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Encuentro con un “Madonnaro” en la ciudad

Erwin Scherzer Garza hace del suelo un lienzo para trazar réplicas de grandes pintores

GUADALAJARA, JALISCO (09/JUL/2011).- Hace tres años Erwin Scherzer Garza abrió una caja de gises y desató a los demonios del arte. Estaban adentro de sí mismo, bajo una gruesa capa de dígitos, fracciones numéricas, teorías matemáticas.

Una serie de gises bastó para que despertara del sueño, llevándolo a sumergirse en una realidad soñada, la que hoy vive a diario en un viaje itinerante por las calles de ésta y otras ciudades, cargando una maleta con imágenes, un enorme estuche de tizas de colores, un par de bancos plegables y unos pequeños conos para señalar el marco de su obra de arte.

Erwin es un Madonnaro –como se llaman en Italia–; es decir, un artista callejero, o urbano, que sabe que su máxima obra de arte es la del día y que se esfumará cuando caiga la noche. El título se desprende la palabra Madonnari, surgida en el siglo XVI para referirse a pintores que trazaban en el suelo imágenes de vírgenes o mujeres de la nobleza, y aunque en la actualidad pocos son los que se circunscriben solamente a estos elementos, todavía conservan el nombre que se les dio en la antigüedad.

El arte que Erwin traza en las calles, suele ser una réplica de la obra de un artista conocido, alguno de los grandes maestros cuyo trazo ha trascendido a través de los tiempos; pero también se da la oportunidad de mostrar a los otros su propia creación.

Durante tres días, Erwin (un trotamundos que se ha hecho especialista en entrevistas) se tiende en el piso de alguna calle; se coloca en una de sus manos un guante de látex, como si fuera a hacer una cirugía, y empieza a dejar que sus brazos se muevan de un lado a otro delineando una figura que algunas horas después tomará la forma de una impresionante y atractiva obra.

El origen

“Tengo tres años dedicándome al Madonnari”, dice Erwin mientras contempla en el suelo la silueta de El columpio, de Lautrec, la obra a pintar en su segundo día en el Andador Colón, entre López Cotilla y Juárez. “Un día me fui de vacaciones de aquí de Guadalajara a Veracruz; cuando pasé por la Ciudad de México visité a uno de mis hermanos y me regaló una caja de gises, me dijo ‘tú que sabes pintar, aprovechas y pintas por allá’. Llegué a Veracruz y me puse a pintar, el primer día que estaba pintando me llegó un programa de Unicable que se llamaba Un gringo en México, y me filmó haciendo esto y créeme que desde entonces me ha ido de maravilla. Ahorita mi vida es el Madonnari, de esto vivo, la cooperación que deja la gente es lo que a mí me hace viajar a distintos lados, lo que me hace salir adelante, seguir con todos mis gastos, comprar mis materiales”.

Tras este encuentro, Erwin hizo a un lado los trabajos que lo ocupaban: impartir cursos de aceleración para el aprendizaje en una escuela de matemáticas (situada en Avenida Alcalde, pasando el Palacio Federal) y como impresor en un negocio que surtía a notarios públicos en todo el país.
Los números, las teorías y los papeles fueron guardados en el baúl de los recuerdos, para tomar nuevas herramientas y dibujar un horizonte de colores, de figuras inertes que a veces parece que toman vida e incluso guiñen el ojo a sus espectadores.

Como Erwin Scherzer Garza, hay otros artistas en México que se dedican a dotar de color el suelo de un rincón en una ciudad; que trabajan de cinco a siete horas hasta concluir una imagen y después, se sientan agotados a disfrutar de su más grande obra, con una sonrisa en el rostro que se dibuja con la mirada complacida de los transeúntes.

“Esto que hago no es muy común en México, habemos aproximadamente unas 20 personas, pero de los 20 soy el único que anda viajando por toda la República y por el extranjero; y que vive realmente de esto, debemos de haber tres o cuatro personas en el país”.

Dado que el lienzo es el piso, los maestros Madonnaros deben tramitar permiso antes las autoridades para poder hacer uso del suelo; como los vendedores ambulantes, tienen prohibido promocionar su mercancía por decisión propia. Por eso Erwin se toma su tiempo para hacer los trámites pertinentes ante las autoridades.
“Normalmente, en cada lugar en donde estoy llego al Gobierno, les muestro el catálogo de fotografías que tengo y el trabajo que he hecho en otras ciudades, y les pido me den un permiso para presentarme. Me apoyo mucho con casa de la cultura y presidencia, y quedo a sus órdenes para cualquier exhibición que necesiten”.

Por lo pronto Erwin cuenta ya con un documento que le permite presentarse la próxima semana en el mismo andador, los días 14, 15 y 16 de julio (jueves, viernes y sábado) de 10:00 a 21:00 horas.
Además, Fiestas de Octubre lo ha invitado a que exhiba su trabajo –desde la creación, por supuesto– en la Plaza Liberación, durante los días en que se lleve a cabo el certamen de cantera. Después se irá a Aguascalientes para participar en dos eventos la última semana de octubre y la primera de noviembre.

De paseo

Con su estuche de gises bajo el brazo, Erwin ha viajado a Francia, Italia, Brasil, Honduras y Argentina, entre otros países, para participar en exhibiciones y concursos de arte callejero. También se mueve de un lado a otro de México (Guanajuato, Durango, Veracruz y Monterrey) con el mismo fin.

“Los concursos son como exhibiciones, nos dan un espacio de dos por dos metros donde plasmamos lo que tenemos planeado o de acuerdo a la temática del certamen; por ejemplo, el de Guanajuato fue muralismo y revolución, en algunos otros casos toman el renacimiento como base y sobre éste se eligen pinturas famosas, y así en distintos lados, depende del lugar y fecha en que se realiza el evento”.

Por supuesto que esto permite que el artista saque de su ronco pecho su sentir, así que no siempre se enfoca en réplicas, como las que pintó la semana en el Andador Colón (Mona Lisa, de Da Vinci un día; y otro, El columpio, de Lautrec). De hecho, en su tercer día de trabajo suele echar a volar la imaginación y presentar una obra propia.

“Normalmente lo que me sale mejor es lo que estoy pintando al día, la pintura que estoy pintando en el día es a la que le echo todos los kilos, todas las ganas, es la que tiene que ser la mejor de todas las que he pintado, porque si no lo haces así, si tú dices por ejemplo ‘lo mío es la tercera dimensión’, cuando pintas cualquier otra cosa no le echas tantas ganas, porque mentalmente sabes que tu fuerte es otro. No. Mi fuerte es lo que estoy pintando”.

Además de utilizar el suelo como lienzo, Erwin (o algo así como Arvin, como se pronuncia en alemán, la lengua de su padre) encuentra en los muros un buen espacio para pintar, no necesariamente con gis.
“Trabajo con todos los materiales: gis, tanto en el piso como en hojas; óleo, hago murales, tengo un mural en la Catedral de Veracruz, cuatro frescos en la Presidencia de Jiquilpan, en el Estado de Hidalgo, he decorado algunas habitaciones en distintas ciudades donde he estado, albercas, salones de fiesta en distintos lados”.

No lo pierdas de vista

Echa un ojo a la obra de este artista la próxima semana, de jueves a sábado, en el Andador Colón, entre López Cotilla y Juárez. Si necesitas alguien que te ayude a dar color a tu casa con mural, puedes contactar a Erwin Scherzer Garza en el número 333 474 1366, o a través de Facebook (Erwin Scherzer) y el correo electrónico erwin_scherzer_garz@hotmail.com.

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