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Un rincón menos para la comida exótica en China

El mercado de Donghuamen, famoso por sus brochetas de insectos, cerró esta semana

GUADALAJARA, JALISCO (26/JUN/2016).- La brocheta favorita de Guo es la de escorpiones. Sus dientes quiebran el crujiente abdomen y las diminutas patitas embadurnadas en grasa de puesto callejero. Quizá es la última que tomará en Beijing.

El popular “mercado de los bichos” de Donghuamen, situado en el centro de la capital china, cerró el pasado viernes después de treinta años en activo, luego de las quejas por las condiciones higiénicas y el ruido que genera por las noches.

“No sabía que va a cerrar, es una pena. Esto representa parte de la cultura de Beijing”, se lamenta Guo, que desconoce que hay otros lugares en la capital donde pueda comer sus brochetas de escorpiones.

Para llegar a Donghuamen, los turistas y ciudadanos de esa urbe toman el metro hasta la parada de Wangfujing, donde empieza una avenida con el mismo nombre, llena de tiendas de lujo, a pocos metros de la gigantesca plaza de Tiananmen y la Ciudad Prohibida.

Bajo un gran puerta decorada con motivos chinos, una callejón atestado de gente emite humos cargados de fritanga y de otros olores imposibles de identificar.

Los puestos se llenan de pinchos de cordero “tofu maloliente”, mollejas especiadas, pato embadurnado en melaza y enormes cefalópodos fritos, aunque los productos estrella son las brochetas de insectos o animales raros, ensartados y crudos, que luego pasarán por la plancha o la freidora, según el paladar de la clientela.

Saltamontes amarillentos, tarántulas peludas, diminutas culebras o larvas de caparazón crujiente pero tierno interior verdoso se exhiben ensartados.

“Es la primera vez que pruebo saltamontes. Me gusta”, explica Dai, un joven de la provincia de Fujian (sur-este de China) que llegó a Donghuamen con un par de amigos, Zhang y Liu, con los que intercambia su brocheta de saltamontes por otra de caballito de mar y una de escorpiones.

Asqueroso, pero...


“Debemos pensar si es necesario tener mercados de comida callejera en el Centro de la ciudad. Se podrían trasladar a las afueras”, propone Shao, un joven al que poco afectará el cierre: “No he probado los bichos. Tengo miedo a estas cosas, en especial al escorpión, y también a los saltamontes.” Fan Guojia, una joven turista de Shanghái -a la que le dan asco los pinchos de gusanos- considera que cerrar el mercado puede afectar negativamente al turismo de la zona, y cree que se podrían hacer algunas modificaciones sanitarias.

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