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Signo, representación y símbolo
En todas las épocas, pero en ésta más que en ninguna, el ser humano se ha interesado mucho en las imágenes
Primera parte:
GUADALAJARA, JALISCO.- En el pasado, el hombre hacía uso de ellas con fines mágicos más que estéticos y obviamente como forma comunicante. Pero a través del tiempo, la valoración e interpretación de las mismas, se ha hecho compleja, lo que ha llevado a los especialistas de arte, filósofos y psicólogos del siglo XX, a sumergirse en el mundo de la investigación y análisis iconográfico.
Según el tratadista de arte René Huyghe, los tiempos modernos surgidos del Renacimiento, fueron los de “La civilización del libro”, mientras que el siglo XX es nombrado como el de”La civilización de la imagen”.
Los choques sensoriales controlan y dominan a casi todas las culturas. Si nos detenemos a reflexionar, podemos constatar el prurito auditivo y óptico que obsesiona a nuestros contemporáneos. Observar con detenimiento es en estos tiempos, un lujo que pocos se pueden dar. Un automovilista o peatón que circulan de prisa, obedecen a los semáforos y señales de manera automática y solo perciben la impresión borrosa de carteles y aparadores.
Las imágenes actuales, ayudadas de su “inmediatez”, nos violentan y asedian consiguiendo a la vez, el desplazamiento de horas de lectura. Nos intentan dirigir, pero no para invitar a la reflexión, sino para atiborrar de publicidad barata; nos hacen pasivos y fomentan el automatismo. Estas imágenes se basan en la identidad, la rapidez y la repetición y de esta forma logran atrapar nuestra atención por medio de una dictadura mental.
Sin embargo, hay quien piensa, que también la mirada hambrienta del hombre contemporáneo, lo ha hecho voltear con avidez hacia el mundo del arte, que en otros tiempos estaba reservado sólo para unos cuantos. Desde aquí, la imagen en el arte funciona como contraveneno y conduce a la libertad.
Según R.Arnheim: Las imágenes pueden servir como representaciones, como símbolos o como signos. Una imagen puede ser útil al mismo tiempo a más de una función. Como ejemplo, pensemos en un triangulo que puede representar una montaña o ser un símbolo de jerarquía o señalar peligro. (La convención internacional en 1926 sobre señales de tráfico, decidió que la forma geométrica que advierte peligro, debía tener forma triangular, quizá porque la agudeza de sus ángulos se asemeja más al peligro que un círculo).
Las imágenes son representaciones en la medida que retratan cosas situadas a un nivel de abstracción “más bajo” que ellas mismas; así, un niño puede expresar el carácter de la figura humana o de un árbol, mediante elementos sumamente abstractos como óvalos o rectas.
Una representación es un enunciado sobre las cualidades visuales de “algo” y éste puede ser completador o provocador. En este caso, el que observa la imagen es llevado a tomar decisiones propias sobre la naturaleza de lo que ve (un ejemplo claro, serían las manchas de tinta del test de Rorscharch donde las interpretaciones serán subjetivas según la persona que las observe).
Hay también imágenes que no pretenden ser realistas, sino que fueron elaboradas como representaciones sígnico-simbólicas: logotipos, emblemas, diagramas, mapas, etcétera, que funcionan sin mayores cuestionamientos del espectador.
Nos comunicamos por medio de signos y sig-nificaciones pero, a diferencia de los animales, los humanos tenemos la capacidad de asociar un objeto cualquiera a vivencias diversas. Una bandera puede representar a un país pero también se puede utilizar para sugerir, evocar y representar valores que asociamos con esa nación: su cultura, su música, su flora, su fauna, sus artistas, etcétera. Aquí es cuando la bandera pasaría de ser un mero signo a ser un símbolo mucho más rico en contenidos.
Como símbolos, las imágenes muy “realistas” tienen la ventaja de dar “carne y sangre” a los esqueletos de las ideas, pues transmiten la sensación de la presencia viva y deseable de los objetos; sin embargo, cuanto más semejante a la realidad es una pieza escultórica o pictórica, más difícil le será al artista expresarse simbólicamente, puesto que las interpretaciones están ligadas a las distintas proyecciones de los espectadores; como ejemplo, pondríamos la imagen de una locomotora que señala su presencia en la carretera; en este caso, un conductor de una nueva generación, pudiera ver la presencia de un Museo de Historia de máquinas de tren, en lugar de un aviso de tránsito de maquinaria pesada.
En el otro extremo se encontrarían las formas altamente estilizadas o puramente geométricas cuya ventaja es la de singularizar las propiedades particulares con precisión: una simple flecha indica con mayor eficacia el acto de señalar, que una mano victoriana dibujada con todo realismo. Su desventaja en todo caso, sería que estos conceptos altamente abstractos, son de muy amplia extensión y pueden referirse a muchas cosas: El dibujo de dos círculos que se superponen puede ser la imagen de un objeto físico como unos lentes, o ser el plano de un circo de dos pistas, o el símbolo de un buen matrimonio, o la hermandad de dos naciones.
Las imágenes visuales tienen virtudes y debilidades; la identificación sólo puede obtenerse mediante lo que los empresarios llaman fuerte penetración. Es decir, el insistente refuerzo de la relación entre el significante y el referente: la Santa Cruz, la Estrella de David, la hoja de arce de Canadá, el Sol naciente del Japón, la Cruz Roja.
La pintura y la escultura tienen por objeto la evocación, la provocación imaginativa, la invitación a develar secretos y se diferencian del diseño que más bien sirve para distinguir e identificar. (Aunque debemos aclarar, que un diseño sobrio y neutral, puede desatar pasiones violentas o religiosas a través de los significados que se asocien con él; pensemos en la hoz y el martillo, o en la paloma de la paz).
Resumiendo: podemos decir que los signos, las representaciones y los símbolos; están íntimamente ligados al hombre necesitado de expresarse y comunicarse con sus congéneres.
Los hombres todos sin distinción de razas, que siempre intentarán dejar una huella de su paso por la tierra
Destacado: Las imágenes visuales tienen virtudes y debilidades; la identificación sólo puede obtenerse mediante lo que los empresarios llaman fuerte penetración. Es decir, el insistente refuerzo de la relación entre el significante y el referente: la Santa Cruz, la Estrella de David, la hoja de arce de Canadá, el Sol naciente del Japón, la Cruz Roja
por: toni Guerra
GUADALAJARA, JALISCO.- En el pasado, el hombre hacía uso de ellas con fines mágicos más que estéticos y obviamente como forma comunicante. Pero a través del tiempo, la valoración e interpretación de las mismas, se ha hecho compleja, lo que ha llevado a los especialistas de arte, filósofos y psicólogos del siglo XX, a sumergirse en el mundo de la investigación y análisis iconográfico.
Según el tratadista de arte René Huyghe, los tiempos modernos surgidos del Renacimiento, fueron los de “La civilización del libro”, mientras que el siglo XX es nombrado como el de”La civilización de la imagen”.
Los choques sensoriales controlan y dominan a casi todas las culturas. Si nos detenemos a reflexionar, podemos constatar el prurito auditivo y óptico que obsesiona a nuestros contemporáneos. Observar con detenimiento es en estos tiempos, un lujo que pocos se pueden dar. Un automovilista o peatón que circulan de prisa, obedecen a los semáforos y señales de manera automática y solo perciben la impresión borrosa de carteles y aparadores.
Las imágenes actuales, ayudadas de su “inmediatez”, nos violentan y asedian consiguiendo a la vez, el desplazamiento de horas de lectura. Nos intentan dirigir, pero no para invitar a la reflexión, sino para atiborrar de publicidad barata; nos hacen pasivos y fomentan el automatismo. Estas imágenes se basan en la identidad, la rapidez y la repetición y de esta forma logran atrapar nuestra atención por medio de una dictadura mental.
Sin embargo, hay quien piensa, que también la mirada hambrienta del hombre contemporáneo, lo ha hecho voltear con avidez hacia el mundo del arte, que en otros tiempos estaba reservado sólo para unos cuantos. Desde aquí, la imagen en el arte funciona como contraveneno y conduce a la libertad.
Según R.Arnheim: Las imágenes pueden servir como representaciones, como símbolos o como signos. Una imagen puede ser útil al mismo tiempo a más de una función. Como ejemplo, pensemos en un triangulo que puede representar una montaña o ser un símbolo de jerarquía o señalar peligro. (La convención internacional en 1926 sobre señales de tráfico, decidió que la forma geométrica que advierte peligro, debía tener forma triangular, quizá porque la agudeza de sus ángulos se asemeja más al peligro que un círculo).
Las imágenes son representaciones en la medida que retratan cosas situadas a un nivel de abstracción “más bajo” que ellas mismas; así, un niño puede expresar el carácter de la figura humana o de un árbol, mediante elementos sumamente abstractos como óvalos o rectas.
Una representación es un enunciado sobre las cualidades visuales de “algo” y éste puede ser completador o provocador. En este caso, el que observa la imagen es llevado a tomar decisiones propias sobre la naturaleza de lo que ve (un ejemplo claro, serían las manchas de tinta del test de Rorscharch donde las interpretaciones serán subjetivas según la persona que las observe).
Hay también imágenes que no pretenden ser realistas, sino que fueron elaboradas como representaciones sígnico-simbólicas: logotipos, emblemas, diagramas, mapas, etcétera, que funcionan sin mayores cuestionamientos del espectador.
Nos comunicamos por medio de signos y sig-nificaciones pero, a diferencia de los animales, los humanos tenemos la capacidad de asociar un objeto cualquiera a vivencias diversas. Una bandera puede representar a un país pero también se puede utilizar para sugerir, evocar y representar valores que asociamos con esa nación: su cultura, su música, su flora, su fauna, sus artistas, etcétera. Aquí es cuando la bandera pasaría de ser un mero signo a ser un símbolo mucho más rico en contenidos.
Como símbolos, las imágenes muy “realistas” tienen la ventaja de dar “carne y sangre” a los esqueletos de las ideas, pues transmiten la sensación de la presencia viva y deseable de los objetos; sin embargo, cuanto más semejante a la realidad es una pieza escultórica o pictórica, más difícil le será al artista expresarse simbólicamente, puesto que las interpretaciones están ligadas a las distintas proyecciones de los espectadores; como ejemplo, pondríamos la imagen de una locomotora que señala su presencia en la carretera; en este caso, un conductor de una nueva generación, pudiera ver la presencia de un Museo de Historia de máquinas de tren, en lugar de un aviso de tránsito de maquinaria pesada.
En el otro extremo se encontrarían las formas altamente estilizadas o puramente geométricas cuya ventaja es la de singularizar las propiedades particulares con precisión: una simple flecha indica con mayor eficacia el acto de señalar, que una mano victoriana dibujada con todo realismo. Su desventaja en todo caso, sería que estos conceptos altamente abstractos, son de muy amplia extensión y pueden referirse a muchas cosas: El dibujo de dos círculos que se superponen puede ser la imagen de un objeto físico como unos lentes, o ser el plano de un circo de dos pistas, o el símbolo de un buen matrimonio, o la hermandad de dos naciones.
Las imágenes visuales tienen virtudes y debilidades; la identificación sólo puede obtenerse mediante lo que los empresarios llaman fuerte penetración. Es decir, el insistente refuerzo de la relación entre el significante y el referente: la Santa Cruz, la Estrella de David, la hoja de arce de Canadá, el Sol naciente del Japón, la Cruz Roja.
La pintura y la escultura tienen por objeto la evocación, la provocación imaginativa, la invitación a develar secretos y se diferencian del diseño que más bien sirve para distinguir e identificar. (Aunque debemos aclarar, que un diseño sobrio y neutral, puede desatar pasiones violentas o religiosas a través de los significados que se asocien con él; pensemos en la hoz y el martillo, o en la paloma de la paz).
Resumiendo: podemos decir que los signos, las representaciones y los símbolos; están íntimamente ligados al hombre necesitado de expresarse y comunicarse con sus congéneres.
Los hombres todos sin distinción de razas, que siempre intentarán dejar una huella de su paso por la tierra
Destacado: Las imágenes visuales tienen virtudes y debilidades; la identificación sólo puede obtenerse mediante lo que los empresarios llaman fuerte penetración. Es decir, el insistente refuerzo de la relación entre el significante y el referente: la Santa Cruz, la Estrella de David, la hoja de arce de Canadá, el Sol naciente del Japón, la Cruz Roja
por: toni Guerra