Suplementos
Un paseo por Chiapas
El Estado sureño ofrece a los visitantes actividades culturales, comerciales y de ecoturismo
GUADALAJARA, JALISCO (03/AGO/2014).- La historia de estas vacaciones comienza en San Cristóbal, Chiapas, cuando el reloj marca las 05:00 horas. Y es que como toda jornada que pinte para ser larga, comienza de madrugada. Estaba terminando de ordenar mis cosas en el cuarto del hostal Dakota’s, cuando escuché a un automóvil estacionarse en la calle. Era la camioneta que esperaba, así que salí para avisar que saldría en unos minutos. Empaque a toda velocidad lo que me faltaba y partí a la aventura. Era mi transporte a un Paraíso terrenal.
Durante todo el camino a Palenque platiqué con Miguel, el chofer de la camioneta, de varios temas para hacer más ligero el trayecto en los sinuosos y a veces accidentados caminos de la ciudad. Después de recoger a más personas, salimos todos de San Cristóbal a las 06:00 horas a nuestros destinos del día: Las Cascadas de Agua Azul, Misol Há y por último, Palenque.
Llegamos a las 08:40 horas a Ocosingo para desayunar. Es una de las cabeceras mas grandes de ese Estado, y también una ciudad alegre y colorida. Partimos de allí, y después de un rato de camino —que me pareció una eternidad—, llegamos a la Cascada de Agua Azul.
Para entrar a la zona pasamos por tres casetas “de cobro”, montadas por las cooperativas de la zona, y que cobran según la cantidad de personas en cada vehículo que quiere llegar al atractivo turístico. ¡Y todavía tuvimos que caminar un trecho! pero valió la pena. Ante mis ojos aparecieron las cascadas que conforman a Agua Azul, con su inmensa belleza en color turquesa. Una visión que parecía sacada de un cuento, pero era real. Muy real.
Para los turistas, los lugareños disponen de un pequeño paseo por otras cascadas, bajo la guía de gente que vive en esta comunidad, por un precio que va de los 70 a los 100 pesos. Nuestro guía fue Christian, un niño de 10 años, muy tímido pero amable, que nos pidió subir a su pequeña barca para trasladarnos sobre las aguas de los afluentes de la cascada: Otulún, Shumuljá y Tulijá.
Misol Há, siguiente parada
Luego de pasear por varias cascadas, volvimos con Miguel a la camioneta, para tomar camino rumbo a Misol Há. Debo decir que algo que no me gustó del viaje fue el estado de los caminos, estrechos y no en un muy buena condiciones, y a eso se agregaba un calor infernal.
Pero todo quedó en un segundo plano cuando en el horizonte se comenzó a apreciar Misol Há, una cascada cuya caída de agua es de más de 30 metros, con una vegetación abundante y caminos que parecerían no haber sido pisados jamás por el ser humano.
Caminamos en sus alrededores, en un paseo corto, pues al menos en esta ocasión, no hay más que ver además de la cascada. Tras una pequeña pausa, nos preparamos para la última parada. Quizás una de las más esperadas de mi viaje: Palenque, un lugar lleno de magia e historia, donde la línea que divide a las leyendas de la realidad es sumamente delgada.
En tierras mayas
Palenque es distinto a todo. La vegetación es diferente a la de las cascadas, la humedad es más pesada y hay señales que indican desde la distancia que una ya se encuentra en las cercanías. En mi caso, fue por una cabeza de piedra maya que recibía a los visitantes. Las vialidades en la zona están en crecimiento, cada vez hay más facilidades, y queda patente que las autoridades quieren que esta zona turística crezca.
En la carretera que nos llevaría a la zona arqueológica nos encontramos increíbles árboles de tabachines, ceibas y hervores. Todos de madera robusta y aspecto monumental. Mi energía, y la energía de todos los viajeros se sentía llena de emoción, por vivir la ciudad que tanto habíamos leído.
Al llegar al sitio nosotros estábamos ansiosos por bajar de la camioneta, pero más ansiosos estaban los vendedores en Palenque que nos recibieron. Desde adultos hasta niños. Y con ellos, desde mercancías hasta guías. En este punto es importante que usted no se vaya con la primera oferta. Hay quienes cobran muy caro, y si se van a repartir los gastos en un grupo de turistas, es mejor llegar a un consenso.
En nuestro caso, fue un niño quien por una cantidad razonable aceptó ser nuestro guía en el recorrido por Palenque. Nos juntamos tres del grupo entre ellos un Brasileño, que regresaba a su país por tierra, y en cuya travesía Chiapas era su última para en México.
Y allí estaba Palenque. Las palabras no podrían explicar lo que sentí al conocer el lugar. Era estar en otro mundo. Era sumergirse en la unión entre la vegetación y la arquitectura Maya. La perfecta convivencia de una sociedad que logró imponerse a la vegetación con una tecnología que sigue maravillando. Caminar bajo el día caluroso y húmedo fue lo de menos. Tenia que hacerlo. Nuestro niño guía nos habló sobre el rey Pakal, quien gobernó en la época dorada de Palenque (615-638). Al pie de las pirámides que se encuentran en la zona encuentras vendedores de recuerdos. Estos van desde imanes, lienzos grabados y llaveros hasta figuras en réplica.
La zona arqueológica de Palenque está abierta de lunes a domingo de 08:00 a 16:30 horas. Para disfrutarla hay que llegar temprano, porque muchas veces una sola jornada no basta. Yo me quedé en Palenque un par de días más, repitiendo el ritual de ir en camioneta (mi hotel estaba en una zona cerca de la central de autobuses de Palenque).
La experiencia vale la pena. La Cascada de Agua Azul, Misol Há y Palenque son, en su conjunto, un mundo diferente, único e irrepetible. Muy distinto al que estamos acostumbrados a ver y vivir en Guadalajara. Y es que ya lo dijo Miguel, el chofer: “Chiapas no comparte su belleza con nadie”.
EL DATO
Disfrutar de Palenque caminando
Lo primero que se goza de Palenque es su comida. Hay carritos de tacos de cochinita, un manjar en la ciudad, con un sazón muy propio de la zona. Tampoco puede faltar el pozol, bebida ancestral muy fresca.
El primer cuadro de la ciudad se encuentra en constante crecimiento y remodelación, aunque siempre hay tiendas de ropa y restaurantes para pasar el rato si la zona a la que se desea ir se encuentra en obras.
v Para quien busque cultura, el Museo de Sitio de Palenque cuenta con 234 piezas procedentes de la zona arqueológica, incluyendo una impresionante réplica a tamaño real de la tumba del Rey Pakal.
Dónde llegar
Pequeña selva
Hotel Xibalbá, se encuentra entre una pequeña parte de selva, que esta dentro de Palenque, estratégicamente ubicado, pues está cerca de Centro y de la central de autobuces.
Durante todo el camino a Palenque platiqué con Miguel, el chofer de la camioneta, de varios temas para hacer más ligero el trayecto en los sinuosos y a veces accidentados caminos de la ciudad. Después de recoger a más personas, salimos todos de San Cristóbal a las 06:00 horas a nuestros destinos del día: Las Cascadas de Agua Azul, Misol Há y por último, Palenque.
Llegamos a las 08:40 horas a Ocosingo para desayunar. Es una de las cabeceras mas grandes de ese Estado, y también una ciudad alegre y colorida. Partimos de allí, y después de un rato de camino —que me pareció una eternidad—, llegamos a la Cascada de Agua Azul.
Para entrar a la zona pasamos por tres casetas “de cobro”, montadas por las cooperativas de la zona, y que cobran según la cantidad de personas en cada vehículo que quiere llegar al atractivo turístico. ¡Y todavía tuvimos que caminar un trecho! pero valió la pena. Ante mis ojos aparecieron las cascadas que conforman a Agua Azul, con su inmensa belleza en color turquesa. Una visión que parecía sacada de un cuento, pero era real. Muy real.
Para los turistas, los lugareños disponen de un pequeño paseo por otras cascadas, bajo la guía de gente que vive en esta comunidad, por un precio que va de los 70 a los 100 pesos. Nuestro guía fue Christian, un niño de 10 años, muy tímido pero amable, que nos pidió subir a su pequeña barca para trasladarnos sobre las aguas de los afluentes de la cascada: Otulún, Shumuljá y Tulijá.
Misol Há, siguiente parada
Luego de pasear por varias cascadas, volvimos con Miguel a la camioneta, para tomar camino rumbo a Misol Há. Debo decir que algo que no me gustó del viaje fue el estado de los caminos, estrechos y no en un muy buena condiciones, y a eso se agregaba un calor infernal.
Pero todo quedó en un segundo plano cuando en el horizonte se comenzó a apreciar Misol Há, una cascada cuya caída de agua es de más de 30 metros, con una vegetación abundante y caminos que parecerían no haber sido pisados jamás por el ser humano.
Caminamos en sus alrededores, en un paseo corto, pues al menos en esta ocasión, no hay más que ver además de la cascada. Tras una pequeña pausa, nos preparamos para la última parada. Quizás una de las más esperadas de mi viaje: Palenque, un lugar lleno de magia e historia, donde la línea que divide a las leyendas de la realidad es sumamente delgada.
En tierras mayas
Palenque es distinto a todo. La vegetación es diferente a la de las cascadas, la humedad es más pesada y hay señales que indican desde la distancia que una ya se encuentra en las cercanías. En mi caso, fue por una cabeza de piedra maya que recibía a los visitantes. Las vialidades en la zona están en crecimiento, cada vez hay más facilidades, y queda patente que las autoridades quieren que esta zona turística crezca.
En la carretera que nos llevaría a la zona arqueológica nos encontramos increíbles árboles de tabachines, ceibas y hervores. Todos de madera robusta y aspecto monumental. Mi energía, y la energía de todos los viajeros se sentía llena de emoción, por vivir la ciudad que tanto habíamos leído.
Al llegar al sitio nosotros estábamos ansiosos por bajar de la camioneta, pero más ansiosos estaban los vendedores en Palenque que nos recibieron. Desde adultos hasta niños. Y con ellos, desde mercancías hasta guías. En este punto es importante que usted no se vaya con la primera oferta. Hay quienes cobran muy caro, y si se van a repartir los gastos en un grupo de turistas, es mejor llegar a un consenso.
En nuestro caso, fue un niño quien por una cantidad razonable aceptó ser nuestro guía en el recorrido por Palenque. Nos juntamos tres del grupo entre ellos un Brasileño, que regresaba a su país por tierra, y en cuya travesía Chiapas era su última para en México.
Y allí estaba Palenque. Las palabras no podrían explicar lo que sentí al conocer el lugar. Era estar en otro mundo. Era sumergirse en la unión entre la vegetación y la arquitectura Maya. La perfecta convivencia de una sociedad que logró imponerse a la vegetación con una tecnología que sigue maravillando. Caminar bajo el día caluroso y húmedo fue lo de menos. Tenia que hacerlo. Nuestro niño guía nos habló sobre el rey Pakal, quien gobernó en la época dorada de Palenque (615-638). Al pie de las pirámides que se encuentran en la zona encuentras vendedores de recuerdos. Estos van desde imanes, lienzos grabados y llaveros hasta figuras en réplica.
La zona arqueológica de Palenque está abierta de lunes a domingo de 08:00 a 16:30 horas. Para disfrutarla hay que llegar temprano, porque muchas veces una sola jornada no basta. Yo me quedé en Palenque un par de días más, repitiendo el ritual de ir en camioneta (mi hotel estaba en una zona cerca de la central de autobuses de Palenque).
La experiencia vale la pena. La Cascada de Agua Azul, Misol Há y Palenque son, en su conjunto, un mundo diferente, único e irrepetible. Muy distinto al que estamos acostumbrados a ver y vivir en Guadalajara. Y es que ya lo dijo Miguel, el chofer: “Chiapas no comparte su belleza con nadie”.
EL DATO
Disfrutar de Palenque caminando
Lo primero que se goza de Palenque es su comida. Hay carritos de tacos de cochinita, un manjar en la ciudad, con un sazón muy propio de la zona. Tampoco puede faltar el pozol, bebida ancestral muy fresca.
El primer cuadro de la ciudad se encuentra en constante crecimiento y remodelación, aunque siempre hay tiendas de ropa y restaurantes para pasar el rato si la zona a la que se desea ir se encuentra en obras.
v Para quien busque cultura, el Museo de Sitio de Palenque cuenta con 234 piezas procedentes de la zona arqueológica, incluyendo una impresionante réplica a tamaño real de la tumba del Rey Pakal.
Dónde llegar
Pequeña selva
Hotel Xibalbá, se encuentra entre una pequeña parte de selva, que esta dentro de Palenque, estratégicamente ubicado, pues está cerca de Centro y de la central de autobuces.