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La culpabilidad de “El Mayo”

Con su declaración de culpabilidad ante un juez federal en Nueva York, Ismael “El Mayo” Zambada García aceptó ser fundador y líder del Cártel de Sinaloa, y con ello evitó la pena de muerte, pero lo condenó a cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos. Igual pena que ya purga su compadre Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Con la teatralidad que hay en las cortes estadounidenses, el juez Brian Cogan, el mismo que juzgó al Chapo Guzmán y a Genaro García Luna, le preguntó al Mayo Zambada el lunes pasado en el Tribunal Federal de Distrito de Brooklyn:

“¿Cómo se declara?”, preguntó el juez.

“Culpable”, respondió Zambada.

“¿Qué lo hizo declararse culpable?”, preguntó de nuevo el juez Cogan, según la crónica del periodista Jesús García, publicada en el diario angelino La Opinión.

Y entonces el Mayo Zambada sacó una carta que leyó en español, donde admitió los delitos que se le imputaban: dirigir una red criminal que vendía cocaína, heroína y otras drogas ilegales, y traficar esas drogas de Colombia a México y a Estados Unidos. También admitió que empezó muy joven, en 1969 a los 19 años, sembrando marihuana, pero que desde 1980 prefirió traficar con cocaína. Entonces El Mayo Zambada reconoció pagar sobornos “desde muy joven” a policías, militares y políticos corruptos, quienes le permitieron operar desde sus inicios hasta 2024, cuando en julio de ese año una traición de su ahijado, Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo, lo subió con engaños a un avión que lo dejó en un aeropuerto de Texas, donde ya lo esperaban autoridades antidrogas de Estados Unidos. Aunque en las comparecencias iniciales El Mayo Zambada se declaró “no culpable” de los cargos que le imputaban, después cambió de parecer y el lunes pasado admitió su culpabilidad.

Esta decisión ha generado una cadena de especulaciones, como si esta decisión implica la desaparición del Cártel de Sinaloa y las posibles repercusiones políticas que podría haber en el país si El Mayo Zambada pone nombre y apellido a los policías, militares y políticos corruptos a quienes sobornó para que le permitieran que su negocio funcionara y prosperara, y a él vivir intocado en México, a pesar de dirigir una corporación criminal.

Si es cierto que desde joven comenzó a sobornar a políticos y fuerzas de seguridad, habría que tomar en cuenta que El Mayo Zambada corrompió a políticos, militares y policías durante al menos nueve sexenios: los priistas Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo; los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón; el priista Enrique Peña Nieto y el morenista Andrés Manuel López Obrador. El Mayo fue detenido antes de que Claudia Sheinbaum asumiera la Presidencia.

¿La corrupción que aceitó los negocios de El Mayo, y por supuesto de otros cárteles, qué tan arriba llegó? Casi con seguridad la mayoría de los gobernadores de Sinaloa (y probablemente de otros Estados) brindaron protección a El Mayo. Desde la oposición piden que El Mayo cante porque esperan que implique a López Obrador u otros políticos de Morena, pero de hacerlo, el mayor daño estaría dentro del PRI y PAN, que brindaron protección a las operaciones de El Mayo durante más tiempo.

De otro lado, se especula que la decisión de El Mayo Zambada pone fin al Cártel de Sinaloa, pero se olvida que los cárteles de la droga son más que negocios sucios de astutos capos del narco. También son organizaciones económicas (ilegales, sí, pero al fin económicas) que generan grandes ganancias que sirven no sólo a los narcos, sino a la clase política, y también al sistema financiero que lava y blanquea los enormes recursos que vienen de la droga. No creo que la declaratoria de culpabilidad de El Mayo detenga este lucrativo negocio. Y la historia del narco en México nos ha enseñado desde hace mucho tiempo que la captura, entrega o muerte de los capos no supone el fin del gran negocio del narcotráfico en el país, negocio que funciona porque cuenta con la complicidad del poder político.

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