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La Sábana Santa

En 1977 se conformó un equipo científico interdisciplinario para estudiar la Síndone, denominado STURP por sus siglas en inglés

Segunda parte: ¿Cómo se formó la imagen?

     La Síndone se expuso públicamente sólo cinco veces durante el siglo XIX, y en la última de ellas, el 28 de mayo de 1898, un abogado llamado Secondo Pia le tomó las primeras fotografías. Cuando Pia obtuvo la placa negativa, lo que observó era en realidad un “positivo”, una imagen más clara y nítida que la que se observa en el original a simple vista. Ello quería decir que la imagen impresa en la Sábana es un negativo fotográfico, cuyas áreas oscuras aparecían claras en la placa y viceversa. El resultado obtenido por Pia fue una impresionante fotografía bien detallada y destacada, con asombrosos contrastes.
     Las fotografías de Pia dieron gran fama a la Síndone y la convirtieron en objeto de serios escrutinios científicos. La pregunta clave era: ¿cómo se formó la imagen?, puesto que ninguna técnica pictórica era capaz de reproducir, ni remotamente, algo semejante. En 1931, el fotógrafo Giuseppe Enrie obtuvo nuevas y mejores fotografías que, al ser analizadas exhaustivamente, mostraron que no había presencia de pigmentos. En 1969, el cardenal Pellegrino nombró una comisión de diez hombres y una mujer, entre ellos cinco científicos, para examinar la Síndone, cuyas conclusiones, que se publicaron en 1976, no aportaron nada extraordinario.
     En 1977 se conformó un equipo científico interdisciplinario para estudiar la Síndone, denominado STURP por sus siglas en inglés (Proyecto de Investigación sobre la Síndone de Turín). El más intrigante hallazgo fue que la imagen en la Sábana Santa contiene datos tridimensionales, lo cual se comprobó midiendo el grado de luminosidad de la imagen, que está matemáticamente relacionado con la distancia del cuerpo al lienzo. Esto quiere decir que la imagen alcanza el máximo grado de brillantez en las zonas donde el lienzo toca la piel (nariz, frente, cejas, etc.), mientras que es menos intensa donde cuerpo y tela no se tocan como las órbitas de los ojos y ambos lados de las mejillas. Con esta información, y la utilización de un instrumento científico diseñado para estudiar fotografías de estrellas y planetas, pudo reproducirse una imagen tridimensional del hombre envuelto en la Sábana. Este simple hecho de producir una imagen estereoscópica a partir de una fotografía bidimensional constituía una pieza de investigación crucial, al tiempo que un asombroso avance tecnológico.
     La imagen en la Síndone está constituida por una descoloración de la parte más externa de las fibras de lino del tejido, y presenta tal detalle, que fue posible contar el número de contusiones causadas por los azotes en la espalda y distinguirse los arañazos producidos. Además no se observa direccionalidad, es decir, líneas de trazos como los que deja el uso de pinceles, lo cual corrobora la ausencia de pigmentos en la tela; y, por si fuera poco, el color amarillo parduzco no pudo disolverse ni alterarse mediante el uso de reactivos químicos. Otra sorpresa fue el descubrimiento de dos objetos colocados sobre los ojos. Tras minuciosos estudios se encontró que el objeto colocado sobre el ojo derecho es una moneda, un leptón acuñado en tiempos de Poncio Pilato. En los tiempos de Jesús se tenía la costumbre de colocar monedas sobre los ojos de los cadáveres, para mantenerles los ojos cerrados. Este hecho muestra que el hombre de la imagen fue enterrado a la usanza judía de hace 21 siglos.
     Además de estos hallazgos, en el laboratorio del New England Institute se analizaron muestras tomadas de las zonas de la Sábana donde se creía había señales de sangre. Los científicos encontraron hemoglobina, la proteína de la sangre, y, por un análisis más exhaustivo, determinaron que, en efecto, las zonas de sangre del lienzo habían sido manchadas por sangre humana, lo que trae una nueva interrogante: ¿cómo es que esa sangre no se encuentra embarrada, como ocurre cuando se retira, por ejemplo un vendaje, de una herida?
     La formación de la imagen sigue siendo un misterio. Desde 1978 se han propuesto diversas hipótesis para explicarla, todas ellas sin comprobación experimental. La más aceptada es que la imagen se formó por chamuscamiento superficial, dadas las características de descoloración, oxidación y deshidratación de las fibras. Tecnológicamente todavía se espera una explicación plausible; científicamente, la física cuántica puede proporcionar pistas, aunque igualmente hipotéticas, hasta su comprobación experimental. Lo esencial aquí es que la Síndone envolvió a un hombre real, un judío del siglo I, crucificado por los romanos de un modo rigurosamente paralelo al descrito por los Evangelios en el caso de N. S. Jesucristo.

Antonio Lara Barragán Gómez OFS
Escuela de Ingeniería Industrial
Universidad Panamericana
Campus Guadalajara
“mailto:alara(arroba)up.edu.mx”
   

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