Ideas

Llamado a la concordia

A todos los políticos de buena voluntad

Desde los comienzos de la disputa política que, en el mejor de los casos está por concluir, no faltó algún candidato que se presentara sumamente agresivo y, nos guste o no, marcó la pauta de la intensidad con que después irían los insultos de un lado para otro.
Es absolutamente cierto que, en esta ocasión, la campaña careció de elegancia y respeto. No faltaron, de diferentes bandos, quienes perdieron de vista que los rivales también son mexicanos y, solo por eso, resultan merecedores de respeto.

Tal vez se han acumulado en los últimos años demasiados rencores sociales que, de una manera u otra, han contribuido a rebajar y endurecer lo que debió ser un encuentro de ideas y no de epítetos que, por cierto, en la mayoría de los casos, resultaron contraproducentes.

Recuerdo que en la contienda de Barack Obama con el también senador McCaine, la compañera de fórmula de éste, una dama que más bien parecía abocada a un table dance que a la vicepresidencia de los Estados Unidos, se pasó una buena parte de la campaña arremetiendo contra su rival, hasta que los expertos le hicieron saber que, cada vez que lo hacía, subían los bonos de éste.

En el reciente caso mexicano varios candidatos tardaron mucho en darse cuenta de lo mismo, con una diferencia: el encono y el insulto estaban a la orden del día, sin pensar que, tal vez, se beneficiaba al contrario y, lo que es peor, sin tomar en cuenta que, tarde o temprano, terminaría el proceso, habría unos ganadores y, entre todos deberíamos de sumar nuestros esfuerzos para dar lugar a una verdadera energía nacional.

O ¿qué esperan? ¿pasarnos todo el próximo sexenio insultándonos unos a otros?

La situación del país es muy compleja y delicada, de manera que cada uno de nosotros debe de pensar cómo le hará para ayudar a la Patria en caso de que su candidato pierda. Finalmente los triunfadores serán mexicanos y los perdedores también, aunque hay algunos que, así como que mucho, no lo son… estos son los que deben de preocuparnos más y estar listos para ponerlos en paz.

El próximo lunes un INE que ha hecho gala de poca competencia nos comenzará a dar resultados. ¿Estamos preparados para recibirlos en paz? ¿Estamos también preparados para tender la mano al perdedor o, dado el caso, aceptar la del que gane?

Creo que es algo que deberíamos de pensar seriamente: un desquiciamiento ulterior a las elecciones resultará nocivo para todos.

Pongo como ejemplo de lo que no debe ser al hijito del ex presidente Calderón quien, con dinero que el padre obtuvo de México, declaró que, si no ganaba su candidato, se quedaba a vivir en Rusia. Sujetos de tal ralea son los verdaderamente nocivos para el país. Confiemos en que no sean muchos. 

(jm@pgc-sa.com)

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