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Discriminación en bata blanca

Le preguntaron si tenía tatuajes, si había consumido drogas y cómo era su entorno. La estrenada madre de familia, que no rebasaba los 20 años, contestó que sí tenía algunos, de vez en cuando fumaba mariguana, pero no durante el embarazo. Dos meses antes de dar a luz, el padre de su hijo fue asesinado por su propio hermano. El médico residente de un hospital público de Guadalajara comentó con sus compañeros que además de las respuestas, el aspecto de la mujer no le daba confianza. Para él estaba claro, las declaraciones hechas por la joven en una relación médico-paciente, eran suficientes para practicarle al recién nacido la prueba que detecta la presencia de drogas conocida como marcha toxicológica. El resultado fue positivo, el caso pasó de inmediato al equipo jurídico, que determinará si se va a casa con su mamá, con un familiar o al Hogar Cabañas.

Médicos de varias especialidades coinciden en que la prueba ha presentado falsos positivos, es decir, un primer resultado positivo que se contrasta con otra prueba similar en un laboratorio privado que, posteriormente, puede arrojar negativo. Lo anterior, expone que los estándares de calidad en la aplicación de las pruebas en el hospital público no son 100% confiables. Aquellas mujeres que tienen recursos económicos piden realizar la misma prueba en el sector privado para defender lo dicho en el cuestionario inicial, las que no, empiezan quizá una larga pesadilla que inicia con la separación de su hijo y el proceso legal para recuperarlo.

La prueba aplicada al recién nacido detecta derivados de metanfetaminas, cocaína y cannabinoides. También es importante observar si el bebé presenta síndrome de abstinencia, ocurre cuando cortan la placenta y deja de recibir las sustancias que la madre consumía. Los síntomas como temblores o convulsiones, tienen un puntaje de acuerdo a una escala llamada Finnegan.

El bebé sin padre y ahora sin mamá también, no presentaba estos síntomas. La decisión del residente de practicar la marcha toxicológica y los resultados no fueron supervisados por nadie.

Por estos días, en los que la palabra revictimización se escucha por todos lados, también hace eco y desde hace mucho tiempo en los hospitales, en donde las mujeres no escapan al maltrato y violación de sus derechos fundamentales.

Este tipo de pruebas a bebés se realiza de forma arbitraria y sin respeto a protocolos -si es que existen- con criterios fundamentados en el aspecto y estrato social de las pacientes y contribuyen a la generación de familias fragmentadas, con integrantes envueltos en la espiral del resentimiento y el dolor.

La joven madre podrá negar el consumo de drogas, pero nadie le creerá. No tiene dinero para defenderse legalmente y lo único que sabe es que en menos de tres meses se quedó sin esposo y sin hijo.

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