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“¡Oh, mi señor, cuidado con los celos!”

Con la novedad de que, como siempre, los malosos han buscado criticar a nuestra amada Presidenta y comandanta (con A de mujer), y sus partidarios a defenderla de que estuvo bien; el suscrito, como dice una cosa dice otra, y debo externar que hay que analizar desapasionadamente lo hecho por ella.

Le dieron el Premio Nobel de la Paz a una chica sudamericana que yo no conozco, pero alguien, con toda la mala fe del mundo, le preguntó a nuestra primera dama qué opinaba acerca de ese premio, y Claudita hizo un mohín y contestó que no contestaba, ante lo cual dijeron que era una corajuda intratable. Otros dijeron que la premiada era una maravilla, y aquí hay que analizar que origen es destino, y no tomaron en cuenta que nuestra mandataria -qué digo yo, nuestra querida mandataria (con A de mujer)- viene de los países europeos; entonces reacciona como europea, porque usted estará de acuerdo conmigo en que a los mexicanos no nos enseñaron a decir que no, y hay miles de ejemplos de eso: a Moctezuma no le preguntaron si se dejaba matar o no, simplemente se hizo tarugo. Y eso se lo puede usted preguntar a sus parientes apellidados de esa manera, y debe haber muchos por ahí, porque el emperador azteca de dicho nombre era muy birrión y tenía esposas por donde quiera. En cambio, Cuauhtémoc dijo que no y le quemaron los pedales, y si no, pueden ustedes preguntarle a un descendiente que es diputado y era gobernador.

Pero no nos distraigamos: lo que dijo la Presidenta fue una manera europea de rechazar el nombramiento. Pero, ¿por qué se rechaza un nombramiento ajeno? En primer término, porque se le tiene envidia, lo que no creo que sea el caso, dado que la funcionaria tiene un 100% de apoyo popular, 95% por su belleza y 13% por elecciones del Poder Judicial, y una gente con tanto mérito no puede ser envidiosa. Lo cierto es que Claudita es amiga de los del otro Laredo, y pues no quiere que se haga bolas el engrudo.

Por si fuera poco, en el caso de los peruanos, tampoco le gustó mucho lo que hicieron, porque la Presidenta y sus huestes tienen su apoyo a otro presidente que está en el bote, y a nadie le gusta que ninguneen a sus amigos.

Otro factor que es importantísimo en este caso del Premio Nobel es que a lo mejor ella esperaba el premio para sí, o para el Dr. Simi o, lo que es más probable, para el presidente Trump, con quien tiene coqueteos, y el que ha dicho públicamente que nuestra Presidenta es de dulce, que es un bombón de caramelo, que es una lindura como pa’ comérsela. Y, obviamente, pagar es corresponder.

Entonces, usted juzgue como crea, ya que ni a usted ni a mí nos corresponderá decir qué pasó. Al final, esto es una plática dominguera, simplemente para pasar el rato.

@enrigue_zuloaga

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