Mundial y crimen organizado
La gran amenaza para la organización del Mundial de América del Norte es el crimen organizado. Es, por supuesto, una preocupación para los tres países, pero sin duda para México el reto es mucho mayor, pues es en nuestro país donde los grupos delincuenciales tienen mayor capacidad de fuego. Eso no quiere decir que en Estados Unidos y Canadá no tengan riesgos; cada país tiene sus propias formas de criminalidad. En México o Canadá sería raro que alguien saque un arma de combate en medio de un supermercado o una escuela y dispare a mansalva, como sucede en Estados Unidos. En contrapartida, solo en México el crimen organizado mete un camión lleno de bananas y explosivos a una plaza pública y lo hace estallar.
El Mundial 2026 estará hiper vigilado. De eso no hay duda. La pregunta, en todo caso, es qué va a pasar con el combate al crimen organizado el próximo año. De una u otra manera, el Gobierno mexicano tiene que mandar el mensaje de una especie de tregua durante el Mundial, pues debe asegurarse de que ninguno de los dos grupos con alta capacidad de fuego, el Cártel Nueva Generación y los bandos en pugna del cártel de Sinaloa, aprovechen el Mundial para mandar mensajes o ganar territorios.
No pensemos en un atentado. Será muy complicado acercarse a los estadios o a cualquier selección y hay un trabajo conjunto de los tres países, encabezados por el FBI, para un esquema de seguridad en todas las plazas mundialistas. El riesgo es otro tipo de actos, expresiones de terror o bloqueos carreteros, como los que vimos ayer en Culiacán o los de la Semana Santa pasada en Michoacán, cuando intentaron detener, sin éxito, a uno de los líderes del Cártel Nueva Generación, u otro tipo de acciones violentas que provoquen miedo y mala imagen al país en un momento en que los ojos del mundo estarán, al menos las primeras dos semanas del Mundial, en esta región.
¿Esto obligará a un cambio del Gobierno de Claudia Sheinbaum en la política de combate a los grupos del crimen organizado? Me temo que sí. Lo que hemos avanzado en estos 14 meses en la persecución del crimen organizado se verá afectado. El mensaje no será, por supuesto, directo, sino simple y sencillamente una reducción en la intensidad de las acciones de gobierno e incluso de la presencia del tema en la opinión pública. Este año, el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, fue el miembro del gabinete más visible y protagónico. Ojalá me equivoque, pero me temo que para el primer semestre de 2026 su presencia disminuirá considerablemente, las acciones contra el crimen organizado también y los entendidos entenderán.