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Aventura intermodal a la tapatía

Combino auto y transporte público en algunos de mis traslados para reducir el estrés de conducir. Eso me ha dado numerosas aventuras intermodales. La última ocurrió esta semana.

Tenía que grabar a las 9:00 en Canal 44, en Belenes, Zapopan. Salí de casa a las 8:00 en mi auto rumbo a la estación de Mexicaltzingo de la Línea 1. Dejé estacionado el carro y abordé el tren. 

Sólo debo recorrer tres estaciones y transbordar a la Línea 3 en la estación Ávila Camacho. Luego me bajo hasta la estación Mercado del Mar. Finalmente allí abordo la ruta 634 que me deja frente a los estudios de Canal 44.

Cuando viajo en tren -si no voy en “modo sardina”- puedo revisar correos y noticias. Esta no fue la excepción. 

De pronto, los altavoces anunciaron: “Próxima estación, Washington”. Extraño. La siguiente debía ser Juárez. Dudé si había tomado el tren en sentido contrario. Revisé, asustado, pero iba en el sentido correcto. Esperé a la siguiente estación. 

El altavoz anunció: “Estación Mexicaltzingo”. Al menos iban en la dirección correcta. Supuse que en realidad había abordado el tren una estación antes. Me pareció extraño, pero no imposible. Soy distraído para cualquier cosa que no sea trabajo.

Me extrañó que en Juárez nadie descendió ni subió al vagón cuando siempre es la más saturada. Seguí leyendo. 

El altavoz anunció al fin: “estación Ávila Camacho”. Las puertas se abrieron. El andén me pareció distinto. Salí del vagón, sorprendido, y vi un mercado. Leí los letreros. Estaba en la estación Atemajac, dos estaciones después de mi transbordo en Ávila Camacho. 

¿Cómo fue posible? Los altavoces del vagón estaban desfasados dos estaciones. 

Rápido tomé un tren de regreso y en la estación Ávila Camacho perdí un vagón porque iban saturados. La 634 tardó una eternidad y al subir se me acabó el saldo de mi tarjeta. Tuve que bajarme y tomar Mi Bici Pública. 

Llegué tarde a grabar. Parece anecdótico, incluso si dejamos de lado mi distracción, pero les aseguro que hay un problema sistemático de adversidades para el usuario del transporte público. 

Me ha tocado que las máquinas de prepago no sirven; los vagones van saturados en horas de alta demanda; las escaleras eléctricas siempre están descompuestas; los autos invaden las ciclovías; las frecuencias del camión son un volado, etc.

Todo lo he documentado en mis redes (@jnlomeli) con videos titulados Viaje intermodal a la tapatía I,II,II y IV. Su alcance e interacción me ha sorprendido. Muchos usuarios expresan su inconformidad y exigen un mejor transporte público. 

La última encuesta del Imeplan sobre la calidad del transporte público en el AMG indicó que la ciudadanía calificó el servicio con 8.1 sobre 10. La evaluación considera confort, cercanía, disponibilidad, frecuencia de paso, conectividad, ventilación, indicaciones con voz, calidad de estaciones, paradas y conducción, entre otras. 

Quienes usan el transporte público saben que esa calificación está desfasada varios dígitos igual que los altavoces de la Línea 1.

jonathan.lomeli@informador.com.mx
 

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