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Europa late en Viena

La capital austriaca encanta con sus paseos, la magnificencia de sus edificios y su riqueza cultural; la fiesta también se vive aquí

GUADALAJARA, JALISCO (09/DIC/2012).- En esta temporada del año, el frío puede ser un gozo para el corazón, cubierto al 100% por abrigos, suéteres, bufandas, guantes, caletines y un gorrito para armorizar el atuendo. Y es que para quienes venimos de lugares más cálidos, a ropa térmica no puede faltar al visitar una ciudad como Viena, la capital de Austria, una de las naciones más ricas en historia en la vieja Europa.

Pero la ropa no es más que un elemento para hacer de la visita un momento más agradable, lo importante –lo básico– es tener la mente abierta, la cámara (o el teléfono) lista para apretar al obturador y traer de vuelta al terruño miles de imágenes que documenten el encuentro con la llamada “Ciudad blanca”.

Y si bien es cierto que ésta, como otras ciudades europeas, se puede conocer (al menos lo básico) es un par de días, será el bolsillo de cada quien el que dicte el itinerario a seguir. Aquí, sólo unas recomendaciones para inspeccionar el lugar con mapa en mano. La ruta la trazas tú.

Comienza el recorrido

Algunos recomiendan comenzar el recorrido por el corazón de la ciudad, para ello hay que dirigirse hasta la parada de metro Stephansplatz. De ahí, la brújula marca hacia la Catedral de San Esteban, el símbolo religioso más importante de Viena.

La Stephansdom (o Stephanskirche) es el símbolo religioso más importante de Austria. La obra fue iniciada por Rodolfo IV de Austria y se levanta sobre las ruinas de dos iglesias anteriores, siendo la primera de ellas una parroquia consagrada en 1147. El edificio experimentó también varias reformas y ampliaciones a lo largo de su historia, siguiendo distintos estilos artísticos.

En el exterior del edificio se pueden observar el tejado, las dos torres campanario –la Sur y la Norte– y los pórticos de entrada al templo: el de los Cantores, el de las Torres, el del Obispo y el Gigante. La campana Pummerín es una versión reconstruida de la primitiva, que fue dañada por un incendio.

La iglesia cuenta con un patronato que se ocupa de su conservación. Más informes en www.stephansdom.at

El siguiente sitio a visitar puede ser la Ópera de Viena, uno de los edificios emblemáticos de esta ciudad que se precia de ser una de las capitales mundiales de la música clásica.

Para acudir a algún espectáculo hay que reservar entradas con mucha anticipación, así que si no lo has hecho aún (o no te interesa), bastará sólo con echar un vistazo al edificio, hay visitas guiadas (incluso en español) con las que podrás conocer a fondo la historia de este inmueble, así como algunos rincones del edificio original, pues como muchos otros edificios de la época, fue semidestruido durante la Segunda Guerra Mundial.

Otro lugar que no puedes dejar de visitar es el Palacio de Schönbrunn, el  más hermoso de los palacios imperiales austríacos (fue construido para rivalizar con el famoso Palacio de Versalles de París), además de una enorme área recreativa para vieneses y turistas. Fue residencia de verano de la dinastía de los Hamburgo desde el siglo XVIII hasta el XX, y todavía hoy es la residencia de verano del actual presidente de la República.

Este espectacular monumento declarado  bien de interés cultural está situado en las afueras de la ciudad, y rodeado por un frondoso bosque. Posee más de mil 400 habitaciones, aunque sólo 40 están abiertas al público. Más informes es www.schoenbrunn.at

La diversión está en el Prater de Viena, considerado el parque de atracciones más antiguo del mundo (1895). De aquí, lo más conocido es la famosa Noria de Viena, que con 64 metros de altura fue la más grande de Europa durante gran parte del siglo XX, pero también destacan su enorme montaña rusa y su antiguo carrusel.

El parque tiene seis millones de metros cuadrados y se extiende entre el cauce del Danubio y el propio río. Se puede recorrer caminando o en un mini ferrocarril que, junto a la noria y el carrusel, son los atracciones más antiguas y conservadas del recinto.

Quartier21, el rincón de los museos

La nueva Viena se distingue por el espacio que ha dedicado a su historia y sus tesoros, los cuales se encuentran en una misma zona, conocida como el Barrio de los Museos (Museums Quartier Wien), situado donde acaba el casco antiguo, en lo que fueron antiguamente las caballerizas imperiales, en una superficie de 60 mil metros cuadrados, con espacio para restaurantes, cafés y tiendas en edificio barrocos mezclados con arquitectura moderna.

Es éste sin duda, el mejor sitio para tomar el pulso a la vida cultural. Su plaza interior es uno de los lugares preferidos de los jóvenes vieneses para tumbarse a tomar el sol, tomar un café en sus terrazas o escuchar música electrónica los fines de semana.

Una vez aquí, visita el Museo Leopold en el edificio nuevo y blanco de caliza de conchas; el Mumok (Museo de Arte Moderno/Fundación Ludwig Wien) revestido en basalto gris oscuro; el Kunsthalle y los pabellones para festivales Hallen E y G; el Centro de Arquitectura de Viena, el Museo infantil Zoom, el Designforum, el Teatro para niños y superficies para experimentar con iniciativas culturales (www.m-q.at).

Al caer la noche

En cualquier plaza de esta ciudad puede surgir la fiesta, los bares situados alrededor del Danubio son algunos de los lugares de mayor actividad nocturna en Viena, entre ellos el Flex,  el Bar Americano y La Divina, para disfrutar de la vista con una cerveza o una copa de vino. Después, un paseo por los centros nocturnos.

Entre el frío y el calor

Lo esencial, antes de pensar en viajar a Viena, es analizar qué tanto se está dispuesto a soportar, en términos de clima, pues éste dicta también las posibilidades de conocer a profundidad la ciudad –hay que considerar que hay días en que anoche a las 17:00 horas–. De octubre a marzo el frío habita en esta región, con temperaturas inferiores a los 10°.  De mayo a septiembre el clima va de 15 a 20°, con Sol, calor y algo de lluvias.

En esta semana, termómetro marcará entre -6 y 5° centígrados.


PARA SABER

De temporada


La mejor época para visitar Viena es de junio a agosto, cuando el Sol está en todo su esplendor y la temperatura media es de 20 grados centígrados.

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