Décima corrida de toros: Una tarde intensa y llena de contrastes
Una jornada en la que la afición respondió, los toreros se entregaron y, a pesar de las complicaciones, la clase de Juan Ortega terminó salvando la tarde y dejando el recuerdo más luminoso del festejo
La Plaza Nuevo Progreso vivió una tarde intensa y llena de contrastes, marcada por el calor, el ambiente festivo del público tapatío y un encierro que, por desgracia, no estuvo a la altura de la expectación. Aun así, la elegancia del sevillano Juan Ortega logró brillar por encima de las dificultades y convertirse en el protagonista del día.
Ortega, reconocido por su estilo fino y profundamente artístico, firmó la actuación más emotiva del festejo con una faena de gran sensibilidad al quinto toro de su lote. Su temple, serenidad y forma de torear despacio conectaron de inmediato con los asistentes, que disfrutaron cada detalle de su toreo clásico. Una estocada certera coronó su actuación y le abrió paso a la única oreja concedida en la tarde.
Por su parte, Diego San Román, quien venía precedido de buenos triunfos en Guadalajara, vio su tarde arruinada cuando el toro que prometía mejores opciones se golpeó en un burladero y se partió un pitón antes de iniciar la faena. Sin posibilidad de lucirse, el queretano no tuvo más opción que abreviar.
También el guanajuatense Diego Silveti enfrentó un lote sin fuerza ni transmisión, situación que impidió que su entrega encontrara respuesta en los toros. Pese a su disposición, su paso por la tarde quedó marcado por la falta de material propicio para el lucimiento.
El público, fiel como siempre, reconoció también la labor de los banderilleros Gerardo Angelino y Joel Delgado, ovacionados por los buenos pares que dejaron al tercero de la tarde.
En resumen, fue una jornada en la que la afición respondió, los toreros se entregaron y, a pesar de las complicaciones, la clase de Juan Ortega terminó salvando la tarde y dejando el recuerdo más luminoso del festejo.
CP