Ideas

Deja de ser rebaño

Nos han domesticado el pensamiento con sonrisas mediáticas, jingles pegajosos y promesas recicladas.

Nos han cambiado la verdad por la estadística, la reflexión por el eslogan, la libertad por la apariencia.

Y así, el hombre moderno -con su celular en mano y su mente cautiva- se ha vuelto un dócil integrante del rebaño digital, obediente a las tendencias, devoto de los influencers, crédulo ante los discursos que visten la mentira con traje de esperanza.

Nietzsche lo gritó desde su montaña: el rebaño teme al pensamiento propio, porque el pensamiento propio exige valentía, asombro, atrevimiento, osadía y más consciencia.

El Übermensch, el superhombre, no nace de un linaje especial ni de una genética divina: nace del coraje de pensar sin permiso.

Es aquel que se atreve a cuestionar las seducciones tramposas de los políticos, las promesas demagógicas que huelen a manipulación, las ideologías que prometen cielo y entregan cadenas.

El superhombre no cree en las salvaciones colectivas ni en las modas que dictan lo correcto.

Desconfía de la uniformidad mental, del aplauso fácil, del “todos piensan igual”.

No se deja seducir por la mercadotecnia del miedo ni por el populismo emocional que esclaviza las almas con frases dulces y falsos profetas.

Él piensa, duda, reflexiona, debate.

Y en ese ejercicio recupera su poder.

Ser superhombre es volver a tener vértebra moral y músculo mental, no rendir culto a las pantallas ni al líder en turno, no someter la conciencia a la estadística, a una ideología ni a la encuesta.

Es mirar la vida con criterio, no con consignas.

Es tener la osadía de decir: no pienso igual, y no necesito tu aprobación.
La masa grita, pero no razona.

El rebaño sigue, pero no comprende.

El superhombre observa, medita, elige.

Sabe que quien no domina su mente termina sirviendo a la mente de otro.

Por eso su grito no es de odio, sino de liberación interior.

Grita contra la manipulación, contra la pereza mental, contra la dictadura del “me gusta”.

Grita: ¡piensa, humano, piensa!

Porque solo el pensamiento libre redime al hombre de su servidumbre voluntaria.

El futuro no será de los fuertes ni de los ricos, sino de los pensantes.

De los que se atreven a no seguir la corriente.

De los que se levantan un día y deciden, sin miedo: yo ya no soy parte del rebaño.

No me interesa dominar a los demás, sino a mí mismo; a conocer mi interior y lograr gozar de la soledad pensante, sin tener que rendir cuentas a alguien.

Tampoco se trata de tener la verdad, sino de nunca renunciar a quererla encontrar.

dellamary@gmail.com
 

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