Tecnología
Primer doodle del año
Tal vez por que el principio de año siempre resulta un punto de referencia obligado, resulta también adecuado a la reflexión
GUADALAJARA, JALISCO (01/ENE/2013).- La fiesta ha concluido, las letras que ayer convivían alegramente con los personajes de doodles anteriores, hoy realizan la limpieza del lugar, el terrible lobo de Caperucita Roja duerme apacible y el pensador de Rodin sigue haciendo lo suyo frente a la misma computadora que en su pantalla sigue mostrando lo mismo que mostraba ayer.
La nave Enterprise cede su lugar a un paisaje de amanecer, la cortina del zipper ha cambiado de color por un azul más propio de la iluminación natural, el árbol que ayer luchaba contra la noche, hoy resplandece verde y fuerte durante el día.
Tal vez por que el principio de año siempre resulta un punto de referencia obligado, resulta también adecuado a la reflexión. Al igual que las letras de Google, realizar la limpieza de lo que el año anterior nos dejó, poner en orden nuestras vidas y pensamientos, quitar de nuestro suelo aquello que nos estorbe, levantar de nuestra mesa las sobras para prepararla a platillos nuevos que podrán no ser festivos, pero siempre podrán ser alegres.
Al igual que el pensador, permanecer en nuestra labor, realizar actividades de provecho. Al igual que los accesorios del doodle, permanecer con lo que es bueno, no hacer caso a los terribles lobos que al final de cuentas no tendrán nunca la energía que puede desarrollar el pensador incansable y se rendirán tarde o temprano.
Un año que empieza, un doodle para la reflexión, y 365 días que podemos llenar de prosperidad y dicha, haciendo al lobo a un lado.
REDACCIÓN INFORMADOR / ADRIÁN CASTAÑEDA FONSECA
La nave Enterprise cede su lugar a un paisaje de amanecer, la cortina del zipper ha cambiado de color por un azul más propio de la iluminación natural, el árbol que ayer luchaba contra la noche, hoy resplandece verde y fuerte durante el día.
Tal vez por que el principio de año siempre resulta un punto de referencia obligado, resulta también adecuado a la reflexión. Al igual que las letras de Google, realizar la limpieza de lo que el año anterior nos dejó, poner en orden nuestras vidas y pensamientos, quitar de nuestro suelo aquello que nos estorbe, levantar de nuestra mesa las sobras para prepararla a platillos nuevos que podrán no ser festivos, pero siempre podrán ser alegres.
Al igual que el pensador, permanecer en nuestra labor, realizar actividades de provecho. Al igual que los accesorios del doodle, permanecer con lo que es bueno, no hacer caso a los terribles lobos que al final de cuentas no tendrán nunca la energía que puede desarrollar el pensador incansable y se rendirán tarde o temprano.
Un año que empieza, un doodle para la reflexión, y 365 días que podemos llenar de prosperidad y dicha, haciendo al lobo a un lado.
REDACCIÓN INFORMADOR / ADRIÁN CASTAÑEDA FONSECA