Suplementos
Hermosillo, cálida hospitalidad
Más allá del turismo de negocios, esta ciudad norteña cuenta con atractivos lugares para visitar
GUADALAJARA, JALISCO (24/MAY/2015).- Además de ser una ciudad industrial, de turismo empresarial y servicios de primera calidad, Hermosillo —capital del Estado de Sonora, en el Noroeste del país— ofrece asimismo una amplia gama de oportunidades para aquellos viajeros que persiguen entretenimiento, arte, cultura, historia, playas, hoteles de prestigio nacional e internacional, resorts, spas, museos y arquitectura moderna, así como una célebre gastronomía regional y cercanía para con algunas etnias que mantienen vivas sus costumbres y tradiciones ancestrales.
Pero eso no es todo, si bien esta urbe en pleno crecimiento presenta uno de los climas más extremosos del país —la temperatura en verano puede alcanzar los 50 grados Celsius— también brinda a sus visitantes contacto con la naturaleza desértica y coloridos atardeceres, lo mismo que blancas playas frente al cercano Mar de Cortés que permiten disfrutar de un paisaje único en México y combinan la comodidad de la infraestructura primermundista con los territorios poco explorados.
Orígenes e historia
En una región habitada por grupos seris, tepocas y pimas bajos, Hermosillo se funda en 1700, cuando se establecieron los pueblos de Nuestra Señora del Pópulo, Nuestra Señora de los Ángeles y la Santísima Trinidad del Pitic; la idea era contener el avance de los indígenas y por ello su primer nombre fue Real Presidio de San Pedro de la Conquista.
En 1725, tras repoblarse el lugar, los seris se lanzan a la guerra y tras algunas escaramuzas se firma la paz un año después; ante la posibilidad de levantamientos por parte de los indígenas se funda el Presidio de San Pedro de la Conquista del Pitic en 1741 y nueve años después las tropas se trasladan a lo que hoy es San Miguel de Horcasitas, pero un grupo de soldados permanece en el lugar para garantizar la seguridad de los vecinos.
Antes de finalizar el siglo XVIII, el lugar cambia de nombre a Villa del Pitic, la urbanización progresó y para 1827 la ciudad tenía ocho mil habitantes; en 1828, por decreto se impone el nombre de Ciudad de Hermosillo, en honor al general jalisciense José María González de Hermosillo; fundado el Estado de Sonora en 1831, se convierte en su primera capital, aunque sólo por unos meses (los poderes se trasladaron a Arizpe), pero en 1879 vuelve a ser sede de gobierno, de forma provisional, aunque la Constitución Política de 1917 confirmó de forma definitiva su carácter de capital estatal.
Disfrutar en la ciudad
En Hermosillo, el visitante puede apreciar el Centro Cultural Musas, con exposiciones de artistas sonorenses, mexicanos e internacionales; o bien el Museo de Sonora, localizado en la antigua penitenciaría, en los barrios más antiguos de la capital. A esto se suma la Casa de la Cultura, erigida en 1980, o el Museo Biblioteca de la Universidad de Sonora (Unison, fundada en 1942), que alberga al Museo Regional de Antropología e Historia, el Museo de Arqueología, el Teatro Emiliana de Zubeldía, la hemeroteca, biblioteca y galería de artes plásticas, así como la radio y televisión universitarias.
Otros destinos urbanos son el Parque Recreativo La Sauceda, donde además de juegos mecánicos, foro de conciertos y parque acuático se halla el museo interactivo para niños La Burbuja; a esto se suma el Parque Popular Infantil DIF Sonora, un lugar de recreación para toda la familia con diversos juegos infantiles y trenecito.
EL VIAJE
Un largo camino
Hermosillo se encuentra en el Centro del Estado de Sonora y a sólo 270 kilómetros de la frontera con los Estados Unidos; se puede tener acceso por vía terrestre de manera sencilla, puesto que la carretera federal —también llamada “internacional”— que lleva al Noroeste del país cruza por la ciudad y basta solamente conducirse por ella. Si se toma la vía de cuota se accede a la comodidad de cuatro carriles.
La gastronomía
Hermosillo, como capital de un Estado eminentemente ganadero, alberga los mejores restaurantes de cortes de res en el país —La Siesta o El Dorado, por ejemplo— pero, también, es el lugar donde se crearon las populares ‘Coyotas’, pan tradicional relleno de piloncillo que ahora es un tentempié nacional. Finalmente, queda para los amantes de las bebidas espirituosas, probar el célebre y popular Bacanora.
Pero eso no es todo, si bien esta urbe en pleno crecimiento presenta uno de los climas más extremosos del país —la temperatura en verano puede alcanzar los 50 grados Celsius— también brinda a sus visitantes contacto con la naturaleza desértica y coloridos atardeceres, lo mismo que blancas playas frente al cercano Mar de Cortés que permiten disfrutar de un paisaje único en México y combinan la comodidad de la infraestructura primermundista con los territorios poco explorados.
Orígenes e historia
En una región habitada por grupos seris, tepocas y pimas bajos, Hermosillo se funda en 1700, cuando se establecieron los pueblos de Nuestra Señora del Pópulo, Nuestra Señora de los Ángeles y la Santísima Trinidad del Pitic; la idea era contener el avance de los indígenas y por ello su primer nombre fue Real Presidio de San Pedro de la Conquista.
En 1725, tras repoblarse el lugar, los seris se lanzan a la guerra y tras algunas escaramuzas se firma la paz un año después; ante la posibilidad de levantamientos por parte de los indígenas se funda el Presidio de San Pedro de la Conquista del Pitic en 1741 y nueve años después las tropas se trasladan a lo que hoy es San Miguel de Horcasitas, pero un grupo de soldados permanece en el lugar para garantizar la seguridad de los vecinos.
Antes de finalizar el siglo XVIII, el lugar cambia de nombre a Villa del Pitic, la urbanización progresó y para 1827 la ciudad tenía ocho mil habitantes; en 1828, por decreto se impone el nombre de Ciudad de Hermosillo, en honor al general jalisciense José María González de Hermosillo; fundado el Estado de Sonora en 1831, se convierte en su primera capital, aunque sólo por unos meses (los poderes se trasladaron a Arizpe), pero en 1879 vuelve a ser sede de gobierno, de forma provisional, aunque la Constitución Política de 1917 confirmó de forma definitiva su carácter de capital estatal.
Disfrutar en la ciudad
En Hermosillo, el visitante puede apreciar el Centro Cultural Musas, con exposiciones de artistas sonorenses, mexicanos e internacionales; o bien el Museo de Sonora, localizado en la antigua penitenciaría, en los barrios más antiguos de la capital. A esto se suma la Casa de la Cultura, erigida en 1980, o el Museo Biblioteca de la Universidad de Sonora (Unison, fundada en 1942), que alberga al Museo Regional de Antropología e Historia, el Museo de Arqueología, el Teatro Emiliana de Zubeldía, la hemeroteca, biblioteca y galería de artes plásticas, así como la radio y televisión universitarias.
Otros destinos urbanos son el Parque Recreativo La Sauceda, donde además de juegos mecánicos, foro de conciertos y parque acuático se halla el museo interactivo para niños La Burbuja; a esto se suma el Parque Popular Infantil DIF Sonora, un lugar de recreación para toda la familia con diversos juegos infantiles y trenecito.
EL VIAJE
Un largo camino
Hermosillo se encuentra en el Centro del Estado de Sonora y a sólo 270 kilómetros de la frontera con los Estados Unidos; se puede tener acceso por vía terrestre de manera sencilla, puesto que la carretera federal —también llamada “internacional”— que lleva al Noroeste del país cruza por la ciudad y basta solamente conducirse por ella. Si se toma la vía de cuota se accede a la comodidad de cuatro carriles.
La gastronomía
Hermosillo, como capital de un Estado eminentemente ganadero, alberga los mejores restaurantes de cortes de res en el país —La Siesta o El Dorado, por ejemplo— pero, también, es el lugar donde se crearon las populares ‘Coyotas’, pan tradicional relleno de piloncillo que ahora es un tentempié nacional. Finalmente, queda para los amantes de las bebidas espirituosas, probar el célebre y popular Bacanora.