Recomendado por el cerebro

GUADALAJARA, JALISCO (27/MAY/2017).- Es más limpio en forma, más frugal en consumo, tan seguro como siempre y sigue tan sensato como cuando llegó a México, hace poco más de un año. El Rio sedán 2018 se mantiene como un auto que tal vez no conquiste corazones, pero sí convence los cerebros.

El año modelo 2018 de este sedán adopta la serie de cambios que el hatchback ya nos había enseñado un par de meses atrás, además sirve como experiencia para la fábrica en Pesquería, factoría donde se ensambla a este compacto.

Las modificaciones principales son apreciables en la cara de este vehículo. Nuevos faros, ahora con proyector y una “herradura” de LED; parrilla “nariz de tigre” más delgada; parrilla inferior más generosa; fascia delantera de corte deportivo y nuevos faros de niebla, dan un toque menos atrevido que el modelo anterior, pero igual de agradable. En los costados se observan rines de aluminio de 15 pulgadas y carcasas de espejos laterales con luces direccionales, al menos en la versión EX manual, que fue la que probamos. Por último, la cajuela destaca con una puerta adornada con un discreto alerón, además de que aumenta la longitud del vehículo en 32 centímetros, hecho que permite un espacio de carga de 388 litros. Las calaveras son afiladas en los extremos y de doble tono, así como una defensa más voluptuosa —comparada con la variante saliente— terminan el aspecto externo del diseño.

El interior tiene acabados buenos, en el entendido de que compite en un segmento relativamente económico, por lo que se excluyen elementos de lujo, como el cuero. Los asientos son forrados en tela, con patrones de grecas para hacer contraste. El tablero y paneles tienen plásticos rígidos, pero de acabado mate en ambos casos y algunas inserciones en color gris, en el caso del panel principal. El resto es de bajo perfil, aunque con un nivel razonable de espacio para cuatro personas de estatura promedio.

En el equipo se tienen elementos buenos, como la pantalla táctil de siete pulgadas, con interfaz Apple CarPlay y Andorid Auto; controles al volante; seguros y cristales eléctricos; entradas USB y auxiliar, así como salida de 12V; aire acondicionado digital, y algunas amenidades más.

Una buena costumbre de Kia es dotar de buena seguridad a sus vehículos, y esta no fue la excepción. El Rio Sedán ofrece seis bolsas de aire; asistente de arranque en pendiente (HAC); control de estabilidad (ESC); cámara de reversa; frenos ABS, con discos en las cuatro ruedas; anclajes para asientos de niños; inmovilizador, etc.

Como ya es sabido, la marca dejó de lado el motor de inyección directa y 137 caballos. A cambio, este año modelo 2018 recibe un bloque de cuatro cilindros y 1.6 litros de aspiración natural, mismo que produce 121 caballos, el cual, en esta configuración (EX TM), es ligado a una caja de cambios manual de seis relaciones.

Prolijo y confiable

El manejo de este vehículo es un tanto conservador, pues no es un coche que te produzca grandes sensaciones de manejo, aunque sí tranquilidad y confort, elementos buscados por muchos en este segmento.

La intención de dejar de lado la potencia fue para mejorar el consumo de combustible. Es justo decir que se cumple, aunque no como se espera, pues el promedio de consumo en ciudad es de 10.1 km/l, por lo que nos parece  apenas razonable.

El espacio es bueno para cuatro ocupantes, uno más no iría cómodo, pese a que el túnel de escape es relativamente bajo. Lo que es verdad, es que la capacidad de carga es buena a secas.

La menor potencia es perceptible cuando se quiere rebasar y ganar velocidad en carretera, pero no es algo que comprometa el desempeño del vehículo ni se sienta tan distinta de su antecesor. La caja de cambios permite al conductor jugar con las seis marchas, además de ofrecer cambios precisos y suaves.

El conjunto sigue presentando un balance a favor del coche, que tiene áreas de oportunidad, pero en general es un producto bien logrado y de los más seguros en su segmento. ¿Es una compra inteligente? Sí, pero ojalá fuese sólo un poco más asequible.