Los apantles
Estos canales llevan el agua por la superficie en el estado de Morelos para regar los campos de cultivo
Hoy en día el agua limpia para beber, para meter las manos, salpicarla y refrescarnos el rostro o darnos un buen chapuzón en la época más cálida y seca del año, es un recurso que no abunda. En todo momento y lugar los humanos hemos buscado la manera de proveernos de este líquido trayéndolo desde sus depósitos naturales hasta la proximidad de nuestros pueblos o ciudades. En el estado de Morelos existe una manera muy peculiar de proveer el agua principalmente en el contexto rural, a través de unos canales que corren por la superficie denominados apantles. A continuación, presentamos un breve relato para conocerlos un poco más, cabe mencionar que esta información proviene del trabajo antropológico-etnográfico que estamos realizando dentro del Programa Nacional de Etnografía (PRONE) del INAH.
La palabra apantle de origen náhuatl significa acequia o canal de agua: “atl” es agua, “pantli” es fila o hilera, expresando la idea de una continuidad lineal de agua. Este sistema de distribución tiene una larga historia e importancia en la región y sigue vigente pese a ciertas dificultades que veremos posteriormente. Por ejemplo, en el municipio de Temixco sus habitantes han ideado la manera de aprovechar el agua del río Apatlaco desviándola hacia los apantles, estableciendo un sistema hídrico social organizado procurando una eficiente distribución, de tal forma que el líquido fluye por estos canales durante todo el año. Eso sí, es necesario administrarla alternando las horas que le corresponden a cada ejidatario mediante un sistema de compuertas, mismas que diariamente son supervisadas por una persona denominada canalero, quien las abre y cierra. Algo muy importante, la idea de este sistema es que el agua no se detenga ni se acapare, sino que atraviese las parcelas, cumpla su función alimentando los cultivos para después reincorporarse al río, y que “siga trabajando”, como ellos dicen, en sembradíos ubicados en tierras más “abajo”.
Podríamos pensar que estas dinámicas sociales están lejos de incidir en el occidente del país, pero no es así. Durante muchos años los arrozales del estado de Morelos producían una inmensa cantidad de arroz de alta calidad abasteciendo nuestras mesas. Y qué decir de las flores de corte, en especial las rosas que en fechas especiales como el 10 de mayo o el 14 de febrero conforman hermosos arreglos florales. Si los has recibido o regalado, es muy probable que algunas de esas rosas procedan de aquellos campos regados por los apantles.
Llega el momento de hacer una reflexión, ya que la otrora abundancia de este líquido está llegando a su límite. El desmedido crecimiento urbano está forzando la desaparición de las parcelas para favorecer desarrollos inmobiliarios. La basura generada en especial los plásticos de un solo uso, la contaminación del agua por falta de tratamiento de las aguas residuales y el acaparamiento del agua son otros factores que ponen en riesgo la permanencia de este sistema de riego que en algún momento se pensó para que todos tuvieran acceso al agua que saciar la sed, nos refresca, hace crecer los cultivos y nos vivifica cuando el calor parece no ceder.
Para saber
Esta entidad está compuesta por aspectos de índole multicultural que durante su proceso evolutivo ha forjado de manera distintiva su identidad. Sus habitantes como parte esencial de sus componentes producen la herencia cultural material e inmaterial, representada por su entorno natural, arquitectura, urbanismo y tradiciones, los cuales, se encuentran sujetos a un proceso constante de adaptación a los tiempos modernos.