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México, entre el aeropuerto de AMLO y el poste de “Varguitas”

Tuve un déjà vu el día que se inauguró el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Más tarde pude relacionar el momento con el poste de luz que inauguró “Varguitas” en San Pedro de los Saguaros en La Ley de Herodes, precisamente cuando hablaba de que lo primero era el progreso y el futuro del pueblo, mientras el poste se venía abajo.

Un engaño es lo que se entregó como la primera de las cuatro obras insignia del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, un proyecto que como lo señaló la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, “constituye la esencia de la Cuarta Transformación”, algo en lo que coincidimos plenamente por tratarse de una obra opaca, corrupta, inviable, costosa, incompleta, insuficiente, inoperante, que no cubre las necesidades que originaron su creación, y que muy posiblemente generará más problemas que soluciones.

Ese bodrio inaugurado con bombo y platillo por el presidente y un grupo de empresarios, militares, y funcionarios rastreros, acompañados por cientos de acarreados, no es una obra de arte, no ha ganado premios, no tiene un diseño innovador, no es la mejor construcción, no tiene los mejores acabados, no cuenta con transporte para acceder a él, no está terminado, no tiene certificaciones internacionales, solo ejerce 12 operaciones diarias, no resuelve los graves problemas de movilidad y conectividad aérea y aunado a todo ello, tampoco parece tener pasajeros interesados en acceder a sus servicios.

De manera que los elogios, las felicitaciones, el encomio y las loas expresados por gobernantes, empresarios, funcionarios y demás personajes solo se pronunciaron con el fin de satisfacer el gigantesco ego del presidente Andrés Manuel López Obrador, y para engañar a la opinión pública.

Entre los más de mil asistentes a la inauguración, destacaron personajes como los empresarios Carlos Slim, presidente del Grupo Carso; Emilio Azcárraga, presidente de Grupo Televisa; Carlos Bremer, presidente del Grupo financiero Value; y Carlos Hank González, presidente del consejo de administración del Grupo Banorte. A este selecto grupo de magnates hasta hace muy poco el presidente López Obrador los ubicaba encabezando el grupo que él mismo llamó “La Mafia del Poder”, un cartel que ahora parece tutelar el propio Andrés Manuel, quien quizá ha olvidado que los tenía entre sus adversarios, que los acusó de hacer negocios con anteriores gobiernos, que los tachó de corruptos, pero que ahora le son afines, negocia con ellos y les ha entregado contratos multimillonarios.

Algunos de ellos ostentan las fortunas más grandes no solo de México sino del planeta, particularmente el caso de Slim, quien ha llegado a encabezar la lista de los hombres más acaudalados del mundo. Todos ellos le han dado la vuelta al mundo registrando visitas en los mejores aeropuertos del orbe, por ello sus desproporcionados halagos al AIFA suenan a sarcasmo y solo se entienden por el signo de dólar y los ceros en los múltiples contratos que reciben del actual régimen.

El poste de luz de “Varguitas” y el aeropuerto de AMLO tienen la farsa como origen. “Varguitas” sabía que el poste no resolvería los problemas de los habitantes de San Pedro de los Saguaros y Andrés Manuel también es consciente de que su aeropuerto carece de alas y que es inoperante, al menos en las condiciones en que fue presentado.

El AIFA constituye un monumento al ego, a la soberbia, al capricho, al recelo, a la sed de venganza de un hombre tan pequeño que solo concibe la grandeza destruyendo todo lo hecho por quienes ocuparon antes que él la silla presidencial.

Desde ningún punto de vista se entiende que haya sido cancelada una obra como el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) que realmente vendría a cumplir y satisfacer todas las necesidades que exige la capital del país en materia de movilidad y conectividad aérea y que ya contaba con un avance de 53 por ciento.

El argumento para destruirlo fue la presunta corrupción de miembros de La Mafia del Poder, pero no existe una sola denuncia ni alguna persona tras las rejas por ese motivo. Al contrario, ahí estuvieron ellos en el AIFA muy cerca del presidente, seguramente riéndose de la falsa narrativa del Ejecutivo.

Lo más aberrante es que la enorme inversión que estaba en curso fuese dilapidada en indemnizaciones a constructores que fueron supuestamente afectados por la cancelación. Cientos de miles de millones de pesos es lo que costó la destrucción.

Según la periodista Lourdes Mendoza, de acuerdo con la cuenta pública 2019, fueron 465 mil millones de pesos los que se perdieron; cantidad que habrá que sumar al costo en la edificación del AIFA que ya superó los 116 mil millones de pesos, faltando aún mucho por contabilizar hasta que esté completamente finalizado el proyecto.

El AIFA es hasta ahora la obra más cuantiosa en la historia de México al rebasar los 500 mil millones de pesos sin menoscabo de que debido a la opacidad con que se maneja, no sabemos si en esas cuentas ya está incluido el salario de los militares que trabajan en la construcción y si también están contemplados los faltantes por desvío de recursos a empresas fantasma que develó el año pasado el periodista Carlos Loret de Mola.

El presidente López Obrador sabe que el AIFA no volará, al menos en el corto tiempo y ante las voces que plantean retomar la construcción del NAIM en 2024, al término de su sexenio, ha pretendido asegurarse de que ello no ocurra, emitiendo un decreto de Área Natural Protegida (ANP) en la zona donde se edificaba.

El NAIM se pensó en función de cumplir con las necesidades ya expuestas, pero también como una obra pionera de un nuevo concepto para la expansión de un aeropuerto, que cumpliría con nuevos niveles de eficiencia, belleza y flexibilidad. La experiencia para los pasajeros sería única. Se diseñó para competir con los mejores del mundo y brindar a nuestro país un nivel de excelencia.

El NAIM representaba lo que muchos mexicanos aspiramos como país. El AIFA en cambio, exhibe la mediocridad, la ridícula austeridad, la ausencia de buen gusto, el conformismo, la inoperancia. Ese México en el que debemos resistirnos a vivir.

opinión.salcosga@hotmail.com
 

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