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En reiteradas ocasiones se ha mencionado la composición del ADN del futbol mexicano. El mando único que rige a la FMF, desde hace muchos años, tiene establecido como objetivo prioritario la generación de recursos, teniendo un éxito innegable en esta encomienda. Para ello es fundamental calificar al mundial, que en la Concacaf, la norma debe ser que logre, una vez conseguida la meta, lo que se haga o deje hacer en la Copa del Mundo es otro rollo.
En el proceso, las arcas de la FMF no tienen punto de reposo, porque el modelo de negocio, ha sido muy bien planeado y espléndidamente ejecutado aprovechado el mercado que hay de este y del otro lado de la frontera norte; esto ha permitido que mercadológicamente el Tri sea un producto atractivo para patrocinadores y anunciantes.

Otro de los puntales fundamentales de la estructura de nuestro balompié es un buen producto de consumo interno, es decir: la Liga MX, la Copa MX, en este rubro el éxito también es palpable. Porque no importa que si el nivel del torneo en turno es bueno o malo, es entretenido.

Los aficionados se apasionan, asisten a los estadios o ven los partidos por televisión, a veces por sistemas de pago, compran camisetas, consumen información por medio de los diarios, páginas de internet, redes sociales, radio, televisión etc. vísperas de un mundial la compra de viajes a la sede mundialista tiene un auge notorio, es toda una industria. Hasta aquí está todo bien.

El pero es que los objetivos económicos van por una vereda distinta a los objetivos deportivos, que son secundarios, algo que al aficionado le cuesta trabajo entender, porque no unen el éxito comercial con el deportivo. La planeación no se hace con el mismo esmero y la ejecución no es la óptima.

Esta semana, por ejemplo, se coleccionó otro rotundo fracaso, ahora en el Mundial Sub-17 de la India. A México se le considera potencia en esta categoría por haber logrado dos títulos mundiales. El objetivo trazado por la Comisión de Selecciones era llegar a la final, pero el representativo dirigido por Mario Arteaga regresó sin haber ganado un solo partido, fue eliminado en Octavos de Final, ronda a la que calificó como uno de los terceros lugares.

El fracaso paso de noche, acaso porque el Clásico Nacional acaparó los reflectores, o porque la “Feria del Penal” que en Querétaro montó Erick Yair Miranda encendió la polémica, o porque los directivos atendían la presentación del reloj oficial de la Selección mexicana, elaborado por una prestigiada marca suiza de relojes de lujo, pero nadie se pronunció al respecto, consecuencias como siempre; ninguna.

Para fortuna de los dirigentes ningún “impertinente” les arruinó la noche cuestionándolos sobre si el estrago en el Tri la Sub-17 puede ser una de las primeras consecuencias de la regla 11-8 hoy 9-9.

Claro que, si los resultados hubieran sido positivos, la lluvia de elogios y autoelogios habría sido copiosa.

Además en redes sociales se filtró una fotografía de Chuy Corona con la presunta nueva playera del Tri. La maquinaria está bien aceitada y por ende nada cambia y difícilmente cambiará.

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