Ponchados Edgar y ProBeis
Desde que inició la actual administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador, se sabía que dada su afición clara y manifiesta por el beisbol, habría beneficios para esta disciplina y se podría generar algún esquema para impulsar el deporte en lo general con el fortalecimiento de la CONADE, pero siempre preponderando el beisbol, y fue así en un principio, cuando se dio la creación de la polémica oficina denominada ProBeis, que dependía directamente del Presidente, y dispuso de un gran presupuesto y de todas las facilidades para su operación. Sin embargo, a casi cuatro años de distancia se debe reconocer que ha concluido como un proyecto fallido del actual régimen, en detrimento de niños y jóvenes y del propio beisbol.
La Oficina de la Presidencia de la República para la Promoción y Desarrollo del Beisbol (ProBeis), no dependía de la Conade ni de la Secretaría de Educación Pública como un esquema educativo ligado a las entidades responsables de la planeación, programación y operación de las políticas públicas en materia educativa o de fomento deportivo con una situación que marcaba que tendría un presupuesto como lo tuvo, para crear academias para fomentar el beisbol en zonas con posibilidades de desarrollar peloteros que pudieran incursionar en el beisbol profesional.
Y se nombró para esta actividad a un ex pelotero de Grandes Ligas, no de los que han sido detentatarios de la mayor relevancia, sino un jugador de cuadro, Edgar González Sabin, hermano mayor de la dinastía González Sabin, de la cual es integrante “El Titán”, me refiero a Adrián.
Edgar González se convirtió en el zar del beisbol profesional mexicano y del beisbol amateur, el controlador de la Federación Mexicana de Beisbol, el gran influyente en las decisiones importantes como la integración de los equipos para competir en justas internacionales como los Juegos Olímpicos; recordando aquella epopeya en la que intervino de alguna manera especial para que fuera destituido el mánager Juan Gabriel Castro, -quien tuvo gran mérito en que por primera vez el beisbol de México fuera incluido en el hexagonal de la justa mundialista-, después de haber hecho la hazaña de lograr el boleto para la Olimpiada de Japón.
Edgar González fue factor propiciando el descontrol y el complejo esquema de conflicto entre la CONADE, la SEP, la FMB y las Ligas. Lo cierto es que desde hace mucho no se sabe qué pasó con él. Algo sucedió, algún exceso, quizá algún mal manejo financiero en obras que fueron dirigidas con opacidad y/o corrupción como señalan algunas versiones; el caso es que de buenas a primeras desapareció Edgar, -siendo que se dijo que sería cónsul y después que sería el director general de los nuevos bachilleratos tecnológicos-, y desapareció también ProBeis para resurgir en una Dirección general de bachilleratos tecnológicos con especialidad en deporte de los cuales hay seis enfrentando problemas diversos desde instalaciones deficientes, ausencia de protocolos de servicios, atención y seguridad, falta de equipos, de uniformes, y hasta de agua.
La realidad es que ProBeis se salió de su original espíritu de crear academias, de fomentar el deporte en el ámbito infantil y juvenil, y de generar peloteros para llevarlos a Grandes Ligas.
Y si bien AMLO tuvo la buena intención de impulsar el deporte rey, no logró su propósito y tenemos que hablar de que todo quedó en un proyecto fracasado de la presidencia.
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