Ideas

Teuchitlán, escalada en la inflexión

Si el martes pasado el caso del Rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán, entró a un momento crítico con el contradictorio informe que rindió Alejandro Gertz Manero, titular de la Fiscalía General de República (FGR), ese punto de inflexión escaló con la detención el sábado del alcalde José Ascención Murguía Santiago.

Lo primero que habrá que ver es por qué cargos la FGR realizó esta aprehensión y si están debidamente acreditados, y se despejen las suspicacias de quienes, desde el primer momento, cuestionaron que el presidente municipal era un simple chivo expiatorio, para ir buscando darle carpetazo al asunto.

Debe quedar claro, pues, cuál fue la relación del primer edil con el Rancho Izaguirre y sus operadores, que en septiembre pasado se conoció como un centro de adiestramiento criminal, y todo el mes de marzo se tornó en el imaginario colectivo en un campo de exterminio por los más de mil 800 indicios, entre mochilas, ropa y zapatos, que halló ahí el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco.

Hasta este fin de semana, la captura de Murguía Santiago, quien fue reelecto como alcalde en las elecciones de junio del año pasado postulado por el partido Movimiento Ciudadano, y había gobernado Teuchitlán por primera vez en el trienio 2012-2015, no aparecía en el Registro Nacional de Detenciones (RND) de la Secretaría de Seguridad Pública federal.

Habrá que ver también si esta detención contribuye o no a mantener la comunicación entre el Gobierno federal y el estatal con los colectivos antidesapariciones y de madres buscadoras, luego de todas las diferencias que surgieron la semana pasada por considerar que Gertz Manero le mentía a la Presidenta Claudia Sheinbaum con el contenido del informe, en el que negó que en septiembre que se capturaron a 10 individuos que tenían a un hombre muerto y a otro privado de su libertad, y que no había en ese predio de La Estanzuela las pertenencias personales que denunció el colectivo Guerreros Unidos los primeros días de marzo.

Además, como lo apunté aquí la semana pasada, en su afán de cancelar la posibilidad de que se trataba de un campo de exterminio, que igual no lo fue por no contar con hornos crematorios, Gertz señaló que sólo había indicios de “fogatas”, y que aún no se tenían pruebas para afirmar que se encontraron restos humanos, lo que contradice la versión de la Fiscalía de Jalisco, que en un boletín oficial emitido el 12 de marzo informa que hallaron “seis lotes óseos en cuatro espacios en el predio”.

Así pues, en espera de lo que declare el alcalde detenido, quedan aún muchas incógnitas qué despejar en el caso del Rancho Izaguirre, entre ellas el deslinde de responsabilidades por todas las omisiones en que incurrieron en la Fiscalía estatal en la pasada administración de Enrique Alfaro, que enlistó el propio Gertz Manero, y que la semana pasada yo no mencionó.

Temas

Sigue navegando