Memo y Juan
“Hola Memo, ¿cómo andamos?”
“‘Pos’ ahí la vamos llevando, mi querido Juan, aunque cada vez entiendo menos… Tal parece que la pandemia nos está volviendo locos: hay algunas cosas que de plano no asimilo…”, dice Memo.
“¿Como qué?”, inquiere Juan.
“Como que, en Francia, miles de personas se manifiestan contra la obligatoriedad de ser vacunadas. ¡Váyase a ver!”
“Sí, es muy delicado…”, expresa Juan, “andan por las calles como Pedro por su casa, con el riesgo de enfermarse y contagiar a diestra y siniestra…”
“¿Y el derecho de los demás a la salud?”, interrumpe Memo. “¡Qué egoísmo! Mejor platícame de las Olimpiadas.”
“¿Qué quieres que te diga?”, responde Juan. “Fíjate que casi no las he visto, aunque lo que sí me llamó la atención, fue la decisión de la gimnasta norteamericana, Simone Biles de no participar en todas las pruebas, supongo que por la presión a la que están sujetos los atletas para subir al pódium, como si no fueran humanos...”
“Pues ese es uno de los problemas de las sociedades cuyos hábitos de consumo destrozan todo”, agrega Memo. “Ya me imagino a las grandes marcas de ropa deportiva luchando para incrementar sus ventas, prometiendo que con las prendas que fabrican serán campeones… Están como los que hacen dieta y comen cual pelones de hospicio. ¡Ja, ja, ja!”
“Oye, ya acá entre nos, ¿emitiste tu opinión en la consulta ciudadana de la semana pasada?”, inquiere Juan.
“¡No!”, niega Memo y agrega, “Me tiene muy irritado que el Presidente nos falte al respeto y suponga que somos peleles incapaces de entender el teatro que ha montado para darle la vuelta a su obligación de cumplir la Ley…”
“¡Y con lo que costó!”, apostilla Juan.
“‘Yo quería encarcelar a los expresidentes, pero el pueblo sabio dijo que no.’” Memo continúa, “¡Que meta al bote a quienes infringen las leyes y se quite de cuentos macuspanos! ¡Ya me sacaste el tapón! Allí va de nuevo a Badiraguato, ¿a qué? ¿Es que anda de recadero con la mamá del Chapo? Ahora también defiende a los sembradores de marihuana y amapola, que ‘¿De qué van a vivir los pobrecitos?’ Todos sabemos que el problema no está ahí, sino en el tráfico… ¿Sabes qué me indigna? Que no respete la investidura que tiene: ser Presidente de México es el más grande honor al que puede aspirar un mexicano. ¿Te imaginas lo que debe sentirse al escuchar el Himno Nacional? ¿O, cuando te reciben inclinando la bandera a tu paso? Y este señor, entre mañaneras, giras proselitistas y jugando beisbol, se pasa los días y las semanas. Atender con seriedad la pandemia y las relaciones con Estados Unidos debe ser prioridad, en vez mandar ayuda ‘humanitaria’ a Cuba, mientras en muchas regiones del país, literalmente, se mueren de hambre…. No Juan, dicen que los pueblos tienen los gobiernos que merecen y nosotros no merecemos eso.”
“Tas muy enojado, mi querido Memo,” dice Juan, “mejor respira y échale un trago al café, antes de que se te enfríe”.