Sábado, 04 de Mayo 2024

Cumple 20 años el hallazgo de la Caja de Agua de Tlatelolco, reliquia del siglo XVI

A veinte años de ese hallazgo, el arqueólogo Salvador Guilliem describe a este monumento no solo desde su aspecto funcional, sino también desde una perspectiva simbólica

Por: Ricardo Solis

Con una planta rectangular de 9 por 5.20 metros, la caja de agua era alimentada por acueductos provenientes de Tacuba, Azcapotzalco y Chapultepec, a fin de que abrevaran de ella los alumnos y párvulos del Colegio de la Santa Cruz. CORTESÍA / INAH

Con una planta rectangular de 9 por 5.20 metros, la caja de agua era alimentada por acueductos provenientes de Tacuba, Azcapotzalco y Chapultepec, a fin de que abrevaran de ella los alumnos y párvulos del Colegio de la Santa Cruz. CORTESÍA / INAH

Un día como ayer, 11 de julio, pero de 2002, se descubrieron los primeros vestigios de una pila virreinal que abasteció de agua al Imperial Colegio de la Santa Cruz de Santiago Tlatelolco, materiales que fueron recuperados por expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y que probaron ser parte de la Caja de Agua del citado colegio.

En aquella ocasión, el arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo, director del Proyecto Arqueológico Tlatelolco, se hallaba en su oficina después de haber realizado un primer recorrido por el sitio, y refiere que “fue aproximadamente a las 8:40 horas cuando recibí la llamada de uno de los custodios, quien me avisó que se estaban sacando muchos tepalcates de colores en el área suroeste del convento”.

Una obra mestiza

Entonces, según recuerda el investigador, se realizaba una obra moderna e irregular que requirió ser suspendida, pero que hizo posible el proyecto de rescate arqueológico de una de las más destacadas creaciones ingenieriles y artísticas del siglo XVI.

A veinte años de ese hallazgo, y desde el Museo de Sitio Caja de Agua, inaugurado en 2011, Guilliem describe a este monumento no solo desde su aspecto funcional, sino también desde una perspectiva simbólica pues, explica, “lo que puede verse en la caja de agua es el nacimiento del mestizaje. Tlatelolco, de ser un lugar de resistencia, se convierte en un sitio de transformación e, incluso, de creación de nuevos modelos”.

CORTESÍA / INAH

Detalles de la pintura

Con una planta rectangular de 9 por 5.20 metros, la caja de agua era alimentada por acueductos provenientes de Tacuba, Azcapotzalco y Chapultepec, a fin de que abrevaran de ella los alumnos y párvulos del Colegio de la Santa Cruz, así como la clientela del mercado de Tlatelolco, que sobrevivió durante décadas a la Conquista.

Rasgos adicionales de su diseño eran, por ejemplo, una ligera inclinación en su fondo para generar un movimiento continuo y evitar que el agua se estancara y se oxigenara; ello mientras sus dos rebosaderos conservaban un nivel máximo en 62 centímetros de altura. A lo largo de 12 metros cuadrados, las imágenes pintadas en la caja de agua integran más de 11 personajes humanos, 42 animales, entre águilas y jaguares –especies emblemas de Tenochtitlan y Tlatelolco, respectivamente–, garzas, serpientes, simios y elementos religiosos, como querubines y la propia cruz con el monograma INRI, que corona a todo el conjunto.

De acuerdo con el arqueólogo, “el discurso general es de abundancia, se aprecia a los indígenas pescando con sus cañas, a un pez loro y una jimia, que carga a su cría y la alimenta con la biznaga de un árbol. Nos muestra a los indígenas viviendo armónicamente bajo la nueva religión”. Con todo, para Guilliem no deja de ser llamativa la inclusión en ese mundo acuático de una sola criatura mítica prehispánica: el ahuízotl, animal similar a un perro que poseía una mano humana en su cola para atraer y ahogar a sus víctimas en los lagos.

CORTESÍA / INAH

Actividades conmemorativas

En este sentido, para celebrar el vigésimo aniversario del hallazgo, la Dirección de la Zona Arqueológica de Tlatelolco, mediante su página de Facebook, transmitirá el próximo miércoles 27 de julio a las 18:00 horas, en el marco de la Noche de Museos, una entrevista con el arqueólogo Salvador Guilliem, en la que evocará el descubrimiento y describirá las diversas investigaciones y los trabajos de conservación que el instituto ha realizado en la pila.

Además, el personal del lugar y del Museo de Sitio Caja de Agua, organiza de lunes a viernes visitas guiadas en un horario que va de las 8:30 a 14:00 horas. La entrada es libre y los fines de semana se hacen también, aunque con cita previa al teléfono 55 5583-0295. Se pide al público que durante las visitas respeten las indicaciones del personal, por las medidas preventivas por COVID-19 y para no alterar las condiciones de humedad y temperatura de la caja de agua y su pintura mural.

MF

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