Claudia Sheinbaum, rumbo al segundo año
Aunque para efectos de calendario el segundo año de Claudia Sheinbaum en la presidencia comienza en octubre, para efectos políticos es después del primer informe, es decir, el primero de septiembre. El segundo año es el de consolidación, particularmente en los gobiernos emanados del mismo partido. ¿Cómo llega la presidenta Sheinbaum al segundo año y qué podemos esperar?
Lo primero que hay que decir es que Claudia llega al segundo año mucho más empoderada. Poco a poco ha ido imponiendo su estilo y, si bien todavía hay muchos seguidores de López Obrador que extrañan al macuspano (este fin de semana se promovió en redes sociales, con poco eco, el regreso de López Obrador), la presidenta se ve cada día más ella, sin necesidad de romper al estilo en que lo hacían en el viejo PRI.
No es casualidad que todos los que estuvieron este año al frente de las Cámaras y liderando las bancadas de Morena (Sergio Gutiérrez Luna y Ricardo Monreal en la de diputados, y Gerardo Fernández Noroña y Adán Augusto López en la de senadores) estén todos involucrados en escándalos por, para decirlo bonito, sobregirarse de la justa medianía que “exigen” la presidenta y la 4T. Ninguno de los cuatro tiene condiciones para seguir mandando en el poder legislativo. Si Claudia logra poner gente cercana en esos cuatro lugares estratégicos, tendrá un Congreso no solo favorable sino cercano.
Con la llegada del segundo año político es probable que veamos también ajustes en el gabinete. Son muchos los compromisos del obradorismo y de la campaña los que entraron en el primer gabinete. Hay varios secretarios en problemas o en la mira, pero ninguno como Mario Delgado, a quien traen literalmente en jabón, primero por los viajes y luego por propiedades no declaradas o subvaloradas. Pero el puesto que le interesa consolidar a Claudia Sheinbaum no es el de Mario Delgado, sino el de Rosa Icela Rodríguez, la Secretaría de Gobernación. Los rumores que corren (y son eso, rumores) es que Rosa Icela podría ir a Educación (ha bajado tanto la vara en esa secretaría que Rosa Icela, que sabe leer de corridito, parece un lujo) y en Gobernación quedaría alguien más cercano a la presidenta, como Alfonso Ramírez Cuéllar.
Donde más se ha empoderado y distanciado Claudia Sheinbaum de López Obrador es en el tema de seguridad. Si bien es cierto que hay que dudar de las cifras de García Harfuch, particularmente las de homicidios (es un experto en el manipuleo de cifras; no es casual que en todo el país bajen los homicidios dolosos y crezcan los llamados culposos, tal como sucedió en la Ciudad de México el sexenio pasado), también lo es que hay una política de seguridad distinta que está fortaleciendo a la presidenta frente a las Fuerzas Armadas y frente a la opinión pública.
El talón de Aquiles es la economía. Si bien es cierto que el cambio en Hacienda la fortaleció y que Édgar Amador Zamora es parte del grupo desde que ambos estaban en la lucha estudiantil, hacer crecer a este país sin dinero para la inversión pública y en un entorno adverso será muy complejo. Este será el gran reto del segundo año y de todo el sexenio.