Viernes, 26 de Abril 2024

Maternidad en aprendizaje

Periodista, editora y madre; Susana Chirinos comparte cómo realiza la labor más importante de su vida: educar a Camila y Tadeo

Por: El Informador

Susana Chirinos, en compañía de sus hijos Camila y Tadeo. Mario Rodríguez Ripoll

Susana Chirinos, en compañía de sus hijos Camila y Tadeo. Mario Rodríguez Ripoll

La maternidad es un camino lleno de aprendizajes y Susana Chirinos ha sabido cómo salir triunfante en esta labor titánica que combina con su trabajo como periodista y editora.

Originaria de Venezuela, Susana llegó a México hace 13 años y aquí comenzó uno de los trayectos más satisfactorios de su vida: ser madre de Camila y Tadeo, a quienes les ofrece un peculiar hogar lleno de amor y detalles cariñosos con los que Susana ha valorado aún más los esfuerzos que su madre le propinó y la prepararían para saber cómo llevar una casa donde la confianza y el diálogo son pilares cada día.

“Es una labor titánica cuando trabajas, porque desgraciadamente estás dejando cosas en el tintero, tienes la sensación de no estar al 100% en ninguno de los dos lados, o puedes descuidar tu trabajo por ser una excelente madre o puedes descuidar a tus hijos y tratar de ser una excelente profesional. Afortunadamente, mi madre que es médico, nunca dejó de trabajar y nunca nos descuidó, ella estaba al pendiente de todo y eso lo aprendí”.

"Yo sabía que quería ser mamá, pero nunca pensé que esta tarea fuera tan trabajosa y que al tiempo le iba a dar tanto la razón a mi mamá”. Susana Chirinos, periodista

Con 32 años de edad, Susana se convirtió en madre de Camila -ahora de 11 años- y Tadeo llegaría seis años después, y desde entonces su recorrido en la maternidad ha transitado por diversas etapas que la han hecho priorizar sus tiempos para formar a dos niños que hoy son su mayor orgullo.

“Esas enseñanzas con mi madre me hicieron entender que no importa lo cansada que estés, ni todas las actividades que tengas, siempre hay que poner a tus hijos primero. Cuando me di cuenta que estaba embarazada, lo primero que pensé es que yo no quería dejar a Camila en una guardería a los 45 días de nacida. Yo sabía que quería seguir trabajando, no solamente porque quería, también lo necesitaba, no podía darme el lujo de no trabajar. Tengo que trabajar hasta que no pueda más y el último día de trabajo comí con mis compañeros y de ahí me fui al hospital”.

Conforme Camila fue creciendo, el matrimonio de Susana tuvo cambios hasta llegar al divorcio, situación que Susana supo cómo manejar con su ex pareja y con sus dos hijos, experiencia que nunca pensó atravesar, pero que con madurez y el entendimiento de sus pequeños ha logrado dar un vuelco positivo para cada uno de ellos.

Afortunadamente fue una decisión de mutuo acuerdo, no hubo guerras, él sigue y quiso participar activamente en la vida de sus hijos, yo nunca dije que no. Nos organizamos para que cada quien tuviera su tiempo y nos coordináramos con nuestros trabajos. Al principio, nuestros hijos estaban como en shock, pero después de año y medio se adaptaron perfecto. Siempre intentamos no pelear frente a ellos, antes de que los niños tuvieran un mal recuerdo tomamos la decisión y no me arrepiento”.

Aprovechando cada uno de los minutos que Susana tiene con sus hijos, las anécdotas que vive con ellos le recuerdan mucho la infancia que ella vivió en su natal Venezuela, y aunque México es un país que se caracteriza por el ambiente familiar, la añoranza de no tener a su madre cerca sigue latente.

Me vine sola a México y fue difícil, tuvieron que pasar 10 años para que pudiera pasar Navidad otra vez con mis padres y eso es muy doloroso, mis hijos tienen muchos tíos y primos postizos con mis amigos, pero esas cosas en tu verdadera familia hacen falta y nos hemos adaptado, pero ese vacío no se llena. Lo que más me ha ayudado es recordar lo que mi madre hacía conmigo, que a pesar de que estaba muy cansada siempre tenía tiempo para mí, yo trato de hacer esas cosas con mis hijos”.

La anécdota

“Mi mamá está viva, pero me ha hecho muchísima falta. Recuerdo una vez que mis hijos se estaban portando muy mal, yo ya estaba cansada de llamarles la atención, me senté en un rincón y me puse a llorar. Camila me preguntó que qué me pasaba, le dije que lo único que quería en ese momento era a mi mamá, ella me miraba extrañada, mis dos hijos me abrazaron y nos quedamos en silencio un ratito”.

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