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Pura llamarada de petate

Quizá, el triunfo de la semana pasada ante Toluca no fue sino cosa del destino, para que jugadores y aficionados del Atlas sintieran un aligeramiento en medio de amargas semanas. Y es que el viernes, sin que el resultado haya sorprendido a nadie, los Zorros confirmaron por qué son el peor equipo del torneo -aunque sus dirigentes digan lo contrario- y que lo ocurrido ante Diablos no fue sino un mero parpadeo de ojos y no que se haya resucitado. En su visita al TSM Corona, casa de los de la Laguna, salieron con una goleada en contra tras caer por 3-1.

Bueno, al menos ya meten gol.

Los Zorros se han empeñado a construir en el fondo de la tabla general su madriguera, son semanas en las que no despegan del sótano. Por su parte, los Santos fueron líderes por un día, dieron cátedra de lo que es participar en el torneo de la Liga MX, y dieron cuenta de la ambición que se tiene no sólo de ganar, sino de justificarse como un equipo de futbol con aspiraciones siempre de estar en los primeros planos, y ser el mejor con un proyecto que no se tambalea, pese a la salida de tres de sus jugadores más importantes y un técnico que los hizo campeones sin tantos reflectores. Los otros... mejor no decir ya nada, semana a semana es lo mismo, y sólo se pide paciencia. Como si eso faltara desde hace 67 años.

Los jugadores rojinegros, como su fiel aficionado, sabían que el rival era complicado; pero el torneo pasado y en condiciones similares, el enfrentamiento de la Fecha 13 significó el despertar. Los jóvenes que tuvieron oportunidad de jugar por permiso del ex estratega Gerardo Espinoza dieron la cara por un equipo que ya contempla sólo a unos cuantos. En esta ocasión, sin tener una columna, un soporte en el campo, sin liderazgo claro y aparentemente sin idea, cada uno corrió, sudó y llegó, pero las fallas a la defensiva, así como la nula contundencia al frente, los hizo ser víctimas de sus propios errores, de sus desconcentraciones y el resultado fue un poco más de lo mismo.

Se perdió, se mantuvo en el abismo, y el fiel aficionado creyó que quizá el triunfo de la semana pasada fue sólo una llamarada de petate.

Y para colmo, Santos volvió a imponerse en un recinto donde Atlas había sido amo y señor durante los últimos cinco años. Una nueva marca negativa más al bolso, y para poner el punto final, ocurre que exactamente el triunfo de hace un año en la cancha del Corona fue el último para unos Zorros que desde entonces no saben ganar en condición de visitante.

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