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“Frankenstein” cobra vida en México

Guillermo del Toro presentó en la CDMX su última película ante cientos de admiradores; estuvo acompañado de Oscar Isaac y Jacob Elordi

Esta noche, el Colegio de San Ildefonso, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, se transformó en un escenario digno del universo gótico de Guillermo del Toro. Entre luces verdes, murmullos expectantes y una alfombra negra que recordaba los antiguos laboratorios de la novela de MaryShelley, el cineasta tapatío presentó su más reciente creación: “Frankenstein”, una de las películas más esperadas del año, que llega a Netflix este 7 de noviembre.

Desde horas antes, cientos de admiradores se congregaron frente al histórico recinto, convertidos en una multitud que celebraba no solo un estreno, sino el regreso de su cineasta más querido. “¡Guillermo, te amamos!”, gritaban algunos con carteles y muñecos inspirados en sus criaturas fílmicas. 

El director, fiel a su costumbre, no se refugió tras la fama: caminó entre su gente, firmó libros, posó para fotografías y saludó con una sonrisa amplia que parecía contener toda la gratitud del mundo.

Del Toro, vestido con su característico atuendo negro y un foulard rojo, estuvo acompañado por Oscar Isaac, quien interpreta al atormentado doctor Víctor Frankenstein; JacobElordi, en el papel de la criatura.

Cabe señalar que en el reparto también destaca Mia Goth, quien interpreta a Elizabeth Lavenza, además de los actores Felix Kammerer, David Bradley, Lars Mikkelsen y Christian Convery.

“Es un honor presentar esta película aquí, en México, donde todo comenzó”, declaró el director, mientras el público lo ovacionaba.

“Esta historia me ha acompañado toda la vida. ‘Frankenstein’ es, en muchos sentidos, la obra que me enseñó lo que significa ser humano”, agregó a su paso por la alfombra.

Un estreno con alma mexicana

La elección del Colegio de San Ildefonso no fue casual. En ese mismo edificio se filmaron escenas emblemáticas de “Roma”, de Alfonso Cuarón, y es considerado uno de los templos culturales más importantes de la capital del país. Su arquitectura neoclásica, iluminada con tonos azulados y verdes para la ocasión, pareció fundirse con el imaginario visual de Del Toro: ciencia, muerte, arte y redención. “Ver este lugar transformado en parte de mi mundo es algo muy especial”, comentó el cineasta antes de la proyección especial.

“México es el laboratorio de mis sueños”, agregó.

El evento, transmitido parcialmente en vivo a través de redes sociales, se convirtió rápidamente en tendencia. Videos de Isaac y Elordi saludando a los fans, así como selfies de Del Toro con admiradores, circularon por TikTok y X (antes Twitter), confirmando el magnetismo del director.

El cariño de su público

Pocas figuras del cine contemporáneo provocan tanta devoción como Guillermo del Toro. Ganador del Oscar por “La forma del agua” (2017) y autor de clásicos como “El espinazo del diablo” (2001) y “El laberinto del fauno” (2006), su figura combina la grandeza artística con una cercanía entrañable. Esa dualidad se reflejó en la alfombra de “Frankenstein”, donde los gritos de euforia se mezclaban con gestos de afecto genuino.

“Lo que más me conmueve es el cariño de la gente. No hay mejor monstruo que la esperanza”, dijo, sonriendo antes de entrar a la proyección.

Por su parte, el actor Oscar Isaac, visiblemente entusiasmado, destacó el enfoque del director: “Guillermo ve la belleza en lo que otros llaman oscuridad. Trabajar con él es entrar en un sueño lúcido”. Asimismo, Jacob Elordi confesó sentirse “honrado de interpretar una criatura tan trágica y tan humana a la vez”.

Agencias

La criatura de un sueño

El proyecto de “Frankenstein” ha sido uno de los más personales y postergados de Del Toro. Durante años intentó llevarlo a la pantalla, enfrentando problemas de producción y derechos. “He querido hacer esta película desde que era niño”, contó en una entrevista reciente. 

“Shelley escribió una historia sobre la creación, el abandono y la redención. Eso me toca profundamente, porque el cine también es una forma de crear vida”.

El resultado, según la crítica internacional, es una película visualmente impactante, con el sello artesanal del director y una profundidad emocional que trasciende el género.

Mientras el público mexicano se prepara para su estreno en plataformas, Del Toro vuelve a recordarnos por qué su cine es un refugio para los soñadores. En un mundo que a menudo teme lo distinto, su “Frankenstein” nos invita a mirar al monstruo de frente y reconocer, en sus ojos, un reflejo de nosotros mismos.

Porque en el universo de Guillermo del Toro -hecho de criaturas, sombras y humanidad- los monstruos no asustan: conmueven. Y anoche, bajo el cielo de la Ciudad de México, uno de ellos volvió a cobrar vida.

El monstruo que somos

“Frankenstein”, basada en la legendaria novela de Mary Shelley, es una relectura visualmente deslumbrante y emocionalmente profunda del clásico de 1818. Lejos de limitarse al terror, Del Toro explora el alma de sus personajes: el creador que desafía a Dios y la criatura que busca amor en un mundo que lo teme.

Con su inconfundible mezcla de fantasía, melancolía y horror estético, el mexicano dota al relato de una nueva sensibilidad. “El monstruo no es el otro, somos nosotros”, ha dicho en entrevistas previas al evento de ayer; sin duda una frase que parece resumir la esencia de su cine y de esta película.

El filme debutó el 30 de agosto en el Festival Internacional de Cine de Venecia, donde recibió elogios por su dirección, diseño visual y la interpretación de Elordi

Una historia de padre e hijo

Durante la presentación, Del Toro, Oscar Isaac y Jacob Elordi se mostraron felices, con esa complicidad que se nota cuando el trabajo se convierte en otra forma de familia.

Había ternura, respeto y ese cariño que parece tejido en la forma en la que el cineasta mexicano dirige: no construyendo elencos, sino comunidades, familias.

“Esa es la única manera en que sé trabajar”, señaló Del Toro con su tono cálido, mitad filosofía y mitad confesión. “Porque las películas duran unos meses, pero las personas con las que las haces, si tienes suerte, duran toda la vida”.

Esta versión de “Frankenstein” no es, en palabras del director, una historia de terror al uso.

“Es una historia sobre ser padre y ser hijo”, explicó. “De joven habría hecho esta película como hijo; ahora la hice como padre”.

A lo anterior, el tapatío agregó: “A cierta edad te miras al espejo y ves a tu padre. Te das cuenta de que, aunque prometiste ser distinto, llevas su sombra. Y ahí está la historia: la de un hombre que crea vida intentando escapar de sí mismo, solo para encontrarse de frente con su reflejo”.

Para el cineasta, “Frankenstein” es también un espejo de la humanidad. Habla del miedo a la soledad, la necesidad de aceptación y la búsqueda de una conexión espiritual en tiempos donde lo político y lo superficial parecen ocupar todo.
“Hoy creemos que el origen del mal es político, pero en realidad es espiritual”, sumó con firmeza.

“Vivimos en un mundo que ha desplazado lo espiritual hacia la información, la actitud, la pose. Lo que necesitamos es recuperar una dimensión ética, espiritual. Si uno es un ser humano consciente, previene los horrores antes de que ocurran”, aseguró.

CT

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