“Quien salva a su Patria no viola ninguna ley”
Por supuesto que no se trata en este espacio de hablar de historia, pero sí de dar referencia a la frase que un personaje -como lo fue Napoleón Bonaparte (1769/1821)- supuestamente dijo: “Quien salva a su Patria no viola ninguna ley”. Quien fuera emperador de Francia -durante 10 años a partir de 1804- y quien estableció el mayor imperio continental en Europa, además de causar una revolución en la redefinición de la guerra, la política y las leyes, hoy aparentemente tiene un “imitador”, que no radica en el viejo continente, pero sí en Washington D.C., que fue elegido presidente de Estados Unidos el pasado 5 de noviembre, que tomó posesión apenas el 20 de enero y que responde al nombre de Donald Trump.
El sábado pasado -a las 9:53 de la mañana- Trump público en su red Truth Social: “Quien salva a su Patria no viola ninguna ley”, sin dar ningún motivo o antecedente que diera pie a la frase, pero posiblemente sí consciente de que muchas de las decisiones que ha tomado en estos sus primeros 30 días de su segunda administración en la Casa Blanca han puesto a prueba los límites legales y constitucionales en muchos sentidos.
La Oficina Oval, que es el despacho formal del presidente en la Casa Blanca, donde tradicionalmente se reúne en privado con presidentes, jefes de estado, primeros ministros, dignatarios y en donde se toman a veces las decisiones más importantes del mundo, hoy Trump la ha convertido prácticamente en un “tianguis” -con el respeto que merecen nuestros populares mercados públicos al aire libre o ambulantes-, donde todos los días -por lo menos hasta ahora-, así como recibe al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y al rey Abdullah II de Jordania, también lo usa como salón de prensa -abarrotada de cámaras, micrófonos y periodistas- para firmar sus innumerables órdenes ejecutivas y dar sus prolongadas “conferencias” llenas de justificaciones a sus decisiones “para salvar a la Patria”, y hasta se la “presta” a su “nuevo socio político” Elon Musk -designado como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE)- para que hable de sus planes y proyectos -con su hijo correteando alrededor- que están provocando desempleo federal y una gran controversia.
Envuelto en la bandera de la frase atribuida a Napoleon Bonaparte, el presidente Trump ha regresado a la Casa Blanca de una manera más agresiva, amparado en la inmunidad del puesto, pero con la estela que lo persigue desde hace muchos años provocada por sus acciones de prepotencia y “violador” de la ley, pero protegido por la posición, desde donde pregona que “Quien salva a su Patria no viola ninguna ley”, causando controversia, división en Estados Unidos e inestabilidad mundial, como sucedió la semana pasada con su “intención” de lograr la paz entre Ucrania y Rusia, sin tomar en cuenta a los invadidos, o cómo arremetió en contra de sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) -a través del vicepresidente J.D. Vance en su discurso en Munich, Alemania- donde atacó a las democracias: “Lo que me preocupa es la amenaza desde dentro, el retroceso de Europa de algunos de sus valores fundamentales, valores compartidos por los Estados Unidos de América”.
Usted, ¿qué opina?