AMLO, animal herido
Por más que se le busque, no se ve cómo el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien enfrenta la peor crisis en lo que va de su sexenio -que por cierto ya se ha prolongado bastante siendo que comenzó a finales de enero, después de que se presumiera la presunta corrupción en torno a la llamada Casa de Gris de Houston, Texas, que habitaba su hijo José Ramón López Beltrán y que es propiedad de un alto funcionario de una empresa que tiene contratos multimillonarios con el gobierno de México-, logre recuperar la agenda luego de los descalabros sufridos junto a su Cuarta Transformación y se han venido sucediendo en cascada sin que hasta ahora haya podido reponerse del estrepitoso chasco que ha resultado ser el Aeropuerto Felipe Ángeles, el fracaso de la Consulta de Revocación de Mandato, el revés que le propinó la oposición a su propuesta de reforma a la denominada Ley Bartlett, y ahora lo que pinta para ser un nuevo escándalo como son las desapariciones y feminicidios de mujeres que detonó el caso Debanhi, sin olvidar temas que le han significado fuertes sacudidas a su gobierno como la construcción del Tren Maya que todavía dará mucho de que hablar, y otras provocadas por su gente más cercana como los audios de Gertz Manero y sus disputas con Julio Scherer, Olga Sánchez y Alejandra Cuevas, la evidenciada corrupción de Delfina Gómez y también la solicitud en el Congreso de Tamaulipas para desaforar a su sobrina corrupta, solo por mencionar algunos casos.
Nadie con un poco de ética puede alegrarse de lo que ocurre con el aeropuerto de Santa Lucía, que nomás no ha podido arrancar, que tiene serios problemas de conectividad, de acceso, de obra, de líneas aéreas que no quieren viajar y pasajeros que no están de acuerdo con usar esas instalaciones. Si bien se puede pronunciar un “se les dijo”, tampoco es para hacer leña del árbol caído, aunque sí lamentar los miles de millones de pesos que se han invertido en dicha edificación, el daño económico que devino en pérdida de confianza de los inversionistas y el derrumbe en el crecimiento, para que que no haya dado el resultado esperado por el actual régimen, y quizá termine siendo un elefante blanco.
La Revocación de Mandato también se advirtió que sería un despropósito. La gente con al menos dos dedos de frente entendió perfectamente lo que se pretendía con ese ejercicio tramposo solicitado por el propio presidente. Los mexicanos no quisieron participar en una farsa en la que se preguntaba a la gente si quería que el presidente terminara su mandato siendo que así lo marca ya la ley, y la ínfima participación así lo registró. El 83 por ciento de los votantes no acudió a las urnas.
La épica bateada que dieron los diputados de oposición a la propuesta de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, también llamada Ley Bartlett, ha significado la vejación más grande para AMLO en lo que va de su sexenio, siendo que se convirtió en el primer presidente de la República al que le rechazan una reforma constitucional.
Pero además, es digno de destacar la integración que se dio entre diputados del PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano, un bloque al que ya AMLO y la Cuarta Transformación quizá deberían tenerle mayor respeto dado que si la intención del presidente es presentar la reforma a la Ley Electoral y otras que requieren de mayoría calificada, debería tener claro que sin ellos no lo conseguirá y le significará nuevas derrotas.
Un asunto que seguramente se convertirá en mediático en los siguientes días es lo relacionado con la desaparición de mujeres, toda vez que el caso de la joven de Nuevo León, Debanhi, que desapareció durante 13 días y fue encontrada muerta el pasado jueves, movió las fibras más sensibles entre la población.
De hecho, su deceso fue motivo de lamento por López Obrador, quien expresó sus condolencias la mañana del viernes durante su conferencia, al tiempo que habría prometido abordar el tema de las desapariciones un día a la semana en sus conferencias. Es decir que tuvieron que acumularse casi 8 mil mujeres desaparecidas en su sexenio para que Andrés Manuel abordara el tema en su conferencia Mañanera.
Y es que, de acuerdo con cifras del Comité para las Desapariciones Forzadas de Naciones Unidas, en México, entre el 1 de diciembre del 2018 y el 17 de abril del 2022, han desaparecido y siguen sin regresar a su hogar al menos 7 mil 834 mujeres.
¿Cuántas féminas muertas se necesitan para que el feminicidio también sea un asunto digno de abordar en la agenda del presidente?, una agenda en la que como todos sabemos, son prioridad asuntos sin mayor trascendencia o relevancia como: ¿cuánto gana y quién financia al periodista Carlos Loret, si tiene bienes, dónde están y cuánto cuestan? O comentar los tuits de personajes como Brozo, la senadora Lili Téllez, la politóloga Denise Dresser, el comediante Chumel Torres, la comunicadora Carmen Aristegui o el actor Eugenio Derbez. Así como las descalificaciones y ofensas a todo aquel que considere su adversario o que se atreva a cuestionar su gobierno.
De manera que, por más que se quieran presumir encuestas que muestran al mandatario tabasqueño con números de aprobación, la realidad se palpa en las calles, en las redes sociales, en las reuniones familiares y de amigos, en los trabajos, en las marchas y manifestaciones, en la desesperación de la gente que no puede acceder a sus medicamentos, a sus tratamientos de quimioterapias, en quienes buscan a sus desaparecidos, en quienes han perdido sus negocios o sus fuentes de empleo, en quienes tienen que abandonar el país para probar suerte más allá de nuestras fronteras.
Los descalabros cobran facturas y a él se le han venido acumulando. El tema de la aprobación de la reforma a la ley minera fue una victoria pírrica y lo sabe.
AMLO ha sido trastocado y siendo un animal político habría que guardar reservas por lo que pueda venir. Un animal herido suele acometer con mayor voracidad y peligro.
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