Domingo, 28 de Abril 2024

Guillermo Sheridan: "La crónica es un género centauro"

El escritor y periodista ofrecerá una charla en el ITESO como parte de las actividades de Guadalajara Capital Mundial del Libro

Por: El Informador

El escritor y periodista se formó en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. EL UNIVERSAL

El escritor y periodista se formó en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. EL UNIVERSAL

Como parte de las actividades programadas para Guadalajara Capital Mundial del Libro (GCML) se llevará a cabo una charla en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) con la presencia del escritor mexicano Guillermo Sheridan, bajo el título “Crónica: la mirada de un escritor”, la cual se realizará este jueves 16 de febrero a las 18:00 horas, en el ágora de la Biblioteca Dr. Jorge Villalobos Padilla, S.J. de la Universidad Jesuita.

En entrevista con esta casa editorial, el autor de “El dedo de oro” (1996) comparte que vivió en Guadalajara “durante algún tiempo” y, respecto de ese periodo comentó: “Recuerdo bien que, por la mañana, abrías la puerta y ahí estaba el periódico EL INFORMADOR, que para un diario es un nombre genial, porque es sincero”.

Temperatura circundante

Ahora bien, por lo que toca a la crónica como género periodístico hoy día —tema central de su próxima conferencia—, confiesa no saber “prácticamente nada”, establece Sheridan: “Lo que hago, que llamaremos de forma genérica ‘crónica’, es más una especie de periodismo íntimo, un registro de lo que está sucediendo alrededor de uno, un registro de lo inmediato, una medición de la temperatura ambiente. Aunque no todos tenemos la misma idea de lo que mueve esa temperatura”.

Por su nombre, “crónica” alude al tiempo, detalla el escritor, “es una relación de un tiempo particular; y ahí tenemos conflicto, es una relatoría del tiempo y lo que nos rodea. Yo hago esto desde hace muchos años, son pequeños escritos, sin mayores pretensiones pero que aspirarían a tomarle la temperatura al ambiente en que me muevo. Pero no estoy muy enterado si alguien más lo hace, la verdad es que no me entero ni soy demasiado curioso de los periódicos actuales”.

Coincidencias o discordancias

Ahora, algo es claro, explica Sheridan, “cuando hay un problema literario que me interesa, escribo libros, pero muy serios y gravosos; pero, en todo caso, me llama la atención el dislate social, la inverecundia política, la disfuncionalidad de muchas cosas y, en el lado positivo, el asombro ante algo inusitado o hermoso, inesperado. Son motivaciones que dependen casi del talante con el que uno despierte”.

Comenta el también catedrático universitario que ha escrito cientos de crónicas, “si mal no recuerdo hay cinco, seis libros o más que las reúnen; aquí mismo, en Guadalajara (durante una FIL), me dieron el premio Homenaje al Periodismo Cultural, y supongo que eso quiere decir que logré que esas crónicas personales, íntimas, caprichosas, impredecibles, significaran algo para otros, que quizá hallaron en ellas coincidencias o discordancias. Imagino que eso está bien”.

Como un jarrito

Si aceptamos que “crónica” es el nombre que reciben, refiere Sheridan, “yo comencé a escribirlas hace mucho, en el periódico Unomásuno, que dirigía mi amigo Fernando Benítez; después en Vuelta, que dirigía otro amigo, Octavio Paz; luego, en Letras Libres, que dirige mi amigo Enrique Krauze. Así, invocar la amistad en los tres casos es apelar a otro ingrediente de la crónica: la familiaridad, el compartir formas de ver las cosas; la mía es tal vez una manera burlona, desfachatada, un poco agresiva quizá, con un relente de cinismo. No creo que tenga mayor importancia, pero hay quien les encuentra mérito”.

Para el escritor, “la crónica es, desde luego, un género centauro, le cabe absolutamente todo, se puede hablar de todo en todos los tonos y todos los ánimos”; pero en su trayectoria, si esto ha evolucionado o se ha transformado en su estilo, “no es tan importante; creo que desde la primera hasta la última crónica —aunque últimamente escribo sobre política—, los ingredientes son básicamente los mismos. La escritura es una especie de réplica impresa del enorme catálogo de ambiciones y frustraciones que le dan sentido a una persona humana; así que cabe todo, y la crónica es como un jarrito. Quizá ahora escribo con más cuidado, pero eso no tiene importancia, créame”.

CT

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