Prueba de manejo Renault Mégane CC
Este auto satisface a quienes buscan un coche de doble personalidad, que los consienta y poder hacer de él, todo lo que quiera
Por: Mario Castillo
Para quien quiera tener la ventaja de contar con un auto de diseño deportivo, con la posibilidad de “tocar” el cielo o verlo desde un toldo panorámico de cristal, no tiene porq
Este auto se distingue por su diseño, que se separa completame
nte del resto de sus “hermanos” Mégane. Tiene el atractivo que cualquier convertible logra, haciendo un efecto mágico en las calles, en donde no paran los piropos y los halagos por un auto de su género.
La principal arma del Mégane CC, es su toldo de cristal. Es impresionante ver como la gente se queda quieta observando cada detalle del sistema eléctrico que despliega en 25 segundos su delicado sombrero. La operación de apertura y cierre se repite una y otra vez, hasta que todas las dudas quedan resueltas, sobre ¿Cómo y dónde se guarda el techo?
Cuando el toldo está desplegado, el auto luce su mejor cara. El aire se filtra con facilidad, pero basta con subir los vidrios para detener un poco el ventarrón. Además, cabe destacar que el sistema de aire acondicionado funciona bien, aún con el toldo abierto.
Por ejemplo, en esta época de lluvias, donde el frío de la mañana es intenso, queremos disfrutar esa frescura sin llegar a congelarnos, así que prendemos el aire y le ponemos 26 grados de temperatura, entonces el clima se estabiliza y nos da un trayecto envidiable para quienes nos acompañan en los otros carriles. O de plano, fue mejor cerrar el toldo, evitando que alguna persona pudiera refrescarnos más la mañana con una lluvia proveniente de los charcos.
Para activar la apertura o cierre del techo de cristal, basta con oprimir de forma sostenida, un botón ubicado en la consola central. Al activarlo, los cristales bajan y luego el toldo se pliega majestuoso, ante la mirada de todos los demás conductores.
Pero “ojo”, el toldo no se despliega ni se cierra cuando el coche está en movimiento. Además, debe verificarse que la malla de protección esté desplegada en la cajuela, por lo que si este paso se omite, jamás abrirá el techo.
Y ya que pasamos al tema de la cajuela, el Mégane CC ofrece muy poco espacio cuando el toldo está abierto (190 litros). Así que no lo recomendamos para un viaje largo, o con mucho equipaje, ya que apenas cabe un maletín, por debajo de la malla protectora. Sin embargo, cuando el toldo está en su posición, la capacidad es de las mejores.
Con 490 litros, el espacio es suficiente para cargar con un par de maletas grandes y un poco más para otros objetos.
Un detalle que no nos gustó, es que el porta-placas, ubicado en la cajuela, es demasiado tosco y “raya” completamente con el equilibrado diseño del auto. Este porta-placas parece más bien un tumba-burros, por lo que es un aspecto a quitar o mejorar.
En el habitáculo, el Mégane CC ofrece confort y hasta un cierto aire de lujo. Los asientos y los terminados del tablero, en nuestra versión de pruebas “Dynamique”, tenía un predominante color beige, con algunas incrustaciones en cromo, como las que llevaba el pomo de la transmisión y el aro central del volante.
Atrás, el espacio para los pasajeros prácticamente no existe. Con lo que comprobamos que el auto es individualista y lo grita a los cuatro vientos. En la banca trasera, apenas caben dos niños muy pequeños, porque si viaja algún adulto, éste sufrirá por el limitado movimiento de las piernas.
Además, si se viaja con el toldo cerrado, es muy complicado ingresar y salir del auto, ya que el recorrido longitudinal de los asientos delanteros no parece ser suficiente. Sin mencionar que las cabezas tocan con el techo.
Pero el coche no está hecho para transportar a todos los amigos y menos a toda la familia. Lo que sí sabe hacer, es otorgar un espacio cómodo para el conductor, que estando al mando de este convertible, puede experimentar su velocidad a placer.
El motor que porta el Mégane CC, es de cuatro cilindros, turboalimentado, de 2.0 litros de desplazamiento, con 170 caballos de potencia, que al ponerlo en marcha, podemos “explotar” las seis velocidades de su caja manual. El auto se siente potente al arranque, situación que nos llevó a experimentar un “torque-steer”, es decir, el volante hace demasiado juego y se comporta de forma nerviosa en un inicio. Pero ya embalado, el auto se nos entregó, con la potencia necesaria y justa para el momento que se lo exigíamos.
Definitivamente, el Mégane CC es uno de los mejores autos de Renault, ya que cuenta con la tecnología de encendido mediante una tarjeta y oprimiendo un botón. Así mismo, tiene un buen sonido, gracias a las cuatro bocinas y dos tweeter distribuidos en el auto, que complementan un radio reproductor de CD, con MP3.
Con esto, ¿Qué más puede pedir un soltero?, si el Mégane CC tiene todo para cumplir sus caprichos y hacer que más de una fémina lo voltee a ver.