Guachimontones, mil historias por contar
La cineasta Mayte Aguilar nos ofrece un documental para reflexionar sobre esta zona arqueológica
Aunque de Guachimontones mucho se conoce de su legado arqueológico, para Mayte Aguilar existen cientos de pasajes e historias aún por descubrir más allá de las estructuras circulares que tanto han caracterizado al sitio ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco.
¿Quiénes viven ahí? ¿A qué se dedican? ¿Cuál es la riqueza ambiental de Guachimontones? ¿Qué flora y fauna subsiste pese a la contaminación generada por la Zona Metropolitana de Guadalajara? Las respuestas están en “Guachimontones. Los límites del hombre y la naturaleza”, documental dirigido por Mayte Aguilar y producido por la bióloga ElizaGrzybowska, en el que se muestran facetas poco conocidas sobre este sitio arqueológico.
El documental, impulsado por la beca del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA) con 50 mil pesos (más 40 mil obtenidos de patrocinadores e iniciativa privada), permitió a Mayte Aguilar y Eliza Grzybowska, adentrarse a Guachimontones desarrollar un trabajo audiovisual que ofrece al espectador un itinerario social y ambiental sobre este mítico lugar que da albergue a un mamífero poco común en Jalisco: la nutria y que diariamente convive con pobladores pescadores y agricultores que se resisten a romper su vínculo ancestral con el lugar.
“Comenzó como un audiovisual sobre la riqueza natural y cultural del lugar. Eliza hizo su tesis de biología en sobre anfibios y reptiles en Teuchitlán y Guachimontones, y al estar las dos en el sitio pensamos que podríamos hacer algo con su conocimiento y mi inquietud”, explica Mayte Aguilar al reconocer que en un inicio la idea era documentar el pasado del sitio arqueológico.
Tras comenzar la gestión del proyecto en 2015 y filmarlo en 2016, el documental está por finalizar su circuito de exhibiciones en muestras cinematográficas como Cinema Planeta, teniendo ahora a la Muestra de Cine Socioambiental del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) como última parada antes de concretar la posibilidad de que plataformas como UNAM lo compren para una difusión más pública.