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Un año con San Pablo: ¿Quieres nacer de nuevo?
El Evangelio nos presenta una página fascinante desde todo punto de vista: “nacer de nuevo”, o bien “empezar a vivir como si la vida fuera del todo nueva”
El Evangelio nos presenta una página fascinante desde todo punto de vista: “nacer de nuevo”, o bien “empezar a vivir como si la vida fuera del todo nueva”.
No es utopía. Cada día se nos da la oportunidad de empezar a vivir estrenando la novedad que Dios nos presenta, pero sucede que a veces nosotros nos apegamos a nuestros esquemas prehechos y no queremos soltar la página del día anterior.
No obstante, el Señor Jesús nos habla de la posibilidad de un nuevo nacimiento espiritual, que ciertamente es mucho más profundo y comprometedor. Ser una persona nueva, limpia de todo aquello que anteriormente hubiera empañado nuestro ser, es un privilegio grande, hermoso, que el Señor nos regala gratuitamente, si creemos en Él y nos decidimos a seguirle con sinceridad de corazón.
Ahora bien, leamos la Carta a los Efesios para darnos cuenta cómo san Pablo interpretaba este tema y cómo lo explicaba en su momento a los cristianos de de su tiempo.
La vida nueva en Cristo se manifiesta “renunciando al hombre viejo”, o sea a la conducta anterior, renovándose espiritualmente y revistiéndose del hombre nuevo creado a imagen de Dios, para llevar una vida verdaderamente digna y santa”.
Y explica con claridad en el capítulo 4,17:
“No vivan ya como viven los paganos: vacíos de pensamiento, con la mente oscurecida, alejados de la vida de Dios… son los que han perdido el juicio, se han entregado al vicio y a todo género de impureza y de codicia.
“No es esto lo que ustedes han aprendido de Cristo.
“Por lo tanto, destierren la mentira, que todos digan la verdad.
“No se dejen llevar por la ira. Si se enojan, que su enojo no dure más allá de la puesta del sol. No den ninguna oportunidad al diablo.
“El que robaba, ya no robe, sino que procure trabajar honradamente para que pueda ayudar al necesitado”.
Si hasta parece que san Pablo nos dice a cada uno:
“Que no salgan de tu boca palabras groseras, que lo que dices sea intachable en ti y provechoso para quienes te escuchan.
“No causes tristeza al Espíritu Santo que vive en ti; Él ha sido puesto en tu corazón como sello impreso para distinguirte en el día de la liberación”.
Y añade con meridiana claridad:
“Que entre ustedes desaparezca toda agresividad y rencor, ira, indignación injurias y toda clase de maldad.
“Sean más bien compasivos y perdónense mutuamente, como Dios los ha perdonado por medio de Cristo”.
Con un programa así, cualquiera puede renovar su vida y su corazón. Y no está fuera de lugar, no es más que lo que debemos hacer para ser personas educadas, honestas y de buena calidad como queremos que todos nos consideren; porque ciertamente a nadie le gusta que le digan ladrón, mentiroso, depravado o vulgar, pero sí queremos que nos consideren personas excelentes, agradables, gente valiosa.
Y eso, hermanos, lo logramos fácil viviendo cada día en la vida nueva que el Señor Jesús nos propone, nos ofrece y nos da, si estamos dispuestos a aceptarla y a vivirla sin reducciones.
María Belén Sánchez fsp
No es utopía. Cada día se nos da la oportunidad de empezar a vivir estrenando la novedad que Dios nos presenta, pero sucede que a veces nosotros nos apegamos a nuestros esquemas prehechos y no queremos soltar la página del día anterior.
No obstante, el Señor Jesús nos habla de la posibilidad de un nuevo nacimiento espiritual, que ciertamente es mucho más profundo y comprometedor. Ser una persona nueva, limpia de todo aquello que anteriormente hubiera empañado nuestro ser, es un privilegio grande, hermoso, que el Señor nos regala gratuitamente, si creemos en Él y nos decidimos a seguirle con sinceridad de corazón.
Ahora bien, leamos la Carta a los Efesios para darnos cuenta cómo san Pablo interpretaba este tema y cómo lo explicaba en su momento a los cristianos de de su tiempo.
La vida nueva en Cristo se manifiesta “renunciando al hombre viejo”, o sea a la conducta anterior, renovándose espiritualmente y revistiéndose del hombre nuevo creado a imagen de Dios, para llevar una vida verdaderamente digna y santa”.
Y explica con claridad en el capítulo 4,17:
“No vivan ya como viven los paganos: vacíos de pensamiento, con la mente oscurecida, alejados de la vida de Dios… son los que han perdido el juicio, se han entregado al vicio y a todo género de impureza y de codicia.
“No es esto lo que ustedes han aprendido de Cristo.
“Por lo tanto, destierren la mentira, que todos digan la verdad.
“No se dejen llevar por la ira. Si se enojan, que su enojo no dure más allá de la puesta del sol. No den ninguna oportunidad al diablo.
“El que robaba, ya no robe, sino que procure trabajar honradamente para que pueda ayudar al necesitado”.
Si hasta parece que san Pablo nos dice a cada uno:
“Que no salgan de tu boca palabras groseras, que lo que dices sea intachable en ti y provechoso para quienes te escuchan.
“No causes tristeza al Espíritu Santo que vive en ti; Él ha sido puesto en tu corazón como sello impreso para distinguirte en el día de la liberación”.
Y añade con meridiana claridad:
“Que entre ustedes desaparezca toda agresividad y rencor, ira, indignación injurias y toda clase de maldad.
“Sean más bien compasivos y perdónense mutuamente, como Dios los ha perdonado por medio de Cristo”.
Con un programa así, cualquiera puede renovar su vida y su corazón. Y no está fuera de lugar, no es más que lo que debemos hacer para ser personas educadas, honestas y de buena calidad como queremos que todos nos consideren; porque ciertamente a nadie le gusta que le digan ladrón, mentiroso, depravado o vulgar, pero sí queremos que nos consideren personas excelentes, agradables, gente valiosa.
Y eso, hermanos, lo logramos fácil viviendo cada día en la vida nueva que el Señor Jesús nos propone, nos ofrece y nos da, si estamos dispuestos a aceptarla y a vivirla sin reducciones.
María Belén Sánchez fsp