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La libertad no se hereda, se protege con instituciones

Cada 16 de septiembre celebramos la Independencia de México, no pueden faltar los antojitos mexicanos, el mariachi, el tequila, pero la Independencia no fue el fin, sino el inicio de un pueblo nuevo: México.

México no sólo tiene su origen en las comunidades prehispánicas que se encontraban en territorio nacional antes de la llegada de los españoles, ni tampoco somos sólo descendientes de los españoles que llegaron a América en el siglo XVI. Somos resultado de la fusión de dos culturas, México no se entiende sin unos, pero tampoco sin los otros.

La Independencia fue el inicio también de un orden político que permitiera conservar la libertad recién conquistada y desde hace más de doscientos años hemos ido construyendo las instituciones que consideramos necesarias para ello.

La división de poderes se adoptó para servir a los ciudadanos antes que al caudillo, se concibieron los tres poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que ya existían en otros países, porque se veían las bondades de evitar concentrar el poder en una sola persona, y porque sabiéndonos falibles, contar con tres poderes permitiría que se corrigieran mutuamente.

La historia nos enseñó que también eran necesarios otros guardianes de la legalidad y la democracia, y se fueron creando los organismos autónomos: el Banco de México, el INE, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el INAI, etcétera, que aunque hoy nos los quieren vender como un gasto burocrático innecesario, bajo el argumento que si los tres poderes hacen lo que tienen que hacer no es necesario que existan organismos autónomos, la realidad es que se les olvida que ya se ha demostrado una y otra vez que las autoridades no hacen lo que tienen que hacer, que el poder corrompe sea del color que sea, el partido político en turno.

Por ello, en pleno siglo XXI debemos estar conscientes de la importancia de contar con tres poderes independientes, que su objetivo sea servir a los ciudadanos, siendo verdaderos pesos y contrapesos; así mismo, necesitamos defender la existencia de esos organismos autónomos, que permitan que la moneda, las elecciones y la transparencia no dependan del capricho del gobernante en turno. Ya han desaparecido algunos, no permitamos que desaparezcan todos, y trabajemos para que vuelvan a existir los que ya eliminamos del escenario nacional.

Para que podamos honrar cada 16 de septiembre a los héroes que nos dieron patria y gritar con orgullo, por qué no más seguido, ¡Viva México!

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