“La manada” de Campeche
Susan le llamó a su mamá cuando apenas amanecía; la joven de 22 años no paraba de llorar: tres hombres acababan de abusar de ella. La noche anterior habían salido todos de fiesta, los conocía; uno de los atacantes era su amigo (o eso le hizo creer). La agresión ocurrió en Campeche, en marzo de este año; los tipos la atacaron en manada, como animales.
Liz, mamá de Susan, acompañó a su hija ese mismo día a presentar la denuncia por violación equiparada tumultuaria. Ahí comenzó su peregrinar, tocando puertas para exigir justicia: dieron entrevistas, hicieron publicaciones en redes sociales y encabezaron marchas… pero no encontraron mayor eco, las ignoraron. Pareciera que los presuntos agresores fueran intocables. De los tres, solo hay un detenido; ante la presión, lo capturaron hace un par de semanas.
En los últimos días, Susan tuvo que salir del anonimato para hacerse escuchar y, encima de todo, para que dejen de culparla por lo que le sucedió. Aberrante. ¿Por qué la víctima tendría que salir a dar explicaciones? Es exhibirla. Jamás, en ninguna circunstancia, existirá justificación para abusar de alguien.
“Quiero aclarar algo que han desinformado. Yo no salí sola con tres hombres. Yo no salí con desconocidos. Uno de ellos era mi amigo. Yo lo consideraba mi amigo, confiaba en él. Confiar en alguien no me hace responsable de lo que me hicieron”, publicó la víctima en un video.
¿Confiar te vuelve vulnerable, culpable? ¡No! Culpar a la víctima es estar del lado de los agresores.
El caso ha sido comparado con “La manada” en España, donde cinco hombres abusaron de una joven de 18 años, en julio de 2016. La chica se los habría encontrado en la calle durante la madrugada y estos se ofrecieron a acompañarla al auto, pero en el camino la violaron y la grabaron. Tras semanas de protestas y movilizaciones, fueron condenados a 15 años de prisión.
¿En ambos casos ninguno de los agresores fue capaz de detenerse y detener a los demás? Se le conoce como “efecto manada”, al actuar de un grupo de personas de manera similar, imitando lo que hacen sin reflexionar siquiera si es o no correcto; asumen el comportamiento de la mayoría sin cuestionarlo.
Los presuntos agresores, Jorge, Ángel y Yoshua, también habrían grabado la agresión y compartido las imágenes en redes sociales, ha señalado Susan. La pregunta sería si los presuntos agresores tienen políticos protectores… Se verá en los siguientes días. Mientras, la víctima espera justicia.
La joven rompió el silencio y denunció… en un país en donde hay que ser valiente para denunciar, donde la respuesta institucional las revictimiza y la opinión pública las juzga, y hasta las culpabiliza. Salir de fiesta o invitar amigos a tu casa no debería ser una condena para que te violen.
“Yo no soy la agresora, soy la víctima”, recordó Susan en otra entrevista.
Si has sido víctima de abuso sexual, busca atención médica en las primeras 72 horas para prevenir infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados; la denuncia se presenta ante el Ministerio Público o la Fiscalía.
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