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Teocaltiche, pueblo en resistencia

La peor atrocidad para Teocaltiche es el tiempo: ocho años de tiroteos, masacres, desapariciones, asesinatos, extorsiones, abusos policiales, despojos, intimidación, robos y desplazamiento forzado.

La desaparición de ocho policías municipales y el hallazgo de 12 bolsas con restos humanos —correspondientes quizás a algunos de ellos— es sólo el último nudo criminal.

Teocaltiche es un bastión histórico del cártel de Sinaloa —la descendencia de un aliado de “El Chapo” mantiene el control—. Eso generó una pugna con el cártel local. En medio quedaron los 40 mil pobladores.

El punto de quiebre ocurrió hace ocho años, en 2017, tras un tiroteo en la cabecera municipal. Desde entonces, la Policía de Teocaltiche ha sido intervenida tres veces por el Gobierno de Jalisco (los años 2017, 2020 y 2023).

En esos tres episodios detuvieron a uniformados con un arsenal ilegal, con órdenes de arresto o antecedentes penales y los procesaron por desaparición forzada y colusión criminal.

El Gobierno estatal anunció, otra vez, por cuarta ocasión, una intervención a la Policía de Teocaltiche.

De 2019 a la fecha en Teocaltiche desaparecieron 57 personas: 45 hombres y 12 mujeres.

En mayo de 2021, alrededor de 700 pobladores, según documentó la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco, sufrieron desplazamiento forzado al huir de la violencia.

Las crónicas sobre el pueblo se concentran en el relato bélico, pero poco hay de la resistencia de sus habitantes.

Una pobladora lo atestigua así: “Nos mandan seguridad, pero no sabemos si realmente tenemos que confiar en ellos o en quién confiar”.

El pueblo ha resistido por ocho años. Tienen miedo, pero lo viven con coraje. Un poblador me dijo: “Cuando ocurre un delito, no hay a quién decirle”.

Los moradores han aguantado intimidación, saqueo de sus viviendas, robo de animales y cultivos; extorsión, cobro de derecho de piso, asesinatos, bloqueos, coches bomba, desapariciones, desplazamiento forzado, despojo de tierras, reclutamiento forzado y tiroteos.

Desconfían de los municipales; los ligan al cártel del Norte. Desconfían de la Policía estatal; la ligan al cártel local.

Piden la presencia del Ejército y la intervención de la Federación.

Los únicos que han hecho algo por su pueblo estos ocho años son los niños, niñas, mujeres, hombres y familias que intentan continuar con su vida normal.

Al pueblo de Teocaltiche, cuya resistencia está basada en el arraigo, el amor y la esperanza, todo el reconocimiento. Que los últimos hechos sirvan para que, sin politiquerías, sin repetir recetas fallidas, el Estado salve por fin a Teocaltiche.

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