Suplementos
Río Grande
El crecimiento logrado por la fábrica textil atrajo el interés de personas foráneas para laborar en ella
GUADALAJARA, JALISCO (28/OCT/2012).- Francisco Martínez Negrete Alva, por cepa, conocía los telares, vivió las dos empresas textiles de su padre: Atemajac y La Experiencia, pensó y acarició un gran proyecto industrial y por ende vanguardista. Decidió que el sitio ideal sería en la hacienda Jesús María, por la caída de agua y por su cercanía a la estación El Castillo. Le compró algunas hectáreas a su hermana María Dolores, para fundar una insólita fábrica textil, que se levantó a la vera del Río grande de Santiago, y por ello la bautizó: Compañía Industrial Manufacturera de Guadalajara, S.A. de Río Grande. Para financiar el colosal proyecto vendió La Experiencia y consiguió un préstamo en el Banco de Jalisco, del cual era socio fundador, también era accionista de la Compañía de Tranvías de Guadalajara; la obra comenzó en 1896, la dirigió el ingeniero Jorge Robles Gil. Para 1899, las lanzaderas empezaron a tejer y tejer
Jorge Durand citó: “Los planos y estilo arquitectónico seguían el modelo impuesto en Inglaterra para centros industriales y comerciales. La colonia de Río Grande estaba compuesta por dos grandes conjuntos de edificios: la Fábrica y el poblado. El centro fabril seguía el modelo arquitectónico yorquino de grandes muros de ladrillo cara limpia, un pórtico imponente de cerca de 20 metros de alto por donde se ingresaba a una plaza interna frente a la cual aparecían dos grandes pabellones correspondientes a los departamentos de hilados y tejidos. Al centro se elevaba una torrecilla con reloj público de cuatro carátulas. Además había edificios menores donde estaban los departamentos de mecánica, carpintería, almacenes donde se recibían las pacas de algodón y donde se guardaban los rollos de telas terminados, oficinas administrativas, laboratorio para elaborar y controlar los tintes de los estampados, una pequeña central hidroeléctrica propia que aprovechaba la caída de agua y de donde salían los malacates que trasmitían la fuerza motriz”. “…el pueblo obrero, donde llegaron a vivir los casi mil obreros provenientes de las textileras de Querétaro y Tlalpan, en casitas de dos, tres y cuatro cuartos que formaban grandes hileras de cuadras. A un costado de la plaza estaba La Esperanza o tienda grande, un dispensario médico, una cantina, los baños públicos y los lavaderos. Un poco más lejos se encontraban la capilla, el teatro y, fuera de los muros, un enorme campo deportivo, que convirtió a casi todos los salteños en futbolistas. Río Grande se convirtió en la empresa textil más importante de Jalisco en cuanto volumen de producción y a número de operarios”.
De la escuela, seguí mi andar y a pocos pasos fui maravillado por un enorme arco, conformado por doble arco, de medio punto y con dovelas dentadas, sobre columnas dóricas, remata en triangulo. El arco enmarca la hermosa fachada principal de la fábrica, digna de admirarse, es de dos pisos y con vanos arqueados, la puerta principal con arco escarzano y de dos hojas con postigo, arriba de la cornisa una gran ventana en arco de medio punto, la clave expresa un medallón, por lado hay una media columna y enseguida dos columnas, que soportan un fantástico arco escarzano, donde surgen almenas y una bella torre de planta cuadrada, y en sus cuatro caras presume de un señorial reloj parisino, de caratula redonda, los remates de la torre fueron triangulares, haciendo la perspectiva de los techos, es la obra más inglesa de Jalisco. Había unas cabezas de león y de bronce, que desaguaban a una fuente de cantera, donde posaba un soldado romano de mármol.
Rubén Navarro Vargas nos comenta: “La factoría tenía una planta hidroeléctrica, totalmente nueva y traída de Alemania. Quedo ubicada al fondo y en el centro de los amplios departamentos de tejido e hilatura, los cuales en el centro tenían grandes ruedas acanaladas, que por medio de cables de manila, ponían en movimiento toda la maquinaria. Esta planta tenía una caída de agua de 20 metros de altura. Para esto se tuvo que construir un canal alimentador, el cual pasaba por atrás del casco de la hacienda de Jesús María y a un lado de la planta hidroeléctrica de la Compañía de Luz y Fuerza Motriz de Guadalajara, S. A.
Jorge Durand citó: “Los planos y estilo arquitectónico seguían el modelo impuesto en Inglaterra para centros industriales y comerciales. La colonia de Río Grande estaba compuesta por dos grandes conjuntos de edificios: la Fábrica y el poblado. El centro fabril seguía el modelo arquitectónico yorquino de grandes muros de ladrillo cara limpia, un pórtico imponente de cerca de 20 metros de alto por donde se ingresaba a una plaza interna frente a la cual aparecían dos grandes pabellones correspondientes a los departamentos de hilados y tejidos. Al centro se elevaba una torrecilla con reloj público de cuatro carátulas. Además había edificios menores donde estaban los departamentos de mecánica, carpintería, almacenes donde se recibían las pacas de algodón y donde se guardaban los rollos de telas terminados, oficinas administrativas, laboratorio para elaborar y controlar los tintes de los estampados, una pequeña central hidroeléctrica propia que aprovechaba la caída de agua y de donde salían los malacates que trasmitían la fuerza motriz”. “…el pueblo obrero, donde llegaron a vivir los casi mil obreros provenientes de las textileras de Querétaro y Tlalpan, en casitas de dos, tres y cuatro cuartos que formaban grandes hileras de cuadras. A un costado de la plaza estaba La Esperanza o tienda grande, un dispensario médico, una cantina, los baños públicos y los lavaderos. Un poco más lejos se encontraban la capilla, el teatro y, fuera de los muros, un enorme campo deportivo, que convirtió a casi todos los salteños en futbolistas. Río Grande se convirtió en la empresa textil más importante de Jalisco en cuanto volumen de producción y a número de operarios”.
De la escuela, seguí mi andar y a pocos pasos fui maravillado por un enorme arco, conformado por doble arco, de medio punto y con dovelas dentadas, sobre columnas dóricas, remata en triangulo. El arco enmarca la hermosa fachada principal de la fábrica, digna de admirarse, es de dos pisos y con vanos arqueados, la puerta principal con arco escarzano y de dos hojas con postigo, arriba de la cornisa una gran ventana en arco de medio punto, la clave expresa un medallón, por lado hay una media columna y enseguida dos columnas, que soportan un fantástico arco escarzano, donde surgen almenas y una bella torre de planta cuadrada, y en sus cuatro caras presume de un señorial reloj parisino, de caratula redonda, los remates de la torre fueron triangulares, haciendo la perspectiva de los techos, es la obra más inglesa de Jalisco. Había unas cabezas de león y de bronce, que desaguaban a una fuente de cantera, donde posaba un soldado romano de mármol.
Rubén Navarro Vargas nos comenta: “La factoría tenía una planta hidroeléctrica, totalmente nueva y traída de Alemania. Quedo ubicada al fondo y en el centro de los amplios departamentos de tejido e hilatura, los cuales en el centro tenían grandes ruedas acanaladas, que por medio de cables de manila, ponían en movimiento toda la maquinaria. Esta planta tenía una caída de agua de 20 metros de altura. Para esto se tuvo que construir un canal alimentador, el cual pasaba por atrás del casco de la hacienda de Jesús María y a un lado de la planta hidroeléctrica de la Compañía de Luz y Fuerza Motriz de Guadalajara, S. A.