Ideas

Se transmite optimismo, pero...

El miércoles pasado el Canciller mexicano Juan Ramón de la Fuente y el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio sostuvieron una conferencia telefónica. De acuerdo con la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, ambos funcionarios “reafirmaron su compromiso mutuo de trabajar de manera conjunta para desmantelar las organizaciones delictivas y terroristas transnacionales que envenenan  sus comunidades, amenazan la soberanía de México y matan a nuestros ciudadanos”. Mientras que el comunicado de Relación es Exteriores “destaca” que “México y Estados Unidos desarrollan su relación bilateral con base en la coordinación y la cooperación, bajo el principio inquebrantable del respeto irrestricto a la soberanía”. Fue lo único que dijeron, en base a frases armadas,  acartonadas y de cajón; en concreto, ninguna de las dos partes nos dice con detalle para que se comunicaron.

Cuando estamos en medio de acusaciones del Departamento del Tesoro en contra de instituciones financieras mexicanas acusadas de lavado de dinero para los grupos delincuenciales, de una “disputa” comercial y arancelaria desde la Casa Blanca, del despliegue de militares en varios sectores de la frontera estadounidense y que estamos en el inicio de procesos judiciales en contra de “terroristas” -narcotraficantes-  que se declaran culpables para acogerse a programa de testigos protegidos y con la certeza que dirán seguramente todo lo que saben de “quien es quien” y de quienes en las esferas gubernamentales en México pudieran estar involucrados en el “negocio”, ¿usted cree que De la Fuente y Rubio se llamaron para “reafirmar compromisos” y desarrollar “su relación bilateral”? Por supuesto que no.

Ya se comprobó -por ejemplo- con la acusación en contra de las instituciones financieras que la situación era del conocimiento de las autoridades mexicanas -advertidos por los mismos estadounidenses- y no se había dicho nada. Y cuando se pidieron pruebas y a pesar de éstas no se recibieron, la hacienda pública intervino a los bancos y a la casa de bolsa, demostrándose que había suficientes irregularidades para actuar.

Por supuesto que hay un doble discurso desde Palacio Nacional sobre la realidad en la comunicación y relación con Washington. Desde aquí hablamos de “soberanía” y exigimos “pruebas” de cualquier acusación, pero la verdad es que la “conversación” entre México y Estados Unidos debe ser muy intensa, llena de presiones -y posiblemente hasta amenazas-, en una agenda llena de temas candentes, pero eso no se transmite a la ciudadanía, donde muchos solo se quedan con la imagen de la presidenta de “cabeza fría”, pero sin imaginarse que detrás del optimismo que se “transmite” en la conferencia de la mañanera y en los comunicados hay una guerra que nos está poniendo “contra la pared”.

Usted, ¿qué opina?

Temas

Sigue navegando