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Los mágicos conos de Santa Mónica

Fueron levantados para ser silos de maíz, frijol y trigo, luego se convirtieron en hotel

GUADALAJARA, JALISCO (08/MAY/2016).- Esta historia comienza en el Siglo XIX, cuando la economía de Zacatecas -como la del resto de México-, era marcadamente rural. Fue la época en la que en el campo necesitaba de forma constante del talento y la innovación de los creativos y aventureros. Años en los que requerían las mejores técnicas de sembrado y cosecha. Temporadas en las que se buscaba maximizar el uso de suelo y aprovechar las temporadas de lluvia. Y esta chispa creativa llegó incluso a la construcción de silos. ¿El mejor ejemplo? Los silos de Santa Mónica, construidos en la Hacienda de San Juan de Trancoso (a 20 kilómetros al Este de la capital zacatecana).

El paisaje rural de esa entidad, con sus lomas, cañadas, haciendas, caseríos, zonas sembradas de árboles, rocas peladas por el Sol, cerros y riachuelos, se rompía de pronto con estos curiosos silos. En su uso eran como cualquier otro, pero su forma...esa sí era peculiar, pues parecían 22 inmensos conos, que desafiando el tiempo, siguen de pie a más de 100 años de haber sido erigidos.

Edificados con cantera y caliche, se levantaron con la idea de resguardar el frijol, el maíz y trigo. Pero no era su uso, sino su curiosa forma, lo que llamaba la atención de quienes los veían. Víctor Manuel Ramos, cronista de Guadalupe, Zacatecas, relató para la página de Internet www.vamonosalbable.blogspot.com que “los Conos de Santa Mónica datan de mediados del siglo XIX y eran parte de la hacienda de San Juan de Trancoso, que fuera propiedad de Antonio García Salinas, hermano de Francisco García Salinas. Gracias a una pintura de Francisco Goytia (que vivió en uno de estos silos), los conos consiguieron fama”.

Y la fama no fue nada más a nivel local. A mediados del Siglo XX, el turismo, especialmente de Estados Unidos, “descubrió” las bondades de nuestro país, y los silos fueron transformados en un hotel. Los conos pasaron a llamarse “Posada de Indios Zacatecas Courts”, y tuvo un breve proceso de esplendor. Lo de “breve” se debe a que su diseño vanguardista no caló del todo entre los viajeros, que esperaban un recinto más tradicional, y se encontraban con un grupo de estructuras bastante curiosas, pero no del todo cómodas -pues a final de cuentas, no fueron levantadas para ser habitadas-.

En suspenso

El fracaso del proyecto hotelero condenó a los silos a una especie de “limbo”. Desde la década de los años sesenta y hasta el día de hoy, gobierno tras gobierno en Zacatecas ha prometido sacar del olvido a los conos, con diversos proyectos que van desde rehabilitarlos, darles un nuevo uso o al menos invertir en su preservación. Pero hasta ahora, esto se ha quedado en palabras.

El acceso a los silos hoy en día está prohibido, aunque se pueden apreciar a la distancia. Y allí siguen, con su curiosa forma, rompiendo con el paisaje rural de Zacatecas, resaltando entre las lomas, cañadas, haciendas, caseríos, zonas sembradas de árboles, rocas peladas por el Sol, cerros y riachuelos, tan orgullosos como silenciosos.

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