Suplementos
Ocotlán de Morelos y sus joyas
El pintor Rodolfo Morales se ocupó, a través de sus obras, en dar a conocer este municipio y su riqueza tradicional
GUADALAJARA, JALISCO (08/JUL/2012).- Hay alguien que ha puesto en los ojos de miles de mexicanos y extranjeros a este lugar. Y esto se deja ver desde que usted empieza a llegar a Ocotlán de Morelos.
Decenas de árboles de jacarandas forman el camino que conduce hasta la entrada del pueblo, son cerca de cinco kilómetros de espectáculo; no es obra de la Naturaleza, fue Rodolfo Morales, un artista plástico de los más reconocidos en Oaxaca, quien mandó sembrar estos coloridos árboles. Fue él quien trabajó para poner en la cima a este municipio en los ámbitos turístico y cultural.
“El maestro”, como aún se le recuerda, fue una persona que se entregó completamente a su Ocotlán. Rodolfo Morales creó la fundación cultural que lleva su nombre y trabajó principalmente en el rescate de edificios coloniales. El más importante ha sido la restauración del ex Convento de Santo Domingo de Ocotlán, que data del siglo XVI, y que posee como distintivo una fachada pintada de azul. Para llegar a ella hay que cruzar un pasillo resguardado por pinos largos y finos.
El lugar se encuentra 35 kilómetros al Sur de la ciudad de Oaxaca, justo en la zona valles centrales.
El lugar es de contrastes. A su llegada, parece ser un pueblo pasivo, tranquilo, y, por supuesto, pintoresco. Sus fachadas coloridas dan un toque especial al municipio, un tinte rural, pero lleno de artesanía y trabajo indígena, una labor de mucha calidad y valor agregado.
La posición geográfica de Ocotlán de Morelos es clave para que el municipio se vuelva un centro importante para el intercambio de bienes entre las poblaciones locales; esta cabecera municipal sirve de punto de enlace entre los poblados de la Costa y el Centro del Estado.
Todos los viernes Ocotlán también es una ciudad mercado. Desde un día antes los vecinos de las comunidades aledañas comienzan a traer sus productos: frutas, legumbres, chivos, carneros y ganado vacuno. Los comerciantes de telas, zapatos, vestidos, así como los que venden casetes y aparatos eléctricos, se ubican en el mercado junto a las vendedoras de cal, los puestos de fritangas y comida típica, la artesanía tradicional y la cestería.
Las tortillas grandes de maíz blanco y negro, conocidas como tlayudas, se acomodan en pilares; el pan casero se exhibe para seducir con su tamaño y textura; los chiles secos, verdes y rojos llenan de color el ambiente, al igual que los dulces, los quesos, todos los moles, las frutas y verduras, sin faltar los chapulines frescos para ser devorados en tortilla y mucho guacamole.
El tianguis de Ocotlán tiene su fama desde la Colonia, incluso se presume como el atractivo principal del pueblo.
Bellos inmuebles
A la par del mercado y tianguis de este lugar, el ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, recinto eclesiástico ahora convertido en museo, es la principal atracción de Ocotlán de Morelos; no debes dejar de visitarlo.
El complejo fue construido en diversas etapas entre los siglos XVI y XIX. La construcción del monasterio se detuvo en varias ocasiones por falta de mano de obra, debido al descubrimiento de las minas cercanas, como Santa Catarina. La bóveda principal y la sacristía de la iglesia no se terminaron hasta el año de 1669; los pilares del claustro se iniciaron en este momento también, pero nunca se terminaron.
A principios del siglo XIX, el conjunto del convento y la iglesia se encontraban en ruinas. En 1804 se renovaron las puertas y poco a poco los frailes dominicos la hicieron funcionar hasta la exclaustración de las leyes de Reforma, cuando tuvieron que desalojarlo. Para 1885 el conjunto eclesiástico quedó nuevamente abandonado.
Actualmente la iglesia funciona y se encuentra en buen estado. Luce espléndida su fachada con elementos barrocos y neoclásicos, sobresaliendo los juegos de columnas que señalan el primer tercio de su fuste con decoración profusa y el resto de su cuerpo simplemente lleva estrías verticales. Una especie de concha en la parte superior cubre la hermosa fachada.
Este templo también aloja un museo que se abrió después de concluir las obras. Cuenta con tres salas.
Y si lo que quiere es conocer al Rodolfo Morales, hay que visitar la que fuera su casa y hoy alberga las oficinas de su fundación. El público puede recorrer sus talleres, su galería, habitaciones, cocina y jardines para acercarse a la vida y obra de este personaje.
Por otra parte, no hay que dejar de visitar el Palacio de Gobierno, un edificio que fue construido en el régimen de Porfirio Díaz; destacan los arcos con columnas de base rectangular que forman los portales. Este espacio funciona como centro de concentración social. En sus muros está pintada la historia del lugar. Desde los tiempos remotos hasta la actualidad.
Saber más
Cómo llegar
Lo ideal es viajar directo a la ciudad de Oaxaca. Una vez llegando a la capital, se toma la carretera número 175 Oaxaca-Puerto Ángel, hacia el Sur y a 35 kilómetros se encuentra la población.
Decenas de árboles de jacarandas forman el camino que conduce hasta la entrada del pueblo, son cerca de cinco kilómetros de espectáculo; no es obra de la Naturaleza, fue Rodolfo Morales, un artista plástico de los más reconocidos en Oaxaca, quien mandó sembrar estos coloridos árboles. Fue él quien trabajó para poner en la cima a este municipio en los ámbitos turístico y cultural.
“El maestro”, como aún se le recuerda, fue una persona que se entregó completamente a su Ocotlán. Rodolfo Morales creó la fundación cultural que lleva su nombre y trabajó principalmente en el rescate de edificios coloniales. El más importante ha sido la restauración del ex Convento de Santo Domingo de Ocotlán, que data del siglo XVI, y que posee como distintivo una fachada pintada de azul. Para llegar a ella hay que cruzar un pasillo resguardado por pinos largos y finos.
El lugar se encuentra 35 kilómetros al Sur de la ciudad de Oaxaca, justo en la zona valles centrales.
El lugar es de contrastes. A su llegada, parece ser un pueblo pasivo, tranquilo, y, por supuesto, pintoresco. Sus fachadas coloridas dan un toque especial al municipio, un tinte rural, pero lleno de artesanía y trabajo indígena, una labor de mucha calidad y valor agregado.
La posición geográfica de Ocotlán de Morelos es clave para que el municipio se vuelva un centro importante para el intercambio de bienes entre las poblaciones locales; esta cabecera municipal sirve de punto de enlace entre los poblados de la Costa y el Centro del Estado.
Todos los viernes Ocotlán también es una ciudad mercado. Desde un día antes los vecinos de las comunidades aledañas comienzan a traer sus productos: frutas, legumbres, chivos, carneros y ganado vacuno. Los comerciantes de telas, zapatos, vestidos, así como los que venden casetes y aparatos eléctricos, se ubican en el mercado junto a las vendedoras de cal, los puestos de fritangas y comida típica, la artesanía tradicional y la cestería.
Las tortillas grandes de maíz blanco y negro, conocidas como tlayudas, se acomodan en pilares; el pan casero se exhibe para seducir con su tamaño y textura; los chiles secos, verdes y rojos llenan de color el ambiente, al igual que los dulces, los quesos, todos los moles, las frutas y verduras, sin faltar los chapulines frescos para ser devorados en tortilla y mucho guacamole.
El tianguis de Ocotlán tiene su fama desde la Colonia, incluso se presume como el atractivo principal del pueblo.
Bellos inmuebles
A la par del mercado y tianguis de este lugar, el ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, recinto eclesiástico ahora convertido en museo, es la principal atracción de Ocotlán de Morelos; no debes dejar de visitarlo.
El complejo fue construido en diversas etapas entre los siglos XVI y XIX. La construcción del monasterio se detuvo en varias ocasiones por falta de mano de obra, debido al descubrimiento de las minas cercanas, como Santa Catarina. La bóveda principal y la sacristía de la iglesia no se terminaron hasta el año de 1669; los pilares del claustro se iniciaron en este momento también, pero nunca se terminaron.
A principios del siglo XIX, el conjunto del convento y la iglesia se encontraban en ruinas. En 1804 se renovaron las puertas y poco a poco los frailes dominicos la hicieron funcionar hasta la exclaustración de las leyes de Reforma, cuando tuvieron que desalojarlo. Para 1885 el conjunto eclesiástico quedó nuevamente abandonado.
Actualmente la iglesia funciona y se encuentra en buen estado. Luce espléndida su fachada con elementos barrocos y neoclásicos, sobresaliendo los juegos de columnas que señalan el primer tercio de su fuste con decoración profusa y el resto de su cuerpo simplemente lleva estrías verticales. Una especie de concha en la parte superior cubre la hermosa fachada.
Este templo también aloja un museo que se abrió después de concluir las obras. Cuenta con tres salas.
Y si lo que quiere es conocer al Rodolfo Morales, hay que visitar la que fuera su casa y hoy alberga las oficinas de su fundación. El público puede recorrer sus talleres, su galería, habitaciones, cocina y jardines para acercarse a la vida y obra de este personaje.
Por otra parte, no hay que dejar de visitar el Palacio de Gobierno, un edificio que fue construido en el régimen de Porfirio Díaz; destacan los arcos con columnas de base rectangular que forman los portales. Este espacio funciona como centro de concentración social. En sus muros está pintada la historia del lugar. Desde los tiempos remotos hasta la actualidad.
Saber más
Cómo llegar
Lo ideal es viajar directo a la ciudad de Oaxaca. Una vez llegando a la capital, se toma la carretera número 175 Oaxaca-Puerto Ángel, hacia el Sur y a 35 kilómetros se encuentra la población.