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Renault Safrane

Relajado, cómodo, amplio. Vivir con un Safrane es una receta para la tranquilidad.

Para muchos, la marca Renault es un símbolo de auto confortable. Sin embargo, esto ha cambiado desde la llegada del sedán Safrane a nuestro país. Porque además de ese confort, hay espacio, algo que no era precisamente una característica de la marca francesa. El problema es que luego de convivir con un auto como éste durante 90 días, va a ser difícil aceptar hacerlo con menos.

El Safrane no es, definitivamente, como otros Renault. Y menos como los que recientemente tuvimos en nuestro país. La diferencia más perceptible es, por supuesto, el tamaño. Pocos esperan un Renault con las dimensiones de este sedán. Luego, no está hecho en Francia. Ni siquiera en Europa. Como el Koleos, el Safrane está producido en Corea, lo que nos lleva a más detalles distintos de los demás Renault. El diseño del auto, a pesar del intento por ponerle “bigotes franceses”, se percibe tan parisino como un plato de arroz con pulpo crudo. Pero, el lado positivo de su origen se refleja con el paso del tiempo y por esto esta prueba nos fue tan útil.

Antes de llegar a este punto, hay que hablar del interior del Safrane. Buen nivel de equipamiento, incluso superior al que ofrece la mayoría, es una de las características de Renault en México. Sin embargo, nunca hubo un auto tan bien equipado por un precio tan bajo, comparado a los rivales del segmento, que quede claro.

El Safrane cuenta con asientos forrados de piel; quemacocos; cristales, seguros y espejos eléctricos; un buen estéreo con entrada auxiliar; aire acondicionado y una caja de cambios automática, con modo secuencial, que permite algo de diversión en el manejo del auto. Y, más que nada, está esa amplitud magnífica, que nos hace sentirnos como reyes en cualquier asiento. Incluso tres pasajeros atrás viajarán a gusto (claro que no tanto como si viajan solo dos). Poniéndonos exigentes (bueno, así somos, ni hablar), sería genial que los asientos, al menos el del conductor, tuvieran ajustes eléctricos.

La primera ventaja de un Renault coreano es precisamente lo que describimos arriba. Por 285 mil pesos, no es sencillo encontrar un auto que proporcione todo el espacio y equipo que nos confiere el Safrane. Poner en nuestras calles un auto europeo, con el euro costando cerca de 20 pesos, no es nada barato. Hay más ventajas, empero.

Otra virtud de tener un auto asiático, es que están mejor adaptados a caminos como los nuestros. Es que otro de los problemas de tener en México autos europeos, es que estos son diseñados para rodar por calles punto menos que perfectas. Al llegar aquí, con nuestros baches, topes, vados y demás imperfecciones, su durabilidad queda comprometida. Primero sufre la suspensión. Luego los frenos y las cajas, obligados a trabajar mucho más, muestran señales de cansancio que implican en frecuentes visitas al taller, con el correspondiente gasto, obviamente. Esto no ocurre con el Safrane. Al menos no pasó durante nuestros tres meses de prueba, cuando no tuvimos que visitar a ningún distribuidor Renault.

Ser confiable es un detalle más que nos hace sentirnos cómodos con el Safrane. Porque también está su manejo. Es cierto, tiene un motor V6, que puede impresionar a más de uno en el papel, pero cuando lo manejamos, lo que tenemos en nuestras manos es un auto con un buen desempeño, pero sin movimientos bruscos. Las aceleraciones rápidas no son lo suyo. Como tampoco es perseguir a una motocicleta en un camino sinuoso. El Safrane es un coche para que, saliendo de la oficina, encontremos de inmediato aquel estado de tranquilidad mental que esperamos tener cuando llegamos a la casa, luego de una semana de trabajo duro.

Esto fue lo que sentimos mientras lo condujimos. Comodidad, confort. Una cabina con muy buena insonorización, que nos ayudó a aislarnos de los molestos ruidos que pueden tener las calles. Una cajuela capaz de llevar el equipaje de todos. Mientras el mundo alrededor puede ser sofocante, la estancia en el Safrane es un bálsamo. Estar al volante de uno de ellos, escuchando a las Suites de Cello, de Bach, por ejemplo, nos deja en un mundo mejor. Es como un spa en el final de la tarde, con la ventaja de que se disfruta a diario.

EL INFORMADOR/ Sergio Oliveira
 
Ficha Técnica

Renault Safrane

Motor: Frontal transversal; seis cilindros en V; 2.3 litros de desplazamiento; DOHC; 24 válvulas; con inyección electrónica de combustible secuencial multipunto. Potencia: 170 cv @ 6,000 rpm / Torque: 225 newton-metro @ 4,400 rpm.

Tracción: Delantera.

Transmisión: Automática de cinco velocidades (5+R), con modo manual.

Suspensión: Delantera – Independiente, de tipo McPherson, con resortes helicoidales y barra estabilizadora. Trasera – Independiente, de tipo Multilink, con resortes helicoidales y barra estabilizadora.

Frenos: De discos sólidos en las cuatro ruedas, con sistema antibloqueo (ABS) y distribución electrónica de la fuerza de frenado (EBD).

Dirección: De piñón y cremallera, con asistencia hidráulica.

Dimensiones y capacidades:

Largo / Ancho / Alto (mm)

4,905 / 1,787 / 1,475

Distancia entre ejes: 2,775 mm

Peso: 2,125 kilogramos.

Tanque- 60 litros.

Cajuela- 479 litros.

Precio: 285,000 pesos

Resultados de la prueba realizada en el Autódromo Guadalajara:

Aceleración 0 a 100 km/h en 14.1 segundos

Frenado de 100 km/h a 0 en 39 metros

Cuarto de milla en 18.44 segundos a 127.8 km/h

Velocidad máxima observada: 160 km/h

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