Cultura

Víctima o salvador ¿cuál es nuestro papel en la vida?

A través de su nuevo libro “¡Sálvese quien quiera!”, Alejandro Lorente, brinda un recorrido por los diferentes tipos, etapas y contextos en los que se forma esa figura emblemática de “el salvador”

Más allá de la vocación o propósitos que se tienen en la vida, para el terapeuta español Alejandro Lorente existe un rol persistente: ya sea de salvador, esa persona que siempre busca rescatar y a ayudar a los demás, o la víctima, quien esquiva casi siempre las responsabilidades de mantenerse por sí mismo, principalmente, en el plano emocional.

A través de su nuevo libro “¡Sálvese quien quiera!”, Alejandro Lorente ùcalificado desde 2003 como ‘heilpraktiker’ (título de especialistas en medicina natural con potestades médicas y psicoterapéuticas, por el estado alemán)-, brinda un recorrido por los diferentes tipos, etapas y contextos en los que se forma esa figura emblemática de “el salvador”, personalidad que impacta de manera negativa cuando existe obsesión por ser quien siempre rescate a los demás, incluso, pese a la voluntad del otro, ya sea en el trabajo, la pareja, el hogar y la convivencia diaria con el otro.

“Escribo sobre la diferencia entre ser una buena persona, ser solidaria, que no es egoísta, que se preocupa por los demás, que tiene un sentido social, que no solo busca su propio beneficio, eso es algo positivo, pero ‘el salvador’ tiene el gran impedimento de que el fracaso ya está pronosticado, es un personaje que no pide nada a cambio, pero después te saca la cuenta (hay reproche)”.

En “¡Sálvese quien quiera!” -distribuido por Editorial EDAF- el especialista explora las distintas caras de las personas salvadoras y aquellas sobreprotectoras, y en cómo esto desde los núcleos familiares y la infancia determina mucho de los aspectos de la personalidad, en seguir patrones obsesivos de los padres o tutores, el victimizarse a la primera provocación, el crear deudas emocionales hacia quienes apoyamos y sobre todo idealizar un reconocimiento en cada paso que damos.

“Algún día llega esa factura con chantaje emocional, con malas caras, con reproches. El salvador brinda la ayuda que no le piden, no acepta la que le brindan, y luego echa en cara la ayuda que no le han dado”.

Alejandro Lorente hace hincapié en cómo la infancia y el desarrollo que se tiene para apreciar a los demás y encarar las circunstancias, influye en los papeles que podemos experimentar en la vida, lo que entendemos de los demás y las expectativas que se desean cumplir. “Lo más importante es la infancia, sobre todo los padres y madres, o con la ausencia de ellos. Yo, para no ser abandonado o sufrir el abandono doy demasiado. En las mujeres es claro con el machismo, hay situaciones en las que se cree que hay esa responsabilidad desde pequeña de estar al pendiente de los hermanos, de la familia, de cargar todo eso como si fuera la madre, de alguna manera, si no es una rebelde, al final no podrá estar con hombres sanos, hace un esfuerzo descomunal por salvar, para que sea digna”.

El especialista también charla sobre los otros extremos de la victimización y de cómo se llega a ser un parásito emocional, además considera que la actual interacción con las redes sociales y el exceso consumo o proyección personal de ‘vidas perfectas’ han ayudado a alimentar los roles ‘salvadores’, y narcisistas.

“Las redes sociales a nivel psicológico potencian la sociedad narcisista en la que vivimos, todos tenemos ahora mismo una cúpula narcisista amplia, porque entonces no puedes salir adelante, parece que tienes que presentarte constantemente. El salvador tiene una parte muy narcisista, porque en el momento que te salvo mi ego sube, creo que soy una persona muy especial, doy validez a mi vida en la medida en la que estoy por encima tuyo”.

JL

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