Más allá del cuadrilátero, la lucha libre mexicana ha sido un campo de batalla simbólico en el que se enfrentan fuerzas del bien y del mal, identidades ocultas y reivindicaciones sociales. Esa dualidad es el eje central de 'Katharsis! Imágenes de la lucha libre en México', la exposición que inaugura este jueves en el Museo de las Artes (MUSA) de la Universidad de Guadalajara, como parte del programa del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) en su edición número 40.La muestra reúne alrededor de cien piezas, entre fotografías provenientes de la Colección y Archivo Fundación Televisa, dos pinturas de Sergio Arau de la Colección MUSA y documentos clave en la memoria visual y cultural del país. Su curaduría estuvo a cargo de Héctor Orozco Velázquez, quien diseñó un recorrido que permite comprender la lucha libre como un fenómeno estético, ritual y social de profunda raíz mexicana."La idea de esta exposición es reflexionar sobre el imaginario de la lucha libre", explicó Orozco Velázquez durante un recorrido a medios. "Imaginario que si bien no se inventó en México, aquí tomó características únicas y una fuerza popular que todas las artes han reconocido en algún momento: la literatura, el teatro, el propio cine, la fotografía, es un medio tan potente que ha tenido relación prácticamente con todas las otras formas de expresión".El título Katharsis! alude no sólo al enfrentamiento físico entre luchadores, sino a la experiencia colectiva que el público vive como parte del espectáculo. Para el curador, ese momento compartido en las gradas es parte central del fenómeno. "La lucha libre es todo el entorno. El público es parte fundamental, se resiste a ser solo espectador. Forma parte del espectáculo, de la interacción; es un momento catártico para las personas que van".La exposición está organizada en varios núcleos temáticos. El primero aborda las raíces rituales del enfrentamiento simbólico entre el bien y el mal, presente en muchas culturas originarias de México. "En todas las comunidades originarias hay este tipo de festividades y fiestas patronales, representaciones donde el bien y el mal tienen lugar, y además siempre disfrazados y enmascarados", dijo Orozco.Uno de los apartados centrales está dedicado a la máscara, objeto cargado de significado en la cultura mexicana. Escritores como Octavio Paz la analizaron como símbolo de identidad, ocultamiento y poder. En la lucha libre, la máscara define al personaje, es parte del mito, del linaje. El espectador no solo observa un combate, sino una alegoría. "La máscara tiene una importancia filosófica, cultural, poética. Es un eje para comprender quiénes somos y cómo nos enfrentamos a los demás", afirmó el curador.También se exploran los oficios vinculados a la fotografía del ring, con imágenes tomadas por profesionales que, como los fotógrafos deportivos, desarrollan habilidades específicas para captar los movimientos, los lances y los gestos dramáticos de los combatientes. La sección dedicada a la figura femenina en la lucha libre subraya su papel resistente. "Durante mucho tiempo se prohibió la lucha de mujeres en la Ciudad de México. Incluso en provincia se llegó a prohibir que fueran luchas estelares, porque se pensaba que eran un mal ejemplo", recordó Orozco. "Pero ellas han demostrado que tienen un jale de público y un alcance similar al de los hombres".La exposición también rinde homenaje a dos de las figuras más icónicas de este universo: El Santo y Blue Demon. Sus proezas no solo se vivieron en el cuadrilátero, sino también en historietas, películas y hasta en los tribunales. Orozco relató una anécdota curiosa. "El Santo ya no quiere hacer su fotohistorieta y José G. Cruz, autor de la publicación, decide continuarla con otro luchador poniéndolo en el papel del Santo. El Santo lo demanda. Hay toda una serie fotográfica de ese encuentro en los juzgados donde además Cruz pide que la contraparte muestre su rostro. El Santo se niega. Consigue un justificante médico diciendo que se rompió la nariz, y cuando se quita la máscara tiene el rostro vendado".Este tipo de relatos, más cercanos a la crónica que a la ficción, son parte del atractivo de Katharsis!, que combina documentos históricos con una mirada crítica sobre cómo la lucha libre ha sido plataforma de discursos sociales, artísticos y políticos.El recorrido cierra con piezas sobre la lucha libre contemporánea, más influenciada por el wrestling estadounidense, y con una instalación titulada 'La sociedad del espectáculo', que retrata los otros oficios que dan vida a las arenas: los vendedores de máscaras, la señora de las tortas, el referee, el corta cabelleras y más.Desde su estreno en 2007 en el George Eastman Museum de Estados Unidos, la muestra ha viajado por ciudades como Los Ángeles, Puebla, Torreón y Monterrey. Su vigencia se mantiene gracias a la potencia de su discurso visual y a su capacidad de convocar tanto a aficionados como a públicos interesados en la cultura popular. La versión que ahora presenta el MUSA fue adaptada por el curador para vincularse con la historia cinematográfica del FICG y con el lenguaje del séptimo arte.El guion museográfico se acompaña de textos elaborados originalmente por Alfonso Morales, y que ahora fueron adaptados por Orozco Velázquez. Como complemento, se proyectarán dos películas clásicas del cine de luchadores: Santo y Blue Demon contra los monstruos y Asesinos de la lucha libre, ambas propiedad de TelevisaUnivisión.Katharsis! estará abierta al público del 6 de junio al 14 de septiembre en la Sala 1, planta baja del MUSA. La entrada es gratuita.MF