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Alzó la voz, como heroína

“Lamento decírselos hoy, lamento arruinar su día”, dijo en el micrófono una joven durante su graduación de preparatoria, en Chiapas. Era la encargada de dar el discurso de clausura; estaba de pie, junto a la mesa del presídium con directivos y docentes de la escuela, frente a padres de familia y estudiantes… y aprovechó el momento para -valientemente- denunciar a sus profesores por acoso sexual.

“De la plantilla docente que labora en esta escuela, una gran parte de maestros son hombres, y más allá de ser hombres son acosadores, aún si no les queda el saco, aún si no entienden completamente la palabra”, sentenció en el patio de la preparatoria “Felipe Carrillo Puerto” en Pijijiapan.

“La libertad que sienten que tienen para hacer comentarios fuera de lugar, para dirigir miradas coquetas, para echarle la culpa a nuestras faldas, para hacer invitaciones inapropiadas e incluso para creer que pueden sostener relaciones románticas o sexuales con niñas menores de edad y alumnas”, enlistó la estudiante.

Ese fue el mensaje de fin de curso: una denuncia pública y el lamento de que la comunidad educativa haya encubierto durante años ese tipo de conductas, sin sancionar el comportamiento indebido de profesores del plantel.

La joven habló de manera clara, respetuosa y muy firme. Ya había denunciado que era víctima de acoso y hostigamiento sexual: el 5 de abril presentó una querella en la Fiscalía y cuatro días después presentó una queja en la Secretaría de Educación. Ante la actitud omisa y permisiva de las autoridades, alzó la voz y lo denunció públicamente el miércoles frente la comunidad escolar.

Era la graduación, no había manera de que no la escucharan. Utilizó el micrófono para hablar por ella y por sus compañeras que también han sido acosadas, pero que guardan silencio por miedo a enfrentarse a un hombre mayor, a ser señaladas o juzgadas.

“Si alguna vez un maestro les ha mandado mensaje que no debía, si les dijo algo que no debía frente a todo el salón, hablen. No sientan que están solas porque no lo están”, aseguró la estudiante, que ha sido asesorada y acompañada por la Red Nacional de Abogadas Digna Ochoa.

El video de la graduación se compartió en redes y el internet volvió a hacer lo suyo: este viernes, dos días después de la graduación y tres meses después de presentar la denuncia, el profesor fue detenido.

El acoso escolar no es sólo entre estudiantes sino también de profesores a alumnos, pero ante el estigma, el miedo y la falta de sanciones los casos suelen ser menos visibles. La valentía de la joven deja un precedente ante la omisión.

“Puede que no todos sean acosadores, pero son amigos y defienden a sus cuates a capa y espada. Y el mejor amigo de un acosador, suele ser otro acosador”, sentenció.

Quedarse callada no ayuda. Alzar la voz por una víctima también es alzar la voz por todas. Tolerar la violencia, normalizarla o encubrirla sólo perpetúa la impunidad. ¿En cuántos planteles del resto del país faltan más voces de adolescentes valientes?
 

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