No hay que perder el sentido de comunidad"

El padre Antonio Gutiérrez Montaño, vocero de la Arquidiócesis de Guadalajara, considera que para que la ciudad sea mejor, necesita no perder el sentido de comunidad, porque cuando nos portamos de forma individualista, buscando cada quién solucionar sus plenas, olvidamos que lo que hacemos incide en la vida de los otros. Para ello, propone que haya más unión entre los creyentes católicos y aportaciones para crear la comunidad. “Empezando por las familias, la sociedad es una familia ampliada”.

Gutiérrez Montaño remarca que anteriormente por las características de la ciudad, en muchos barrios, sobre todos los tradicionales, se hacían comunidades donde todos se conocían y se admiraban. “Compartían diferentes tradiciones de carácter religioso, principalmente para momentos más significativos como Navidad, Semana Santa, Pascua”.

Explica que esto comenzó a cambiar porque muchas personas ya no se identifican con los lugares donde viven, y por consecuencia no se sienten ligados a las parroquias. “Es una diferencia sustancial entre la Guadalajara de hace 50 años y la actual en el aspecto de religión. Desde este punto de vista aunque puede haber las mismas devociones, el modo de vivirla se ha diversificado”.

"Ninguna época ha sido mejor que otra"

A la pregunta ¿estamos mejor o peor que en el pasado?, Jaime Olveda Legaspi, académico del Departamento de Historia del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, explica que las ciudades van creciendo y sus problemas y contextos cambian de acuerdo al contexto internacional. “No es igual la vida tranquila del siglo XVI, a la Guadalajara de 200 años después o a la de ahorita. Siempre han habido problemas, comodidades e incomodidades. Creo que ninguna época ha sido mejor que otra. Todo depende del tiempo en que veamos ese pasado”.

Detalla que la ciudad ha pasado por muchos problemas sociales y urbanos, de acuerdo a la demografía, del número de habitantes y el contexto nacional e internacional. “Ahora nos estamos enfrentando a problemas que no existían hace 50 años, como la inseguridad. Además, hace falta resolver el problema de la contaminación ambiental”.

“Cada 14 de febrero recordamos la fecha en que se refundó Guadalajara, pero hay más cosas, como los grandes cambios, eso sirve para conocernos y fortalecer la identidad”.

CT

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