*Goleadores

¿Encontró Gerardo Martino, como los alquimistas que buscaban en el pasado la manera de convertir cualquier metal corriente en oro, una fórmula mágica que permite a los atacantes mexicanos hablarse de tú con el gol…?

Se recordarán algunas de las frases utilizadas para “explicar” descalabros sufridos por equipos mexicanos: “Nosotros hicimos el futbol… pero ellos hicieron los goles”; “Hicimos todo para ganar…, menos el gol”: frases que se volvieron clásicas; obras maestras del humorismo involuntario, y que sirvieron para demostrar que “desde que se inventaron los pretextos… se acabaron los tarugos”.

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Bien. El caso es que, en los cuatro partidos amistosos disputados en lo que va del año, bajo el mando de Martino, la Selección Mexicana lleva un record perfecto, en el capítulo de las victorias -de cuatro, cuatro-… y notable, extraordinario, en el de los goles.

Vale subrayar que el fenómeno no obedece a la presencia de un atacante sobresaliente por su contundencia. De hecho, el goleador “histórico” del “Tri”, el “Chicharito” Hernández, aportó un gol en la victoria sobre Paraguay (4-2), pero no ha participado en los dos compromisos más recientes… ni lo hará en los de la Copa Oro que arranca el próximo fin de semana.

Jonathan dos Santos y el “Chapo” Montes anotaron sendos goles ante Paraguay y Ecuador; el resto de la cosecha está muy repartida: Jiménez, Moreno, Lozano, Alvarado, Pizarro, Guardado, “Chaca” Rodríguez y un autogol (Gómez, de Paraguay).

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Cuando un equipo -lo mismo de club que selección nacional- deposita en un solo jugador sus esperanzas goleadoras, statae genera una relación de dependencia. La presencia de ese jugador es una fortaleza del equipo… pero su ausencia o su ocasional inoperancia pasa a ser una de sus debilidades. Un ejemplo sería el Real Madrid, incompetente desde que Ronaldo emigró al Juventus; otro, el Barcelona de la semifinal de la Champions, porque Messi, ante el Liverpool, fue un fantasma.

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Es probable que Martino, en efecto, haya convencido a sus jugadores de que el gol no necesariamente depende de la presencia de un jugador determinado, sino de que todos los jugadores estén capacitados para dar el toque definitivo… si el equipo realiza correctamente los trazos conducentes a que la pelota llegue, bien jugada, a la zona de definición.

Moraleja: el gol es la consecuencia lógica del futbol bien jugado. Si se juega bien, el gol llega solo.