Jueves, 28 de Marzo 2024

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La Traviata alegró los corazones tapatíos en el Conjunto Santander

Una de las obras más esperadas de la temporada del MET de New York se pudo disfrutar en transmisión directa en el Conjunto Santander de Artes Escénicas

Por: César Orozco

La soprano Nadine Sierra y el tenor Stephen Costello protagonizan el montaje. TWITTER/ConjSantander

La soprano Nadine Sierra y el tenor Stephen Costello protagonizan el montaje. TWITTER/ConjSantander

“Disfrutemos, fugaz y rápidamente de la alegría del amor”. La Traviata es uno de los estrenos más esperados de la temporada 2022-2023 del MET de New York,y que llega a la ciudad en su transmisión satelital en vivo. Esta versión satisfizo a los amantes del drama.

Es una de las obras más representativas de Giuseppe Verdi y de las infaltables en todos los escenarios del mundo. Es un canto al placer instantáneo, pero también es un duro examen al verdadero amor, libre de prejuicios, el que no termina con la muerte.

La obra está inspirada en la novela La dama de las camelias, de Alexandre Dumas. La camelia es una flor hermosa y delicada, símbolo de la temporalidad de la belleza y también del amor; frugal y que pronto se marchita. 

Se abre el telón y la primera escena está adornada con una enorme camelia, que nos da el claro mensaje de la brevedad de la vida. La atmósfera melancólica en la habitación de la amada, entre la enfermedad y la vida. Así fue la apuesta del productor Michael Mayer.

La escenografía fue espléndida, llena de detalles y matices, que si bien no es naturalista, sí transporta a la época y permite gran movilidad e interacción de los personajes en los distintos escenarios. La cama siempre estuvo al centro, símbolo del placer, del amor cándido y de la enfermedad, transición constante.

La soprano Nadine Sierra dio vida al épico personaje de Violetta, una meretriz que deleita a la alta sociedad con fiestas hedonistas, donde se desbordan las copas, se canta y se baila sin cesar. La obra está ambientada en París del siglo XIX.

La trama inicia cuando se conocen Alfredo –interpretado por el tenor Stephen Costello– y Violetta. La dama se cuestiona acerca del amor legítimo que Alfredo le jura. Violetta afirma que no ha conocido el amor constante de un solo hombre. Ambos inician un romance y deciden vivir en el campo, lejos de la vertiginosa vida de la ciudad.

Al tiempo, el padre de Alfredo desaprueba la relación y convence a Violetta que deje a Alfredo (por cierto, extraordinaria interpretación del barítono Luca Salsi), aduciendo que su relación está acabando con su hijo. La dama decide dejar a Alfredo y regresa a su vida en París.

Los celos transforman a Alfredo en un monstruo. Acude a una de las fiestas y frente a todos los invitados humilla a Violetta; le arroja dinero en compensación por sus servicios de meretriz durante el tiempo que estuvo con él.

El aspaviento es tal que hasta el padre se indigna por la actitud de Alfredo y dice: ¿dónde está mi hijo, porque no lo reconozco? El incidente se resuelve en un duelo entre Alfredo y el Conde, que defiende el honor de Violetta. La escena no se ve, pero se sabe que Alfredo deja la ciudad y queda mal herido.

Violetta cae gravemente enferma de tuberculosis, también ha perdido el sentido de vivir. Además, se ha quedado prácticamente sin dinero. Violetta percibe el espectro de la muerte y en su gran compasión pide a su dama de compañía que done la mitad de su dinero a los pobres. 

El médico revisa a Violetta y le miente para reanimarla, pero la verdad es que le quedan apenas unas cuantas horas de vida. Ella sufre por la enfermedad, pero también por el dolor de perder a su amado y sabe que todo está perdido. Luego recibe la inesperada carta del padre de Alfredo, donde reconoce su error y le informa que su amado sigue vivo tras el duelo y que la visitará.

El intenso final es un diálogo entre los enamorados, se reconcilian y se juran nuevamente el amor. Violetta es inundada por un relámpago de vitalidad, desea vivir, desea tener una vida normal y tranquila junto a su enamorado. Intempestivamente cae muerta.

Casi al final de la función falló considerablemente la conexión satelital con el MET de New York, pues recuerde que es una transmisión en vivo. Los anfitriones del Conjunto Santander mencionaron que las fallas se debieron a situaciones climáticas.

Aún así, brilló el director de la orquesta Danielle Caligari, quien en cada acto saludó a sus concertinos. La música dirigió en todo momento la narración emocional de los personajes y nos transportó a los escenarios parisinos del siglo XIX. Atinados arreglos musicales y excelentes matices de parte de los músicos.

El vestuario fue conceptual y de buen gusto, quizá desentonaron un par de gabardinas fuera de época y se extrañó el juego de sombreros de los caballeros. La iluminación fue creativa y acorde a cada escena. 

Las actuaciones de los protagonistas mantuvieron la tensión dramática. Nadine Sierra capturó los corazones y no los dejó escapar. Mientras que Stephen Costello se ganó el odio y el perdón del público.

Valiosa lección para los amantes del drama, salir y brindar por la vida: “Disfrutemos, fugaz y rápidamente de la alegría del amor”.

Esperamos la siguiente ópera de la temporada

El próximo 10 de diciembre se estrenará Las Horas, del autor estadounidense y ganador del Pulitzer Kevin Puts. La obra también se proyectará en vivo desde el MET de New York y podrá disfrutarla en el Conjunto Santander de Artes Escénicas, en la sala Plácido Domingo. Esté al pendiente

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