Cultura

Moho: 30 años de la editorial que busca trastornar a los lectores

Celebran tres décadas cultivando literatura crítica, urbana y alternativa, destacando voces singulares y un enfoque artístico y contracultural

Desde hace tres décadas, la editorial MOHO -fundada en 1995 por el escritor Guillermo Fadanelli y la creadora de videodanza Yolanda M. Guadarrama- ha construido un catálogo de 45 títulos que se distingue por su personalidad única: alejada de las estructuras académicas y cercana a una literatura urbana, crítica, realista, paródica, irónica y decididamente alternativa. Nacido como un gesto de ruptura, este proyecto celebró sus 30 años de existencia con una fiesta tan irreverente como su historia: “30 años decepcionándolos”.

El festejo tuvo lugar recientemente en la terraza de la Pulquería Insurgentes. Durante el evento, Fadanelli presentó su más reciente obra, “R”, acompañado por Rafael Pérez Gay, Karina Sosa y Adrián Román, con música en vivo a cargo de Vida Norteña y el DJ AvantGORDO.

Fiel a su espíritu editorial, MOHO privilegia la voz sobre la historia. “A mí me importa más que un autor tenga una voz legítima, singular, excepcional”, afirma Fadanelli. “Privilegiamos más la voz que la historia. Además de la idea del desorden y la incorrección, una incorrección que intenta conmoverte o llevarte hacia la duda, hacia la reflexión o hacia el rechazo total, pero que intenta no dejarte indemne, no dejarte complacido”.

De la política al arte

Los orígenes de MOHO se remontan a 1988, cuando Guillermo y Yolanda, entonces estudiantes de Ingeniería en la UNAM, se alejaron del movimiento estudiantil universitario para emprender un camino artístico. Así nació la Revista Moho, una propuesta contracultural centrada en la ironía, el realismo y la miscelánea urbana. Seis años después, la revista evolucionó hasta convertirse en editorial.

El primer libro publicado fue “Terlenka”, de Fadanelli, en 1995, luego de que ningún otro sello quisiera editarlo. Hoy ese título está agotado, aunque su nombre persiste como columna semanal en un diario de circulación nacional. Tres décadas después, el autor lanza “R”, su más reciente libro de relatos y el número 45 en el catálogo de MOHO.

“Fue un rompimiento con una estructura y un dogma político, y una elección de un camino por el arte y la literatura”, dice Fadanelli al recordar ese giro vital. Yolanda M. Guadarrama lo complementa: “MOHO nació tendiendo hacia las vanguardias dadaístas, futuristas, hacia una ruptura por medio del arte y no de la política”.

Editorial sin dogmas

La independencia de MOHO es tanto editorial como ideológica. Guadarrama destaca que el sello “se ha mantenido fuera de la academia y apostando por el realismo”. Han logrado reunir una comunidad de lectores afines a su visión alternativa: “outsiders” que evolucionan -o involucionan- hacia una nueva forma de mirar el mundo.

“No queremos ser militantes ni un ejército que persigue una idea dogmática”, insiste Fadanelli. En MOHO se impone la voz personal del autor, el entorno urbano, la anécdota biográfica y la narración en primera persona. “La rebeldía no es contra un político o un partido, sino contra una idea del orden o de la justicia que no nos conforma”.

Arte gráfico como parte esencial

Desde sus inicios, MOHO ha establecido un vínculo estrecho entre texto y arte visual. La colaboración con artistas gráficos y pintores ha sido constante y esencial. Figuras como Daniel Lezama, Doctor Lakra, Daniel Guzmán, Miguel Calderón, Jesús Benítez, Gibrán Turón y Gabriela Fraga, entre otros, han colaborado de forma solidaria, sin cobrar por su trabajo.

“La relación entre texto y gráfica se ha impuesto. Hemos sido afortunados porque estos artistas se convierten en cómplices de la editorial, no en simples ilustradores o adornos”, afirma Fadanelli.

El diseño también ha sido una apuesta constante. Guadarrama, responsable directa del aspecto visual de cada título, trabaja siempre en diálogo con Fadanelli y con el diseñador René Velázquez, además de la correctora Norma Fadanelli.

Cada libro representa una propuesta estética distinta. “No es una sola fórmula llevada a todos los libros, sino encontrar siempre un nuevo parámetro, una nueva manera de hacer diseño”, concluye Yolanda.

Rebeldía estética y cultural

El autor de novelas como “Lodo”, “Fango” y “Malacara” sostiene que MOHO se inspira en figuras como Cioran, Gabriel Zaid y los situacionistas. “Nos parecía que íbamos a ser una especie de francotiradores desde el margen, desde lo que llamaría cultura subterránea”.

Yolanda lo define con claridad: “MOHO es un lanzarse de cabeza todos los días. Alguien que quisiera hacer de esto una empresa no publicaría tales autores”. Aun así, asegura que han logrado sostenerse sin pérdidas económicas. “Ganamos satisfacción, ganamos actividad. Si no prestigio, sí un deseo de estar en la edición, en esa ‘pureza de rebeldía’”.

Para Fadanelli, esta travesía no ha sido un tiempo perdido. Recuerda un consejo de Juan José Gurrola: “En México tenemos que comenzar todos los días”. A sus 30 años, MOHO sigue apostando por la imaginación y por cuestionar toda autoridad. “El futuro no lo tiene la juventud como un valor absoluto; nosotros hemos sido viejos desde jóvenes y seguimos siendo jóvenes en la vejez. Nos sigue quien quiere pensar distinto, sin importar la edad”.

Con 30 años de literatura desde el margen, MOHO celebra no haber cedido nunca al orden, ni al mercado, ni a las modas. Y en su disidencia editorial, reside su verdadera vigencia.

Con información de El Universal 

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